jueves, 7 de febrero de 2019

bilabial



me gusta decir gracias,
y no me gusta decir adiós, 
me despido mil veces para acostumbrarme,
a la idea de la partida,
como decía esa poesía,
"nunca te vayas sin decir te quiero"
porque no sabes cuando será el último de los adioses,
o el principio de un final.


hay palabras que saboreas en los labios,
y otras con la orilla del corazón,
así que cuando me despido por tercera vez,
es mi forma de decir te quiero,
quisiera no acabara éste momento,
pero tampoco el tiempo te quiero ya robar.

Fricativa,
Oclusiva,
Bilabial,
Bidentada,
Aspirada,
hay palabras,
sílabas y versos,
que se saborean con la boca,
otras con el esternón,
me gusta decir amor, sentirme amado.


la palabra amistad me desencanta,
no podría encasillar a nadie con tan frías letras,
porqué decir amigo,
cuando puedes decir.
te palpo con el corazón,
te extrañaré, gracias por el habla,
por la forma magnífica de coincidir.

me gusta decir tengo,
aunque me disgusta poseer,
me gusta decir tengo 
y acompañar la palabra con algunos pensamientos.

y así,
 suena mejor:
tengo pensamientos que te quiero compartir
y una vida para levitar,
quiero aprender de ti para entenderte,
y a éste mundo estrecho para amar,
con la inocente forma de odiar,
me gusta decir gracias
me gusta decir muerte y que se me aviente a esperar.

me gusta decir Nadia Vera,
 saber que te volveremos a encontrar.


tengo un cuerpo para amar,
y lengua para saborear,
un olla con café caliente,
un brillo en los ojos para discernir,
un espejo para verme en ti,
lo que sientes,
y darte confort,
un abrazo,
al darte aliento me construyes mundos,
la resistencia que es esperanza,
de la vida misma
y aguantar,
todas esa palabras tristes que conozco,
y que siempre nos pueden apresar.


me gusta lograr
y aspirar,
se conjuga lindo con mundo,
si se acompaña de un mejor.

me gusta decir entiendo cuando entiendo,
me gusta concordar,
acordar,
recrear,
amar,
parpadear.

gusto más del yo te entiendo,
que un yo discrepo,
pero nos podemos ayudar.

porque en parpadear se va la vida,
y en suspirar llega el amor.

no me gusta decir margen y dejar fuera,
no me gusta decir fracaso y ver dinero,
me gusta decir tiempo
y que los segundos ardan-pedalear.


hay palabras que me gustan,
por que saben desde el paladar




y frases 

miércoles, 30 de enero de 2019

sin documentos




Se despidió de la tierra,
porque le robaron su tierra,
 si bien es cierto que uno anhela un camino,
es para construirse un hogar,
donde llegar,
 a reposar ,
la travesía,
sin esperar que la vía,
del tren,
sea el sacrilegio a la vida.

en las casas,
cuando no llueve, gotean, 
y aún así se le puede 
robar un espacio al éste mundo
y crecer
y creer,
que todo puede  estar mejor,
y que si hay voluntad hay camino,
porque ya no reclamando a la vida,
le puedes aclararte a la vida,
emprender,
y volver. 

 la prueba primera es un buen abandono,
 la familia 
y los sitios comunes,
los  recuerdos y los espacios,
que te vieron nacer y crecer,
metes en una mochila pequeña,
 esperanza y abrazos,
de quienes conoces, con quien creciste,
metes lo que te forma y conforma,
los recuerdos y amores,
y la  poca seguridad que te ha dado el estar,
donde nacer para morir es costumbre.


y te escapas,
de la pandilla y el hambre,
de la calle asesina,
que es juez y parte
y te vas,
aunque algo de ti se queda,
algo siempre se queda,
aunque en una maleta tratas,
 de llevarte entera la vida.

en el camino te escupen,
dicen que necesitas documentos para cruzar el viento,
no como el ciento,
de aves que te iluminan.


Te  dicen extranjero,
 te señalan,
en el crucero,
en la calle,
aunque habrá una mano solidaria,
o una patrona en el camino,
una casa al costado,
en la que a veces dan agua,
aunque no sabes que eres un negocio redondo,
pero tu solo quieres estar,
bien.


 te marginan,
 o explotan,
por decidir cruzar los alambres,
 que unidos hacen fronteras,
porque cuando la máquina del progreso avanza,
pisoteando selvas, secando ríos,
devorando todo a su paso,
y te derriban la casa.


y tu vecino levanta
el vuelo,
y te hablan,
que le va bien y que avanza,
y tu que pretendes solo un pedazo de cielo,
el que mereces para habitar
te quieren expropiar la esperanza,
y decides agarra el camino,
aferrarte a tus pasos,
hasta romper los zapatos,
y seguir.


decides,
buscar eso que te dijeron que no mereces,
esa vida digna y ese bien vivir,
y sabes que viene la migra y los coyotes,
y que hay muchas violaciones,
que muchos se quedan a medio paso,
y a otros se los llevó la bestia entre las patas,
pero la montas, te amarras,
ante el sol, la lluvia y el hambre,
con el frío óxido de su lomo,
y te decides a no caer,.


porque siempre hay una digna esperanza,
de caminar aunque queriendo volver.

y te extorsiona el lanchero y el policía,
te piden peaje en cada vía
y con lo poco que cabe en la maleta escondido ,
hay una fotografía y un  amuleto,
un número de teléfono,
y es toda tu vida.

a algunos les expropiaron la tierra,
a otros la vida,
pero siempre habrán caminos arriba,
para no abandonarse.

así,
sigues en tren y por monte,
te amarras a la bestia en su lomo,
mientras las verdaderas bestias te matan,
de hambre y te ahorcan.

te cuestionas siempre,
entre la piel quemada y herida,
entre la posibilidad impasible,
de poder no volver.

porque tal vez nada que no valga la pena,
no vale la vida,
por uno, dos, tres que tu amas,
se puede seguir.














jueves, 17 de enero de 2019

re-flexión, 32 años se dicen.




