jueves, 13 de septiembre de 2018

random toughts





entre las distópicas posibilidades que existen en mi mente, siempre está una que me asalta, que llegue un apocalipsis zombie. son microficciones que me voy planteando de vez en cuando, esa y que venga un terremoto, la cual he evitado, éstas son las más recurrentes... en ambos casos me planteo siempre qué haría en el momento en que zombie fuera corriendo hacia mi y en ésta ciudad con 20 millones de habitantes creo, sería el lugar menos idóneo para pensar ésta fantasía. siempre queda la posibilidad surreal de agarrarse a pierrotazos, siempre , pero en realidad es una fuga a la realidad éste tipo de asaltos a mi mente.

lo pienso en el metro, qué haría si el vendedor gordo de chicharrones corriera ensangrentado hacia mi y se ha transformado recientemente más a una fuga de la sensación que acecha, la otra que no es tan ficción, la de un terremoto.

escribo desde un cuarto de azotea, en el que me he replanteado todos mis infortunios a través del humor negro que me caracteriza, "bueno, si ésta madre cae, seré de los primeros en ser rescatado" me impongo. he descubierto en el humor negro un punto de fuga a los eventos traumáticos que me han ocurrido, como saber que en Veracruz, hay una baja taza de suicidios, y lo he pensado con humor, pues si, allá luchamos por que no nos maten, que chingaos vamos a andar pensando en suicidarnos.

y deambulo entre la ironía y el sarcasmo para no tomarme tan enserio, mis pensamientos se inundan entre querer que el jefe de gobierno se pudra en una cloaca, la misma en la que metí el pie, con mi mala fortuna repetitiva, de siempre meter el pie derecho, mientras el izquierdo, intacto, sequesito, versa su buena fortuna con un cálido aroma a vainilla, mofandose de la mala fortuna que en mi ser condena a la derecha, ironía extra de mi pensamiento discorde a la política actual, pues ultimamente las izquierdas siempre andan metiendo el pie derecho a la cloaca, seguro para cerrar el círculo de la ironía, terminaré con mi pie, el íntegro y seco, con una luxación de tercer grado, no lo deseo, pero sería la cereza perfecta para mi suerte.




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