martes, 26 de febrero de 2019

la única certeza



si éstos poemas pudieran pagar las deudas,
la renta,
o la comida,
si te llevaran al cine,
si no fueran más que letras,
muertas, 
como mi deseo.


si pudiera vender en las esquinas un poema,
junto a la doña de los elotes y las alitas BBQ del barrio,
si te dieran la calma que mereces
y el amor que necesitas,
si pudiera alimentar a mis hijos,
si me acercaran a ellos.

si mis fotografías sirvieran de algo,
si fueran más nada que la nada,
entonces tal vez tendrían sentido.

si me dieran un laburo de 8 horas de poeta,
con prestaciones,
seguro médico,
la posibilidad de comprar una casa,
un sitio digno,
un sitio propio.

si éste mundo no fuera ésta mierda,
y pudiera seguir confiándote mi llanto,
si pudiera dormir contigo,
si tuviera las certezas que buscas,
si levantara la herradura del baño,
si éste desorden de planes y recuerdos,
si éste insomnio jodido pudiera cambiar el mundo,
quizá me llamarías maduro
 o responsable,
quizá me llamarías por mi nombre de vuelta a la cama,
pero no.

ando herido,
desde el alma,
 a la  esperanza,
por querer un mundo tierno,
y creer que lo que vale la pena vale la vida.

pero no, 
y te entiendo.

no se vive de poemas,
de fotografiar la calle,
no se vive de charlas de café,
de entender un poco al mundo,
de otorgar esperanza,
eso no da seguro médico,
ni prestaciones,
ni certezas.


he vivido,
como un parásito,
un paria
y no me disculpo,
pero tampoco me perdono,
por no poder habitar una oficina
usar la camisita con la que te gusta verme,
y si de andar todo roto,
quebrado,
escribiendo el insomnio a mis 32 años.

quizá si no fueras tan recta,
tan lista,
tan sabia.
tan querer que yo crezca,
tan atrapame en el vuelo,
podría darte lo necesario.

pero no
y soy muy yo para ti,
tan poco autónomo,
tan sueño despierto,
tan despierto de noche.

tu que sigues a la rosa de los vientos,
que solo cargas una maleta tuya de hace años,
que me dejas la ropa,
las cajas, 
los libros,
las fotos,
yo que necesito un hogar construido,
un sitio para fumar por las noches,
tan necesito mi falta de sentido,
tan mi poca esperanza,
 mi soñar un poco,
tan mi bicicleta,
 mi cámara y mis fotos,
que aunque sirven de poco creo en ellas,
en éste, mi espacio pequeño,
con mi no quepo en ningún lugar,
mi desfase,
que he explicado y entendiste.



yo tan aferrado a los sentidos,
tu tan abrazada a la razón,
quizá ésta vez me iría contigo,
solo puedo decir,
que si necesitas volver
y un hogar
y cambiar de plan
soñar un poco,
tienes un corazón para habitar,
y para volver a el que es tu casa,
y lamento ser,
tan todo yo,
tan poco,
la razón y la única certeza a que vuelvas.










sábado, 16 de febrero de 2019

Niña de Azúcar


forma de lucha




tenemos ésta ciudad como trinchera,
y sueño más de lo que vivo,
caminar es la forma de esperanza,
y habrá siempre una luz para el camino,
habrán niños que jueguen a la guerra,
también soldados de nosotros, de los oprimidos,
aunque te caigas mil veces te levantas,
porque no te vences ni aún vencido,
si en lugar de encerrar tigres y panteras,
liberamos todos nuestros sentidos,
los sentires se harían negros de esperanza,
no tendríamos miedo de dejar un hueco,
una herida abierta cuando nos matan.

es curioso como no pensamos en nosotros,
ni pensando en nosotros,
lo que nos duela de la propia muerte no es la muerte,
es el hueco que se queda de nosotros,
si me muero no quiero padres nuestros,
pero si quedar conforme a los recuerdos.

si me ves tristeando y vagando por la calle,
sálvame de mi mismo, sálvame de mi templanza,
porque sé caer y sé volar,
se amar,
y  fallar.


jugamos ajedrez con la palabra karma,
y suspiramos años de dolor y llantos,
cualquier parecido con la vida es un poema,
mera coincidencia es emprender el vuelo 
sueño más de lo que vivo
el viento da caricias y confianzas,
de algodón, 
de humo herido,
y nadie más pudo resumir mi ideología,
que David en una frase:


"El hogar de las palabras es mi hogar,

dar es mi forma de lucha,
mi resistencia la escucha,
mi arte tu andar."






martes, 12 de febrero de 2019

ficción, noficción, la fricción de pensamientos, o el porque no escribo más cuentos.