Es ese frío que te entume las articulaciones, no el que te quema la piel o del que quiebra los labios, es ese que acompañado de brisa termina por mojar todo, no es del que puedes escapar, aviento girando la colilla del cigarro, como en las películas, siempre imagino que habrá una explosión, o podría inmolar una gasolinera, pero termina rebotando para hacer ese tsss característico al absorber el agua  brasas.

Se escucha el caer de las gotas, el chorro de agua en en el tubo de pvc, las farolas de la calle, amarillentas, la neblina se esfuma, así como ha estado llegando cuando  empieza a caer la noche, es la 1:24 de la madrugada, escucho a Junab Ku, "yo no sabía que temblaría al pensar tu nombre y que caería si te perdía y pisaba el borde" Omar, el vocalista y autor de las canciones murió hace no mucho, treinta años, poco más, cáncer, como ese ganglio en el cuello, inflamado del mayor Sabines:

 "Mi padre tiene el ganglio más hermoso del cáncer
en la raíz del cuello, sobre la subclavia,
tubérculo del bueno de Dios,
ampolleta de la buena muerte,
y yo mando a la chingada a todos los soles del mundo.
El Señor Cáncer, El Señor Pendejo,
es sólo un instrumento en las manos obscuras
de los dulces personajes que hacen la vida."
                                                          J.S.
Omar, hay muchas historias con él, de muy cercanos, de no tan lejanos, él me acompañó un año, o no él, su música es decir él, a muy su manera, "puedo sentir que estás aquí y vuelve a hacerse el frío entre tus manos, como que me falta tu calor... como que me hace vibrar todo, y vuelvo de nuevo a sentir, quiero verte de frente y poder sentir que ya no siento nada, quiero verte sonriente y decirte todo sin decirte nada, quiero verte de frente y poder decir que ya no siento nada, pero no, quiero verte sonriente y poder decir que ya no siento nada, me extraña que siendo araña...". toda la vida he tenido una cercanía a la muerte y siempre me ha sido necesario repasar a mis muertos, es importante, no me atreví a verlo en su funeral, por respeto, no fuimos cercanos, pero muchos amigos si, manejé a Juchique de Ferrer, para saber que era real, que estaba muerto.


 Guadalupe, fue mi primera novia y mi primera muerte. me otorgó una dualidad fatal, traumática con respecto al amor, ese apego involuntario que te da esa sensación emotiva y ese desapego de la razón que te da el temor a la pérdida, deambulando la vida en ello. me columpio en la azotea de la casa, y pienso como ésta era entonces, no había lamina que me impidiera ver las estrellas y la luna, podía ver los atardeceres mágicos, morados, rojizos... era un cumulo de varillas saltarinas que si las desconocías te hacían tropezar al borde, más de una vez bien pacheco estuve a nada de caer al precipicio. 

le hablaba a la luna, como si fuera una diosa, al contrario del dios predilecto de ésta ciudad, el cruel, que te da todo para luego quitarlo de tajo. Caminé sobre el quicio varias veces, si bien cada muerte te enseña la primera es memorable, es la más difícil de sobrellevar, te hace dudar, recapacitar, sentirte frágil... y vivo, y sientes que la vida es una injusticia.  entonces no entendía lo necesario que es guardarles un luto a los muertos.

 a mis trece años, bajo una educación atea quería el refugio de dios, para pensar que había algo más allá, que la volvería a ver. no fui a su funeral, ni a los rezos, no vi su cuerpo muerto, no pude, trece años te digo, cuando un par de semanas antes solo bastaba brincar la barda, una travesura, y tomarle la mano, aún recuerdo que sus manos siempre estaban frías, las mías sudorosas, "tus ojos de color que suelen pintarse las tardes, somos ese aire que no puedes respirar" sigue Iris de Junab Ku, "si acaso soy un semidiós, jugando a solas" y le di vida a la muerte, ¿qué dios podría ser más justo? el del sueño quizá, a quién podría seducir de otra forma que buscándola "quiero ser el aire una vez más" y la busqué mucho, traté de ahogarme con ella, pero los vasos solo traían congestiones y chilaquiles en las mañanas. 


Todo instinto de supervivencia se revela al anhelar la muerte, tiene una dualidad impertinente, seducir a la muerte te digo, así le llamo, a veces me siento un Oliverio en "el lado oscuro del corazón" dándole besos, para después acariciar la vida, esa trágica seducción pensé que terminaría por matarme, o por matarme antes de que pudiera escribir éstas letras, que escribo fumando junto al tanque de gas estacionario. 

Cada experiencia cercana a ella, la adrenalina al alejartel, la estupefacción de seguir vivo, esa soberbia sensación de cercanía y seguir,  me sentí inmortal y puede decirse que lo fui, sobreviví a mi adicción activa, hoy como en ese libro de Julian Herbert "cocaína manual de usuario" creo que a casi once años limpio, "sufrí la peor sobredosis, la de la realidad" sobreviví a mi instinto Kamikaze, he amado esa palabra, darle un sentido a la muerte y que valga la vida, se me hace una doctrina maravillosa.

Cada muerte te enseña algo, algo distinto. 

