miércoles, 9 de junio de 2021

Las moiras

 


I

EL SEMIDIOS

Entrar a ese cuarto era la prueba final, las hilanderas tejían en videotape, tenían sus gorros negros con los que no se podía ver sus rostros, con su dedo índice y medio cortó una cinta, la que veía atenta y consternada, solo podía intuir su expresión, la primer hilandera gira, y me mira, ¿quieres ser un dios o un mortal? justo con la expresión protocolaria de quien está a punto de conceder un honor, el máximo supongo, ser un dios, o un mortal.
 pero yo, rechacé ambas, saco el aire soberbio de nariz, ella  exhala, decepcionada y me sopló polvo al rostro.

¿Qué se espera de un ser en rebeldía?


Desperté.


II
ESTADÍSTICA

La primera hilandera con un giro del cuello advierte mi presencia, siguen de espaldas, la segunda observa, asombrada un videotape, saca un aire de su nariz y ríe apenada, asombrada, sorprendida "a veces nos equivocamos", me mira con la cinta en sus dedos, y con movimiento de tijera, percibo sus dientes asomarse.
desperté.

"a veces nos equivocamos"

En ese asombro, en ese punto en el que nuestras decisiones son nuestras, podemos escapar de las estadísticas de quienes dictan el destino desde el inicio, pero en ese punto ciego, en que tomamos decisiones bajo las que no estábamos determinados a ser,  seres limitados, predecibles. Si, escapé del destino

¿escapé a otro?


III

DESTINO

Entro al cuarto, la tercera hilandera no ve ningún videotape, sostiene una cinta en su mano, me la ofrece "Puedes empezar desde el principio", la oportunidad de cambiar todo, "no es lo que siempre habías deseado" en su otra mano tiene un muñeco, exhalo ese aire soberbio de la nariz, ella sonríe.


despierto

sin saber si soy dueño de nada, tampoco sin saber si soy un dios o un mortal, sin saber si escapé de mi destino, o pude crear otro, no importa, acomodo el muñeco en los brazos de mi hija.

y la arropo.




domingo, 6 de junio de 2021

cero quizá



¿como despejar la incógnita de la ausencia? llegaste matemática, llegaste única, unitaria, común y taria, llegaste a moverme el mundo, a cambiar el eje, llegaste a mi que soy uno, a enseñarme, a ensañarme el cero.
antes de la existencia simbólica y unitaria del cero, no podría haber representado la ausencia. uno de mis mayores miedos en la vida es el olvido, porque tengo muy mala memoria, he olvidado las llaves en el café, el libro, olvidé llegar a tiempo o llegar tarde, olvidé que fui el amor de una vida, y en ese cúmulo de olvidos fui olvidado.
cero, ausencia te digo, miedo al olvido, antes de que cumplieras un año no supe de ti por meses, y si bien me tiré a la ausencia de mi entre los insomnios que llegaban a más de setenta horas, entre las miradas y los brazos en que pude refugiarme, entre lo endeble y frágil solo entendí la existencia del cero, por ti, antes era yo, el principio y fin del todo, en la vida, en el egoísmo fúnebre que me regalé para entender y subsistir, sobre existir ante el sin sentido de ser.
y ser en éste mundo, en ésta realidad.
Entonces supe de ti de nuevo y supe que te volvería a ver y muy pronto, cuando te vi la primera vez, te tomé la primera imagen de tu vida, en tu dormir apacible de recién nacida me pasó algo similar que con Balam, supe irremediablemente que, en ésta semántica binaria, mi existir, sin ti, sin Balam, es un cero. y subí al bus y sufrí la más larga torturas de mi existencia, ¿qué tal si no me recordabas? iba por ti para pasar una semana en unidad, pero... si no querías irte conmigo si te daba miedo acercarte a éste ser que llevabas meses sin ver, ¿si no me recordabas? un miedo, uno, único, nuevo, insondable. toqué la puerta con el nervio de cristal fino. te vi, poco recuerdo lo demás, sonreíste, y en ki pecho floreció un campo de amapolas. ahora vienes a mi y voy a ti, pero cada que te vas, o te llevo, tengo ese terror, ilógico, irracional. que el día que te vuelva a ver, sencillamente, no me recuerdes.
y me voy haciendo ausencia cada día que pasa y no te veo, y me voy borrando y si, puede ser supongo en el fondo, algo muy egoístael pensar en mi, que pase un día que me veas y no sonrías, que no me recuerdes, y que en esa ausencia de mi se evapore tu risa, y yo entienda, que dejé de existir. cero punto cero punto, cero... hoy te dejo un avatar de mi existencia.

 me enamoré del río y de la calma, del sudor fresco que destilan mis albañiles, del café, de la fruta, de mis hijos. me enamoré de éstas roc...