sus pequeños ojos me ven, con la incógnita de quién no entiende con la curiosidad ingenua que tienen los muchachos.
-¿porqué? ¿a qué te refieres?
no sé cómo explicarlo, cómo explicas con la simpleza necesaria a un muchacho, todo lo que ocurrió, ni siquiera pretendo advertirle, menospreciarlo, reírme...
-fueron muchas cosas, o serán, ni siquiera lo decidirás, sólo sucederá, no podría hoy sugerirte que hagas algo, solo actúa, reacciona como debes, confía en ese instinto y no dejes de andar.
quisiera decirle lo que viene, los cuchillos, la pistola y el revolver, que ellos no dispararán, pero sé como es, se confiaría de más, quizá cambiaría el rumbo, quisiera decirle del amor, pero de ser honesto no quiero arrebatarle lo más honesto que tiene, lo único que sé que le importaa, no pretendo darle esa esperanza, esa falaz e hipócrita ideología que hoy me acompaña.
-qué pasó, lograste...¿lo logré? ¿logré ser poeta?
Qué se responde, sorbo del café, presuroso y nervioso, cómo te arrebato eso, los cuentos, la imaginación, cómo te digo que eres un suicida en potencia, cómo negarnos la vida...
-algo así, no podría contarte, no ahora
ese atisbo de tristeza no se niega, agacho la cabeza como él lo hace al darse cuenta mi incertidumbre.
-¿papá volverá?
no puedo más que dejar mis ojos de cristal, al igual que los suyos, que son los míos pero son tan ajenos, tan lejanos.
decide no hablar, no sé cómo confortarlo.
- la vida lo compensará, tendrás un hijo, tendremos.
-¿somos un buen padre?
más absorto, ahora yo soy el que esconde las lágrimas.
- eso te toca cambiarlo, no será como crees ahora, no será sencillo.
-entonces ¿ de qué sirve que vengas a mis sueños con todos ellos? que no conozco y me dices que lo haré, esa hilera atrás de ti, de qué me sirve que vengas a mostrarme lo olvidado ¿de qué? hablar contigo si sé que en la mañana olvidaré lo que me muestras.
-en realidad... no lo sé...