Mi tío Carlos, un paro cardíaco, tenía catorce años, casi quince. "quizás ojos de cielo corazón procaz lengua de fuego y manos de huracán, alma inmortal, toque de muerte" hay tantas historias a su alrededor, si yo pienso que he retado a la muerte, él se lleva las palmas, quitarle una pistola a alguien que te amenaza es distinto a decirle a un tipo con un revolver "te faltan huevos" esa frase la leí en un libro y se me quedó en la mente, reverberando. un estúpido pique de automovilistas neuróticos, de ahí solo he tenido otro encuentro, un tipo con una escuadra me pegó en la facia, al emparejarlo tenía una escuadra apuntando, sobre lázaro cárdenas en un chevi blanco, iba en coca, solo pude pensar  " si me lleva te vas conmigo" ¿sabes que si a una velocidad imprudente le pegas entre la la llanta trasera y la defensa haces que de trompos? lo descubrí en un arrancón. mi tío carlos me enseñó, que no importa cuanto la busques, la retes, termina por ganar. mucho tiempo después más que amor a la vida, me surgió una pregunta ¿hasta dónde crees poder llegar? no es amor a la vida te digo, es curiosidad. 

Vicente, uno de mis mejores amigos de la secundaria, un cholo cualquiera, un paria de la colonia revolución, que asaltaba por necesidad. Me contó que estaba apuntando a un señor, él dijo que ¿porqué lo hacía?  lo necesitaba, nos contó que lloro, y habló un rato con ese señor. La última vez que lo vi fue en una fiesta recuerdo poco, yo ya estaba hasta hocico de pedo, pero recuerdo que tenía una camisa de cuadros y un pantalón café, un paliacate en la frente. 

me dolió como no sabes, fui a su funeral, lo vi muerto, con su paliacate, yo tenía quince años, no entiendo qué sucede conmigo, cuando abracé a su hermano y se soltó a llorar, no sabía que tengo algo ahí por lo que me pueden confiar el llanto, me ha pasado en cada funeral. lo mataron, tres balazos en el pecho, por chocar hombros, así como lo hice mil veces. Hay técnica incluso en taclear a alguien con el hombro, hacerse de palabras, algunas veces por ese simple motivo peleé un par de veces, esperar el primer golpe después de ofrecer la menta de madres reglamentaria.

 y te dicen que el machismo no mata, que pelear por un espacio ficticio en la calle, tu burbuja personal, por ego, por ver quién es más hombre, más de una vez me cagué de miedo al verlos más grandes, más fuertes. tenía mucha ira, mucho dolor, que salía a la primer provocación.

En su funeral estaba muy drogado, me adormecí de mota y caña lo más que pude... la peor sobredosis te digo, la de la realidad.


Alex Rubio, él me recibió en el primer internamiento por junkie, frescos dieciocho años, ese día presenté examen para la UV, ya había intentado suicidarme, mi madre dice que fueron cincuenta y cinco pastillas, medicamento controlado. 


Tres días en coma. Alex se suicidó de forma muy peculiar, había recaído, su adicción tan bellamente triste lo fulminó, acababa de vender su casa, tenía una maleta con dinero y una depresión insondable, "infinita tristeza" se fue a beber, la maleta no apareció, era catorce de febrero, y él amaneció colgado. Dos hijas pequeñas dejó, había terminado con su pareja y ella empezó a salir con alguien. Es irónico el círculo de la adicción, la tristeza te hunde, y te dejas, te abandonas, esas dos palabras "te abandonas" y ya no puedes solucionar nada, solo queda un camino vertical al abismo, es irónico como la razón para hundirse y levantarse pueden ser la misma.

En el insomnio hallé la fuga a la muerte, a mis pesadillas, desde niño, soñaba que me mataban, o que moría.


Soledad, así se llamó mi abuela. cuando la casa de una planta alguna vez estaba ahí, confortando el llanto. ¿Te ha pasado que invocas a los muertos? a veces los veo en las sombras, pero resulta que son sombras, o un bulto entre ellas, no dejan de sorprenderme cada que las veo, y podría decir que las reconozco, últimamente veo a Nadia, debo tener un pendiente con ella.

Soledad, murió de cáncer, hay mucho que decir de ella, de su muerte, si me enseñó algo con ese ganglio maldito del bueno de dios, me enseñó a luchar contracorriente. era una batalla perdida, ella lo sabía, pero luchaba por no dejarnos, rotos, con los pendientes de sobra que tenía.

 pudo dejarse morir, pudo, pero siguió hasta el último minuto,  con morfina, con su dios entre los labios, si bien no creo en su dios, creo en la fe, esa que la salvó la primera vez de ese cáncer terminal, que regresaría quince años después. Y se me empañan los ojos. Respiro. Contra todo pronóstico luchó te digo, virtualmente muerta, como todos nosotros, porque la única forma de atravesar la vida con dignidad, es saber que ya tienes garantizada la muerte.

Y aceptarlo, con la incertidumbre que hay para después de ello, con la certeza que lo sabrás, con todas las ideas que hay al respecto, las teorías, que solo son eso y no por ello "abandonarte", aunque trato de pensar que creer en los fantasmas es una forma de guardarles tributo, porque uno se debe al espacio que lo forma y a los que formaron ese espacio, los que lo conforman y por ende es un tributo al sitio que ocupan.

Pero más adentro, quiero creer que la muerte es el final de la existencia total, que no hay paraíso, que no hay infierno, que no seré un fantasma, que no viviré mi vida una vez más en un rizo eterno, que lo que amas se va contigo, que no es necesario apagar la pantalla, que se acaba, que descansas de existir, porque no hay pantalla.

Y porqué no lo sé, también quiero creer que beberemos un café y fumaremos un cigarro, que somos solo un ciclo, y se trata de quedar bien satisfechos, porque la vida asciende y seguro nos trasciende.