Me gusta mucho hablar, por ello se me complica escribir cuentos, no me gusta ficcionar la realidad, lo hago por justicia poética, en mis fantasías me encontraba al asesino de Vicente, siempre un cuadro distinto, desde chocar su hombro y arrebatarle la pistola con la que lo mató, lo escribía, mil veces lo escribí. En mis cuentos mi alter ego se llamó Milan Balderas, y en las vías del tren vi morir a su asesino, actúo a la vida con agradecimiento, llámame incomprensivo, pero me hubiera gustado ver escaparse la vida de el asesino de Vicente en mis manos. si encasillo mis ideas en fantasías y lo retrato como ello deja de ser ficción, son fantasías no he matado a nadie, su asesino seguro sigue vivo y libre y asesino  y yo quisiera verlo muerto, perpetuando el círculo de la incongruencia. fantasías, les llamo así y ésto sigue siendo un texto de no ficción, quizá un cuento.

Mezclo todo te digo, flashback / me golpeo la nuca con el muro, me recojo las rodillas y me duele la cabeza, siento impotencia, miedo, ira, tengo ¿5 años, 4? y la sensación de vacío en mi, la misma sensación de la primera vez que tuve realaciones, la misma que tuve cuando me masturbé las primeras veces, la pared que azota mi nuca es amarilla, no hay nadie más que yo en ese patio/ por eso no puedo escribir cuentos, te digo, incluso mis historias son una sucesión de eslabones rotos, porque estoy roto, porque quizá lo que decía Benedetti "lo malo de la autocrítica es que los demás la creen"


me gusta el periodismo con licencias literarias, porque los hechos tangibles crean un espacio a la imaginación, aunque machado me susurre "se miente más de la cuenta por falta de fantasía, también la verdad se inventa..", ¿porqué creerle a machado? o bien, ¿porqué no creerle?, fantasías.

He pasado mi vida imaginando que soy el espectador de una película, de mi propia película, que en algún punto puedo solo elegir otro canal, o regresar la decisión como en "bandersnatch" que no he visto y me niego a hacerlo. Tal vez en realidad mi mente ficciona ésto, y mis manos no escriben y soy un paralítico jugando un juego de simuladores que simplemente no puede terminar, lo cual haría ésta paradoja más compleja, toma como desees esa paradoja, tu que me lees y te ficciono como alguien importante para mi, alguien a quien le puedo confiar mis pensamientos, porque siempre hay pretensión al escribir. Paradoja, alguien que simula escribirle a alguien que simula leer a un simulador tratando de escribir como si importase, como si a ésta altura del texto siguieras leyendo.

¿Y si es así? ¿y sigues leyendo y te importo?, tanto como tu me importas y no es una ficción y no me llamo Milan Balderas y ¿soy un tal Ehécatl Ríos? no sé, es casi la una y cinco y escucho weight of love.  Y perdí el hilo, mi madre sale al patio donde fumo y me da mi medicamento. le leo y escribo en presente aunque eso sucedió hace cinco minutos. ficción te digo.

Mi medicamento... ella confía en las farmacéuticas, empresas al servicio de brindarte una buena salud, una larga vida, la cura a los males ejercidos por tomar coca cola, beba su pastilla contra la diabetes con una, o astorvastatina para bajar los tacos.  aripiprazol y lamotrigina, pienso en Gataca, seres mejorados genéticamente para obtener personas más inteligentes, capaces el non plus ultra de la evolución al servicio de los que puedan pagarlo. pero a mi no me modificaron y estoy defectuoso del lóbulo frontotemporal de por vida. en Gataca la voluntad del personaje, el orgullo, dile como quieras hace que salve a su hermano, un ser dotado que a punto de un calambre y una competencia en el mar hace que casi se lo cargue la verga, pero nuestro personaje, defectuoso, hecho en casa regresa a salvarlo. defectuoso te digo. el Animus... "juan de los muertos, ¿matamos a sus seres queridos?" ahí escuché a la primera persona proclamarse un sobreviviente, llamarse así se me hace pretencioso, ostentoso, soberbio. un ser defectuoso, adicto, con pensamientos suicidas. pero un sobreviviente.

debe ser algo que me dejó mi abuela, sin saltar a mi madre. mi primo Jaime murió al año de pulmonía, mi tía lo sostuvo en brazos, muerto. Yo nací después en un jueves, un 8 de enero, veinte días después pulmonía. Me niego a creer en el fátum, no quiero, me niego a creer que existe, ante toda aseveración sórdida fatal siempre hay un pero. me niego acreer en el sino, pero... las hilanderas del destino tejían, las Moiras veían los hilos del destino que eran cintas de videotape, había cientos colgadas en el cuarto oscuro, muchas rotas, muchas cintas avanzando, una de las ancianas me vio, en sus manos sostenía una cinta, su hoodie como de bruja, manos largas sin rostro visible me preguntó ¿quieres ser un dios o un mortal? como si le concedieran a alguien un deseo por meritocracia, en mi sueño rechacé ambas. "inmediatamente después de los monstruos mueren los héroes, porque la naturaleza del héroe es monstruosa" escribió Roberto Calasso, tengo una cita pendiente con "las bodas de Cadmo y Harmonía" no lo terminé de leer. soñaba muy intenso. pero... no creo en el destino.

