viernes, 20 de abril de 2018

lección de vuelo.








me voy,
tanto como podría,
más de lo que querría.

pero si he de contar las maletas,
acomodar el equipaje,
me llevo más que mi cámara y mi bicicleta,
mis experiencias,
un par de mudas para el viaje,
me llevo a mis amigos,
me llevo mis fantasmas,
a todos ellos,
a los que les seguiré prendiendo luces
 para que estén a gusto en casa.


he aprendido lo que soy
casi todo lo que soy,
de mi ciudad en llamas,
he visto a los habitantes pasajeros,
en el paradero de ningún lugar,
del sitio que he llamado hogar,
y no sé cómo como llamar,
a ésta pausa en carretera.

me despego del piso,
emprendo el vuelo,
cuelgo mis piernas del quicio,
recojo todo lo que recuerdo,
y por hoy,
soy.


y soy el duelo de ésta ciudad de niebla,
que me sabe nombrar en cada calle,
que me ha visto crecer,
que me ha visto jugar,
sangrar
amar.



me llevo,
en cada uno de mis amigos,
lo que me conforma,
en cada imagen de la calle,
que me transforma,
y sigo pensando que en ésta casa.




quisiera decir todos los nombres que me llevo,
de los encuentros fortuitos e imperecederos,
me gustaría llevarme mis costumbres,
a otro café, a otro librero,
pero construir un nuevo sitio para ser,
me hará tener, nuevas certezas,
de lo imperecedero






jueves, 12 de abril de 2018

la minera



cuando nos colonizaron,
se llevaron las riquezas a la nueva españa, 
y la mayoría de ese oro se fue a los banqueros alemanes,
los indios,
en Potosí, Bolivia,
derribaron un gran cerro,
y la mano de obra,
seres,
reducidos a miseria,
en un sitio,
del cual solo queda un agujero en el alma de américa,
con miles de indigenas,
enterrados,
por la ambición de unos cuantos,
que impregnaron de cáncer a los espíritus de américa.


hoy,
en ésta tierra,
viene el gavilan,
las mineras canadienses,
a seguir cambiándonos la vida por espejos,
por espejismos.

dicen que traen orden y prosperidad,
progreso.


dicen
y nos siguen mintiendo
y matando,
que destruir el río del que se vive,
el mar del que se nace,
del campo que sembramos desde ser semilla,
que el ave que pasa,
es menos importante,
que esos metales,
inertes,
que han podrido a la tierra,
que han destruido las aguas.





,Madre tierra,

Madre con tu cáncer de oro,

 en el seno de tus cerros,
que viene con los ganglios inflamados,
y su metástasis,
esa ambición maldita y miserable,
y el miedo que acompaña al que se proclama poderoso,
que baña con cianuro y 
sangre,
al que poseé la tierra.


la ley se puso blanda,
se hizo a modo,
con la institución corrupta,
quebrada,
por los que no entienden el valor de la vida.

y es que hay espíritus en la tierra,

acá las aves sangran,
 los peces flotan,
el campo,
que nos vio nacer desde semillas,
el agua vida,
será reducida,
como en potosí,
a otro agujero en el alma.


mientras,

los mineros,
los de alto rango,
En sus sillones cómodos,
En sus sofás,
Destrozan las venas de la tierra,
Envenenando con ambición de adqusición al que la tiene,
tontos,
los que siguen cambiando su riqueza por espejos.


porque ese el minero,
Que promete,
Y arremete,
Con su palabra podrida,
Vendida,
que no entiende la belleza de la vida,
de las Flores,
de sus lagos,
no sabe,
que éste cáncer maldito,
de éste ganglio inflamado,
no se cura cortando el seno.



y podemos seguir siendo los guardianes de la tierra,
los que cuidan a los espíritus ancianos,
al ave viajera,
podemos ser soldados de éste barro,
mismo que vio nacer.

pero debemos
y nos debemos 
el Doblegar la cobardía,

vencer al miedo, 
al entreguismo,
Vencer a la ambición como enemigo,

Vencer a la ignorancia
y creer que somos más que carne
que somos ríos,
 espíritus,
del que nos quieren despojar.

Minera canadiense,

mining corp,
el gavilán, 
caballo blanco, caballo de troya,
vestido de bondad como regalo,
que nos matará.


tenemos derecho a la digna rebeldía,
agacharse es sinónimo de masacre,
de Llagas cancerosas,

de agua envenenada,

y Peces boca arriba,
Aves enfermas,


acá,
o allá,
cuando nos colonizaron,

se llevaron las riquezas a la nueva españa, 
y la mayoría de ese oro se fue a los banqueros alemanes,
en Potosí, Bolivia,
derribaron un cerro,
del cual solo queda un agujero en el alma de américa,
con cientos de indigenas,
enterrados,
muertos de hambre,
por la ambición de unos cuantos,
impregnaron de cáncer a los espíritus de ésta tierra.











martes, 3 de abril de 2018

mares





I

hice un barco de papel antes de dormir,
lo puse a navegar en la almohada,
encalló entre calcetines sucios
y saturno resplandeciente,
cayó en el mar negro bajo la cama,
donde hallé tu brassiere semanas tarde
y,
una semilla de girasol.


tarde de no querer limpiar tu recuerdo,
 del espacio, de un cosmonauta.


que navega entre tu, 
y yo 
y la distancia promediable
y el cuadro cuadrado de un luchador enmascarado,
y tu ropa encajonada,


cayó bajo la ley gravitatoria,
a una cascada de costumbres, inasequibles,
en una laguna con sedimentos del extraño que te extraña,
encalló,
entre las letras que no explican éste hueco,
éste desahucio que es estar sin ti.

buscándote entre oneironautas,
preguntando en cada sueño,
en cada pesadilla,
la cosmogonía de mi cama perdió su estrella,
polar,
no hay constelaciones,
sujeto mis rodillas para ver anonadado,
el vacío del espacio vacío
de ésta cama circular.













 me enamoré del río y de la calma, del sudor fresco que destilan mis albañiles, del café, de la fruta, de mis hijos. me enamoré de éstas roc...