 Soledad te digo, vaya nombre el de mi abuela. Yo no planeo ganarme el cielo.












miércoles, 16 de enero de 2019

mi calle




uno se debe al espacio,
y a los que formaron ese espacio,
los que lo conforman,
y por ende,
uno es el tributo al sitio que ocupan,
como tal, se honra al pasado,
y el pasado nos honra,
porque somos un trozo de futuro,
aún anclado.


vivo en una ciudad de pasajeros,
pero ésta calle es diferente,
es la redención de la pretensión,
 un chico con mirada de asltante,
  con short de camuflaje
sandalias rosas,
regresa a casa con tortillas.


la calle ha visto a tantos
 aprender,
a montar
una bicicleta,
ha visto amor y violencia,
el alcoholismo inerte de mañana,
y un grupo de alcohólicos anónimos por la tarde.

mis árboles daban sombra,
a quienes esperaban por el bus,
ahora el camión cambió de ruta,
mis árboles murieron,
hay poca sombra en ésta esquina.

ha visto ladrones,
desde épicos idiotas,
una madrugada se robaron a una virgen,
de guadalupe,
 durante su ebria fuga, 
le rompieron la cabeza a la pobrecita.


también tuvo sicarios,
músicos,
lectores,
también tuvo fiesta,
velorios,
rencores,
partidos de futbol,
misa en los domingos,



uno se debe al espacio,
y a los que formaron ese espacio,
los que lo conforman,
y por ende,
uno es el tributo a sus amigos,
y a esa apropiación.

cohetes en diciembre,
amantes de secundaria,
parejas mayores en el amanecer,
y mariguanos,
chingos de mariguanos.

ha visto amor y ha visto muerte,
balaceras y lunas,
nubes y viento,
me vio llegar
 ebrio como bola de billar,
me vio rebotar,
el craneo contra la pared

funerales,
te digo,
acá velamos a nuestros muertos en casa,
futbol, 
cumbia y rock,
luces de navidad,
neblina y humedad,
ha visto el atardecer y la mañana,
me ha visto a mi crecer,
irme, regresar,
a veces más tarde que temprano,
me ha visto negar y revivir,
mi sangre y mis victorias,
mis ya algunas historias,
mis dubitaciones desde el balcón en soledad,
que por hoy me ha visto
y me verá.

jueves, 10 de enero de 2019

negros de esperanza




no siempre se puede elegir para uno la suerte,
pero siempre se puede emancipar a la muerte,
y subordinarla a la vida,
hay muertos que le duelen a los jueces del destino,
y vivos que en la vida no viven.

decidimos tocar mundos,
y no subordinarlos,
decidimos la autonomía,
e hicimos procesos para liberar a los presos del alma.

le quitamos la chapa de oro al reloj,
y lo dejamos seguir andando,
así, hemos liberado a unos cuantos,
así otros nos liberaron,
y construimos ésta creencia de ensueño,
que un mundo para todos es justo,
es necesario y posible

aprendí a vivir anarquía,
por  esa desigualdad que se inculca,
ya que no es imposible desintegrarla por dentro,
combatir a las injusticias del alma,
con un poco de amor y de fuego,
con el temple,
que doblega al coraje y al miedo,
y  empuñar la palabra,
para incendiar el viento,
combatir con aliento,
y compartir el amor,
clamarlo en silencio,
con la solidaridad que nos queda,
y todo y a todos lo que nos han robado.

exiliaron a muchos del sueño,
y nos hicieron fragmentos,
nos rompieron,
pero dinero y fortuna en realidad no son sinónimos,
porque amor y anarquía no son antónimos,
nos levantamos de las cenizas,
construimos cometas,
y en ese proceso,
varios nos abrazamos.



decidimos escoger un trozo de mundo,
ponerle una bandera negra,
ponerle un círculo y una A,
y resistir,


a los embates del odio,
a la injusticia diaria,
y nos hicimos iguales,
aunque los tontos digan que eso no es posible.


decidimos poner una bandera dudando de nuestra bandera,
para que nadie nos reclame,
propiedad de nadie,
y expropiamos a los muertos,
y les dimos su lugar entre los vivos,

decidimos aportar creando,
y criando, 
decidimos,
hacer de la vida una utopía,
y sembrar,
derribar,
reconstruir.


decidimos hacer poemas negros del alma,
y  escondernos de ésta la noche más oscura,
pero ciertamente que al alba,
nos espera eterno nuestro renacer.














martes, 8 de enero de 2019

adoraciones




fui condenando los poemas a saltar de tus caderas,
hipnotizado,
entre las sillas y tu libreta de comandas,
te deslizabas como una mano en mi espalda,
electrizando la piel a cada paso,
entre tu vestido y  el asomarme para verte,
 limpiando,
y verte las piernas,
las mesas,
y  tu cintura curva curva
y las ideas correctas,
al acariciarte me enredé,
me fui hilando entre los dedos,
a las ondulaciones en tu pelo,
me enredé,
atrapado en la red de tus sueños de mañana,
porque creía que amaba tus piernas,
mientras me ahogabas en ellas,
pero con el palpar del paladar degusté de tu alimento y  tu compañía,
y resulta,
que entre orinoco y girondo,
entre astronautas y dictadores,
entre alienigenas y conspiradores.
entre memoria y tolerancia,
conspiramos con la intensidad del mar,
para amar
y salvarnos del tormento.

entre el tapanco y mi corazón de cedro,
entre una máscara de dientes,
y una caja plegable morada,
con libros y cartas de otros amantes,
que te enseñaron a amar la vida,
entre costumbres viajeras que no entendía, 
entre una cama mojada 
y un vecino que pensó que te golpeaba,
mientras la cama frenética estallaba,
pero tu dulzura salvaje no se contrapone a tus ojos de calma mientras besas.