mi panteón de dioses es basto en ídolos, los dioses lloran lágrimas de ámbar, dice. los dioses son inteligentes, ellos saben que están destinados a morir. a ir a la isla de Náxos, donde Teseo deja a Ariadna, no la deja porque no la deja de amar, no, la deja por despecho, no. él la deja en un sitio circular, él, la olvida, Ariadna se suicida, se cuelga de un árbol. vaya lugar, el peor para un amor, la isla del olvido. adonde irán todos los dioses, los ídolos, adónde llorarán ámbar y toda su trágicomedia será, Nada. las hilanderas tejían en Videotape, relegadas a un cuarto oscuro viendo vidas en la eternidad  y su venganza fue cortar las cintas doradas de los dioses.

"El pensamiento circular" esa canción de Ivan Ferreira viene y va en mi mente de nuevo desde hace días, "El pensamiento circular/Con la cabeza vacía/Hay noches/que todo es una porquería y pienso en ti"...


"El crecimiento personal/en una cama vacía/Hay tardes/que todo parece mentira/Y pienso en ti"... Mi mayor miedo es el alzheimer, tengo miedo al olvido. no al olvido de mi vida, de mis historias o las personas que me conforman, tengo un único miedo, ni dejar de caminar, o ser un simulador que simula que escribe, tengo miedo de olvidar mi deseo de amar. un sitio círcular la isla de Naxos, la isla del olvido.













jueves, 7 de febrero de 2019

bilabial



me gusta decir gracias,
y no me gusta decir adiós, 
me despido mil veces para acostumbrarme,
a la idea de la partida,
como decía esa poesía,
"nunca te vayas sin decir te quiero"
porque no sabes cuando será el último de los adioses,
o el principio de un final.


hay palabras que saboreas en los labios,
y otras con la orilla del corazón,
así que cuando me despido por tercera vez,
es mi forma de decir te quiero,
quisiera no acabara éste momento,
pero tampoco el tiempo te quiero ya robar.

Fricativa,
Oclusiva,
Bilabial,
Bidentada,
Aspirada,
hay palabras,
sílabas y versos,
que se saborean con la boca,
otras con el esternón,
me gusta decir amor, sentirme amado.


la palabra amistad me desencanta,
no podría encasillar a nadie con tan frías letras,
porqué decir amigo,
cuando puedes decir.
te palpo con el corazón,
te extrañaré, gracias por el habla,
por la forma magnífica de coincidir.

me gusta decir tengo,
aunque me disgusta poseer,
me gusta decir tengo 
y acompañar la palabra con algunos pensamientos.

y así,
 suena mejor:
tengo pensamientos que te quiero compartir
y una vida para levitar,
quiero aprender de ti para entenderte,
y a éste mundo estrecho para amar,
con la inocente forma de odiar,
me gusta decir gracias
me gusta decir muerte y que se me aviente a esperar.

me gusta decir Nadia Vera,
 saber que te volveremos a encontrar.


tengo un cuerpo para amar,
y lengua para saborear,
un olla con café caliente,
un brillo en los ojos para discernir,
un espejo para verme en ti,
lo que sientes,
y darte confort,
un abrazo,
al darte aliento me construyes mundos,
la resistencia que es esperanza,
de la vida misma
y aguantar,
todas esa palabras tristes que conozco,
y que siempre nos pueden apresar.


me gusta lograr
y aspirar,
se conjuga lindo con mundo,
si se acompaña de un mejor.

me gusta decir entiendo cuando entiendo,
me gusta concordar,
acordar,
recrear,
amar,
parpadear.

gusto más del yo te entiendo,
que un yo discrepo,
pero nos podemos ayudar.

porque en parpadear se va la vida,
y en suspirar llega el amor.

no me gusta decir margen y dejar fuera,
no me gusta decir fracaso y ver dinero,
me gusta decir tiempo
y que los segundos ardan-pedalear.


hay palabras que me gustan,
por que saben desde el paladar




y frases 

miércoles, 30 de enero de 2019

sin documentos




Se despidió de la tierra,
porque le robaron su tierra,
 si bien es cierto que uno anhela un camino,
es para construirse un hogar,
donde llegar,
 a reposar ,
la travesía,
sin esperar que la vía,
del tren,
sea el sacrilegio a la vida.

en las casas,
cuando no llueve, gotean, 
y aún así se le puede 
robar un espacio al éste mundo
y crecer
y creer,
que todo puede  estar mejor,
y que si hay voluntad hay camino,
porque ya no reclamando a la vida,
le puedes aclararte a la vida,
emprender,
y volver. 