quizá nadie te ha observado como yo,
o quiero creer que nadie jamás logrará verte,
tan bella, 
como hoy.



miércoles, 2 de enero de 2019

Omnia



tres brujas de oro bordaban el telar,
con el infinito fuego en la ciudad,
entre montañas,
la sangre es nueva,
 para poder viajar,
y dejaban que el hambre destrozara al último titan.


el origen de los que rigen el tiempo.
el que le dio a los dioses la capacidad,
 de forjar,
  reglas,
y también de delegar,
lo que se haría con cada suerte,
le dieron a las hilanderas el poder crear,
el destino a cada muerte.



ellas forjaban el mundo,
y en venganza decidieron matar a sus creadores,
 mandándolos  al olvido en su lugar,
a un sitio circular,
que las esculturas se caerán,
no habrá sitios más para adorar,
a los creadores de su propia mente.


sus ojos miran con saña mortal,
precaria muerte,
era la noche en que los dioses me invocaron al telar,
.también me eligieron para escoger mi suerte.


ellas grababan la vida con un videotape,
una cinta a cada corazón fugaz,
las hilanderas preguntaron,
 ¿prefieres ser un dios a ser mortal?
les dije que no,
que no creía en tal fatalidad,
 se rieron fuerte,
desperté,
 con la boca seca,
cruda de tabaco,
y de insomnio.



ella,
un día me llamó
un semidiós,
viajando a oscuras.

martes, 1 de enero de 2019

espera



me he preguntado si podría narrar desde otra voz,
desde la asimetría de otro rostro.
si podría hablar de otro amor que no fuera el mío
y por ende,
el tuyo.


preguntas,
fotos,
letras,
irredentas e irredimibles,

Y

silencios.


la cálida luz de los cuerpos irradia en el atardecer,
y voy atardeciendo en la voz,
en mis letras
y resulta que irradia las calles,
las sombras,
y las perfectas volutas de humo en que se me escapa el tiempo,
ese que decido perder,
a quemarropa,
para hablar conmigo.


y mi voz no cambia,
y mi luz no cambia
y mi cuerpo,
cambia.


me he preguntado si podría sentir más,
querer más,
pensar más
y  si, perder a quemarropa
intencionalmente,
el tiempo que me separa de los hechos.


siempre trato de llegar temprano,
adónde voy casi siempre ya llegué,
a veces la curiosidad de un suceso,
me emociona más que el suceso,
por eso siempre estoy esperando,
aspirando momentos,
que no llegarán,
expectante sin expectativas.


y no sé porque, 
aquí,
entre todo lo inmundo y banal,
la vida se respira y se goza.









hilos





entre los hilos descarriados del tejido,
he visto envejecer a mi madre,
cuando no leía,
cuando no cocinaba.


hoy me detuve a ese instante inamovible del tiempo,
en que ella teje,
y yo en el sillón sigo siendo niño.

lunes, 17 de diciembre de 2018

supuestos





quisiera ser más poesía que la niebla,
decir más amor que la palabra amor,
decir sexo e inmolar los cuerpos,
decir calma y no ser desierto.


quisiera decir futuro y escribirle al pasado,
que alguien me escuchara y pudiera decir viento,
quisiera retratar desde la imaginación,
pero sobre todo quisiera tener,
algo que decir.

pero no tengo nada.


una cámara y un ordenador,
una pluma,
mil libros por leer,
buenas intenciones,
y la nula facultad de ser consciente.


ayer asesinaron a un buen muchacho al que conocí,
pretendía estudiar fotografía,
tal vez por conocer mi mundo,
por mi.

ahora está en fotografías de nota roja,
poco se sabrá que era un buen muchacho,
que tenía sueños
y que invoqué en él algunos.

ejecutado le dicen,
ejecutaron sus sueños,
los de una familia,
los de sus compañeros de clase,
los míos de plasmar futuro,
de decir alma y que ese lapso,
entre mi lengua y el oído,
hay un margen bello de creación.


me cansé de buscar a la muerte,
me quité el reloj,
me quité el peinado con que la esperaba,
y sigue llevándose a mi gente,
las bombas caen a mi alrededor
ya no sé entrar en pánico.

a mi que la vida me prometió futuro,
y que nunca he sabido qué hacer con las promesas,
que ya no sé ni hacerle un homenaje,
a aquellos que amo.







jueves, 22 de noviembre de 2018

Troya



ahora entiendo un poco más sobre viajar ligero,
perdí mi brújula en el viento,
 a poco he aligerado las maletas.

siempre me sentí extranjero,
en un sitio que todos presumen una patria,
un lugar común,
una memoria diaria,
de una rutina rancia,
de la cual asumir seguridad,
 estatus,
 lujos,
te da la posición de vencedor,
pero solo tengo mis mochilas
y me siento vencido,
porque aspiro,
aquello a lo que no deseo.


he ido deshaciendo las maletas,
un boleto de autobus aquí,
una libreta perdida allá,
un poco de mi corazón en el piso,
mi hígado en las letras,
mis ojos en el ordenador,
mis pertenencias son tan pocas que tienen mi aroma,
y decidí hacerme en mi estructura con algunas cajas,
que si bien siguen siendo limites y limitantes,
algunas contienen ropa,
otras van con un par de ideas,
y promesas,
dispersas y mezcladas,

cajas:
fronteras que segregan los recuerdos tirados entre la ceniza.


la historia 
y las historias
 las escriben quienes ganan,
pero los muros los rayan los que pierden,
y aquí,
 perdido,
estoy dispuesto a rayar mis muros,
 para dejar un poco de memoria

de troya queda el nombre,
pero ningún poeta,
troya perdió la guerra,
y se hizo la leyenda que es desde la mirada de los otros.

y aquí,
perdido,
con un par de maletas tratando de escribir historias
la necesarias y faltantes,
las que está fuera del límite,
las de los despatriados sin poeta.


y estoy sobrio y ciego,
guiando mis pasos con los sonidos que escucho en éste laberinto.


he deshecho las maletas,
cada vez con más desgana,
descubrí,
 que necesito poco más de lo que cargo,
y poseo un poco más de lo que necesito,
e incluso en ésta incertidumbre,
me he hecho ya de algunas costumbres,
y muchas magras certezas,
costumbres,
respetar el espacio,
entender al otro,
ceder en pactos
apropiarse un poco,
y no hacer más hoyos en los muros que los necesarios,
un par de fotografías colgadas,
con cinta,
para que mi presencia deje pocas huellas,
y mi ausencia no se note.


cuando la historia se escribe desde aquél que gana,
y uno no está más que perdido,
resonar como un eco es ganancia.

porque resulta que no tengo más que mis maletas,
son mi patria,
en una mundo donde lo que importa son los lujos,
cierto estatus,
la calma,
y la tranquilidad que otorgan las certezas,
porque mis muebles son cajas,
 que delimitan,
y cuando me vaya se irán a cualquier parte,
no tengo cedro,
no tengo nada.

soy un hombre,
de los que no escriben la historia,
todo pierdo
y me pierdo porque no tengo posesiones,
y tampoco me gusta poseer.

y llevo más de lo que necesito,
y se hablará quizá de los expatriados,
y diré que yo soy Troya,
y ojalá de mi no hablé ningún poeta.


miércoles, 17 de octubre de 2018

más común que el odio



"hemos decidido declararle la guerra a un enemigo común",
pero no sabíamos que teníamos en común,
así que creamos algo,
al principio le llamaron pobreza,
y los ignaros mal entendieron,
y mataron a los pobres,
los ejecutaron.

antes,
cuando en barcos llegaron,
el enemigo común era el bárbaro,
aquél que no hablaba de el dios unigénito,
y su lenguaje.
y casi exterminan,
a los que no fueron adoctrinados.

no sé de cronología,
pero,
un enemigo común,
le llaman.


quizá era un musulmán,
o un cristiano,
un terrorista 
o un inconforme,
poco importa a éstas alturas,
aquél que es distinto
y reclama su derecho a ser distinto,
a ser respetado y ser amado,
siempre es el enemigo.

les robaron el petroleo,
y cuando la cosa se les puso muy difícil 
les negaron la visa,
el derecho a trasladarse
los dejaron morir en barcos,
en altamar,
y ellos,
a los que amenazaban a la soberanía de la nación,
les llamaron inmigrantes,
y deportaron sus sueños,
sus cuerpos.

al otro
y la otra,
 le llamaron comunista,
anarquista,
feminista,
transgénero,
le llamaron pobre,
le llamaron de mil colores,
y le negaron el derecho,
cualquier derecho.




el otro,
el enemigo en común,
le llaman,
y repartieron armas y paranoia,
y destruyeron casas y expropiaron territorios,
y crearon dictaduras y patrimonios,
y asesinaron al estudiante y al mendigo,
a todos por igual.


y aquí estamos algunos,
matándonos 
y hablando de amor,
entre los más comunes enemigos,
que no pueden ver al enemigo más común.






las doce





siempre nos han dicho lo que debemos ser,
de lo que debemos aspirar a ser,
o tener,
un auto mejor,
un reloj para contar los segundos,
que se nos escapan al darle cuerda.


siempre,
una mejor escuela,
un mejor peinado,
un vino más caro.


nos han vendido la historia de que el prestigio
y el poder 
llenarán ese vacío del alma,
por ser,
"alguien"
en un sitio que no elegimos.

y nos inculcan valores,
que trabajar doce horas viendo el reloj marchito,
te hará alguien,
que ver menos al otro,
te da un sitio,
cómodo,
donde juzgar al mundo,
una pertenencia.

y entonces miras al negro,
al indígena,
al mendigo,
al niño de la calle,
al vagabundo,
con éste principio irreductible,
de que el que es productivo,
es alguien,
 y no ellos.


ese "alguien" no está,
con el migrante,
con el ambulante,
en la favela,
en la banqueta,

y el reloj marchito gira.

y seguirá alguien muriendo de hambre,
de sed.

valores les dicen
...
..
.

he retratado con un efímero valor las ciudades que habito
y he perdido sentido al hacerlo,
que me he cansado en convencer,
que un mundo mejor es posible,
y ahora,
solo el silencio que me permito,
es distinto.

y no soy muy distinto o muy igual,
sigo sentado en el ocaso de mi vida,
esperando modificar con palabras,
lo que las armas no han podido.

y han pasado guerras,
y seguirán llegando,
y han pisado botas
y seguirán pisando.

he perdido esa mínima esperanza fúnebre de lograr algo,
esa esperanza primavera,
ese silencio de largo,
que me cruza y abduce,
a pensamientos inertes.

estoy en una pausa,
una laguna
mental,
insostenible.

es probable que nada cambiará,
que el mundo no mejorará,
pero hay algo,
siempre hay algo,
que me sigue impulsando,
a darle mi cena,
al hombre que duerme bajo la lluvia,
y puntual está él,
en la estación del metro,
cada que llego a casa,
un poco antes de que el reloj marque las doce





domingo, 7 de octubre de 2018

ladridos




cómo decir de forma bella que me lleva la muerte,
que se me va la vida,
en cada bocanada,
cómo explicar el silencio de mosquito dueño en mis insomnios,
cómo explicar que el deseo,
se encuentra contrapuesto al sentido,
cómo hacer arder al mundo
y revivir de las cenizas.


cómo decir que no tengo rumbo
no tengo un punto fijo,
que mis pesadillas ya no son de muerte,
que mi silencio es el luto del futuro deseado,
cómo explicarte,
que expatriarte,
es siempre hacia ningún lugar.

siempre he sido un habitante pasajero,
del paraje de ningún lugar,
que he apreciado bordarle a al muerte unos besos,
que no me permito coquetearle en paz,
que mis puños van cansados,
que mis piernas se doblegan de ciudad,
y yo
solo,
en una cocina, con un cigarro y unas teclas,

cómo decir engalanado,
que me lleva la chingada,
que tengo toneladas de lecturas y reportes,
películas cargando y textos al azar,
por reportear.

y mis ojos se cansan,
y doy vuelta a la cobija que huele a soledad,
y no la nostalgia conocida,
ese hueco singular,
de pluralidad conservada,
de certeza demacrada,
un misil hacia la nada,
sin fuego en el abismo,
sin ganas de nadar,
entre esas nubes que se esfuman,
sin acierto,
sin lugar


éste insomnio de mosquito en mi mente,
ésta inmensa falta de ciudad.


ave viajera aletargada,
sonido de piano vertical.









sábado, 6 de octubre de 2018

105



he preparado la cena con el calor de un hermano,
que espera la llegada,
pródiga, 
del que vuelve a casa.

Si bien no soy un ejemplo de orden, 
ni de pulcritud,
me he especializado en hacer pastas,
 para hacer sentir a alguien en casa,
limpié un poco la cocina,
desde la que escribo,
ésta misma que hoy me ofreces.

nunca me había sentido cómodo haciendo labores,
y estoy aprendiendo que la belleza de un espacio limpio,
genera una armonía simple,
y la cocina se seca con olor a lavanda,
y te espera la cena.


anoche hubo una fiesta,
una amiga de un amigo nos ofendió,
brutalmente,
Arthur se ha vuelto parte fundamental de mis días,
desde el cuarto escuché que lo callaban,
por ser blanco en éste país de mestizos,
si bien he aprendido en éste clasismo vertical,
la discriminación se da inmerecida,
y si bien he aprendido un poco de la lealtad,
de pertenencia,
de escuchar lo que uno llama hogar,
hace mucho no me molestaba tanto,
lo único que me impidió tirarle los dientes es que era mujer,
y si,
puedes llamarme sexista.

la tipa nos ofendió,
en ésta casa que ha recibido a tantos,
de la que me siento parte.


en Oaxaca escuché decir:
"cada casa es un acuerdo"
y nunca había sentido ésto,
si solidaridad,
si hospitalidad,
si generosidad,
pero la comunalidad,
de cuidar tu espacio,
de cuidar a tus compañeros,
de ser un exiliado de todos lados,
y hallar por hoy éste lugar,
que llamo hogar.


me gustaría darte más que letras,
con el agradecimiento de recibirnos,
y hacernos parte,
no excluirnos,
de ti.


he aprendido mucho en ésta noche,
que se puede mediar y lograr,
apreciar,
que no somos solo compañeros de un espacio,
somos el espacio.







miércoles, 26 de septiembre de 2018

Digna humanidad





¿qué te hace ser inmune al dolor?
al olor,
de la naftalina
o de muertos apilados en bolsas negras,
no solo nos arrebataron la vida,
también el derecho a la muerte digna,
a ser llorados,
recordados,
o enterrados en un sitio para habitar la eternidad,
el primer resquicio de lo humano,
acoplarnos bajo tierra,
con ofrendas para el camino,
se ha esfumado.

pero ya no,
acá nos han arrebatado ese resquicio,
los pozolearon,
dicen
los cocinaron,
dicen,
les rompieron la traquea,
les cortaron la lengua,
dime si no es tan fuerte la palabra,
para dejarnos mudos en después mundos.

y después de muertos,
nos sigue tocando enfrentarnos,
a la burocracia,
archivados,
en fotografías rojas de periódicos que escurren sangre,
condenados,
a los archiveros fríos de oficinistas,
grises que no les interesa más el dolor,
que de ver pasar el segundero.

es irónico,
algunos esperando la vuelta a casa de quien aman,
otros con sus trajes sastre esperando que llegue la tarde,
para ir a casa,
hay asesinos de la justicia por gatillos propios,
hay asesinos de la justicia por omisión inocua
y acá,
apilados en bolsas negras,
esperando a que el barquero decida que tenías nombre 
una familia que te busca.
acá,
justicia y burocracia son dos cosas distintas


¿porqué desapareces con la noche vacía mujer?,
¿porque solo aparece sangre en las calles?




hemos visto un desfile de asesinos en los noticiarios,
y
una pila de banqueros,
una pila de dinero,
qué dicen que es lo que cuesta tu vida.



mi sangre,
por que jalar el gatillo y mirar a otro lado,
son partes distintas de un mismo crímen.


¿qué te hace ser candidato a un asesinato?
a ser desaparecido
qué te hace ser candidato a lo impune,
a lo inmune que tienen los asesinos de la justicia,
a que tu crímen quede archivado, 
entre los periódicos,
entre los archivos burocráticos,
qué te hace no llegar a casa.




nos han tratado como basura,
la basura que no cabe más,
en las ciudades,
nos han envuelto en una bolsa  negra,
y olvidado a plena luz


no solo nos han robado la vida,
nos han robado el derecho a la muerte,
 digna
a ser llorados,
a ser enterrados,
a ser procesados en el amor de una madre,
a ser amados y tener un lugar,
de reposo,
de descanso, 
infinito,
no solo nos han robado la vida,
nos han robado 
esa digna humanidad.








jueves, 13 de septiembre de 2018

random toughts





entre las distópicas posibilidades que existen en mi mente, siempre está una que me asalta, que llegue un apocalipsis zombie. son microficciones que me voy planteando de vez en cuando, esa y que venga un terremoto, la cual he evitado, éstas son las más recurrentes... en ambos casos me planteo siempre qué haría en el momento en que zombie fuera corriendo hacia mi y en ésta ciudad con 20 millones de habitantes creo, sería el lugar menos idóneo para pensar ésta fantasía. siempre queda la posibilidad surreal de agarrarse a pierrotazos, siempre , pero en realidad es una fuga a la realidad éste tipo de asaltos a mi mente.

lo pienso en el metro, qué haría si el vendedor gordo de chicharrones corriera ensangrentado hacia mi y se ha transformado recientemente más a una fuga de la sensación que acecha, la otra que no es tan ficción, la de un terremoto.

escribo desde un cuarto de azotea, en el que me he replanteado todos mis infortunios a través del humor negro que me caracteriza, "bueno, si ésta madre cae, seré de los primeros en ser rescatado" me impongo. he descubierto en el humor negro un punto de fuga a los eventos traumáticos que me han ocurrido, como saber que en Veracruz, hay una baja taza de suicidios, y lo he pensado con humor, pues si, allá luchamos por que no nos maten, que chingaos vamos a andar pensando en suicidarnos.

y deambulo entre la ironía y el sarcasmo para no tomarme tan enserio, mis pensamientos se inundan entre querer que el jefe de gobierno se pudra en una cloaca, la misma en la que metí el pie, con mi mala fortuna repetitiva, de siempre meter el pie derecho, mientras el izquierdo, intacto, sequesito, versa su buena fortuna con un cálido aroma a vainilla, mofandose de la mala fortuna que en mi ser condena a la derecha, ironía extra de mi pensamiento discorde a la política actual, pues ultimamente las izquierdas siempre andan metiendo el pie derecho a la cloaca, seguro para cerrar el círculo de la ironía, terminaré con mi pie, el íntegro y seco, con una luxación de tercer grado, no lo deseo, pero sería la cereza perfecta para mi suerte.




miércoles, 12 de septiembre de 2018

de ser




vengo de la noche,
y del viento,
de la falda de los cerros,
de mi madre vientre,
y de mi padre,
que ha sido mi maestro en su mejor ausencia.


de la infancia de mi hermano,
de un par de libros ilustrados,
sobre civilizaciones que murieron,
y de dioses olvidados,
de cuadernos incompletos,
del cuento de un niño caballero,
que le temía siempre a su sombra.

de los ojos tristes de un niño furibundo,
de las soñar con recuerdos,
de cosas que no habían sucedido,
del chocolate de mi abuela,
de jugar a los soldados,
de la burla del amor,
entre una tormenta y terremotos.

vengo del segundo vientre en soledad,
y el socorro intenso y pata coja,
vengo del árbol roto que es familia,
para ser el reflejo
del espejo.

vine fuerte,
con la sonrisa soberbia que aún me sale,
de una primaria emblemática,
de lo que fue un barrio marginado.

vengo,
de una ciudad,
poética,
romántica.

de recorrer las calles con los pies de lodo,
de montar siempre en bicicleta,
vengo de Morfeo y de Alba,
del jaguar del mar 
y del arrollo.

vengo de ser el que le cantaba canciones a la luna,
que a veces caminaba sobre el borde tercer piso,
que mantenía sobre rieles equilibrio,
de imágenes, 
perfectas,
de los muertos.

vengo de 55 pastillas en mi vientre,
de una congestión alcohólica,
de un pazón de coca,
vengo de ser el rey de mala copa,
y de forjar como un mago bajo la manga,
del arte de desaparición,
de aplicarla ser fantasma,
de caminar todo el día,
de romper los tenis de la zuela,


de subirme a un tren, 
de gritarle al dios vigente a cien metros sobre antena,
vengo de unas cuantas canciones,
de Silvio,
y de Makiza,
de jugar escondidillas con la muerte.

de los genes que contienen las historia en mis ancestros,
de los que nunca sabré sus nombres,
vengo de irapuato, de donde nació mi abuela,
de españa dicen que era el bisabuelo,
no conozco los nombres ni sus rostros,
de mi famila tengo pocas fotos.

de mi primera novia,
mi vecina,
que murió,
aún me veo saltando hacia su barda,
mientras sonaba cumbia y reggaton de alguna fiesta.
vengo recordando lo que debo,
lo que puedo,
para sentir que tengo un sitio,
que no soy el nómada frustrado.


vengo recogiendo lo que soy
y de donde vengo,
de la cordillera del viento,
de la meseta del tiempo,

vengo de la niebla en las mañanas,
de la lluvia por las tardes,
de un cielo limpio por las noches,
vengo sin saber bien ya desde dónde,
porque los mapas que llevo en la nuca,
las memorias del cuerpo,
y  las marcas que llevo en la piel,
de la muerte en la espalda,
que te mira fijo y me ha cuidado,


vengo tratando de decirme lo que soy,
para no dejar de ser mis mil historias,
de la intensidad del mar,
de la tormenta de arena,
vengo tratando de decirme lo que soy,
porque estoy perdido,
porque pienso mucho.

porque soy palabra,
porque soy memoria,
¿porqué?










re cordis

 Tuve miedo, justo como debía ser, justo cómo se antepone ante todas las decisiones importantes te digo, pero también había mucho amor en la...