 la prueba primera es un buen abandono,
 la familia 
y los sitios comunes,
los  recuerdos y los espacios,
que te vieron nacer y crecer,
metes en una mochila pequeña,
 esperanza y abrazos,
de quienes conoces, con quien creciste,
metes lo que te forma y conforma,
los recuerdos y amores,
y la  poca seguridad que te ha dado el estar,
donde nacer para morir es costumbre.


y te escapas,
de la pandilla y el hambre,
de la calle asesina,
que es juez y parte
y te vas,
aunque algo de ti se queda,
algo siempre se queda,
aunque en una maleta tratas,
 de llevarte entera la vida.

en el camino te escupen,
dicen que necesitas documentos para cruzar el viento,
no como el ciento,
de aves que te iluminan.


Te  dicen extranjero,
 te señalan,
en el crucero,
en la calle,
aunque habrá una mano solidaria,
o una patrona en el camino,
una casa al costado,
en la que a veces dan agua,
aunque no sabes que eres un negocio redondo,
pero tu solo quieres estar,
bien.


 te marginan,
 o explotan,
por decidir cruzar los alambres,
 que unidos hacen fronteras,
porque cuando la máquina del progreso avanza,
pisoteando selvas, secando ríos,
devorando todo a su paso,
y te derriban la casa.


y tu vecino levanta
el vuelo,
y te hablan,
que le va bien y que avanza,
y tu que pretendes solo un pedazo de cielo,
el que mereces para habitar
te quieren expropiar la esperanza,
y decides agarra el camino,
aferrarte a tus pasos,
hasta romper los zapatos,
y seguir.


decides,
buscar eso que te dijeron que no mereces,
esa vida digna y ese bien vivir,
y sabes que viene la migra y los coyotes,
y que hay muchas violaciones,
que muchos se quedan a medio paso,
y a otros se los llevó la bestia entre las patas,
pero la montas, te amarras,
ante el sol, la lluvia y el hambre,
con el frío óxido de su lomo,
y te decides a no caer,.


porque siempre hay una digna esperanza,
de caminar aunque queriendo volver.

y te extorsiona el lanchero y el policía,
te piden peaje en cada vía
y con lo poco que cabe en la maleta escondido ,
hay una fotografía y un  amuleto,
un número de teléfono,
y es toda tu vida.

a algunos les expropiaron la tierra,
a otros la vida,
pero siempre habrán caminos arriba,
para no abandonarse.

así,
sigues en tren y por monte,
te amarras a la bestia en su lomo,
mientras las verdaderas bestias te matan,
de hambre y te ahorcan.

te cuestionas siempre,
entre la piel quemada y herida,
entre la posibilidad impasible,
de poder no volver.

porque tal vez nada que no valga la pena,
no vale la vida,
por uno, dos, tres que tu amas,
se puede seguir.














jueves, 17 de enero de 2019

re-flexión, 32 años se dicen.




Es ese frío que te entume las articulaciones, no el que te quema la piel o del que quiebra los labios, es ese que acompañado de brisa termina por mojar todo, no es del que puedes escapar, aviento girando la colilla del cigarro, como en las películas, siempre imagino que habrá una explosión, o podría inmolar una gasolinera, pero termina rebotando para hacer ese tsss característico al absorber el agua  brasas.

Se escucha el caer de las gotas, el chorro de agua en en el tubo de pvc, las farolas de la calle, amarillentas, la neblina se esfuma, así como ha estado llegando cuando  empieza a caer la noche, es la 1:24 de la madrugada, escucho a Junab Ku, "yo no sabía que temblaría al pensar tu nombre y que caería si te perdía y pisaba el borde" Omar, el vocalista y autor de las canciones murió hace no mucho, treinta años, poco más, cáncer, como ese ganglio en el cuello, inflamado del mayor Sabines:

 "Mi padre tiene el ganglio más hermoso del cáncer
en la raíz del cuello, sobre la subclavia,
tubérculo del bueno de Dios,
ampolleta de la buena muerte,
y yo mando a la chingada a todos los soles del mundo.
El Señor Cáncer, El Señor Pendejo,
es sólo un instrumento en las manos obscuras
de los dulces personajes que hacen la vida."
                                                          J.S.
Omar, hay muchas historias con él, de muy cercanos, de no tan lejanos, él me acompañó un año, o no él, su música es decir él, a muy su manera, "puedo sentir que estás aquí y vuelve a hacerse el frío entre tus manos, como que me falta tu calor... como que me hace vibrar todo, y vuelvo de nuevo a sentir, quiero verte de frente y poder sentir que ya no siento nada, quiero verte sonriente y decirte todo sin decirte nada, quiero verte de frente y poder decir que ya no siento nada, pero no, quiero verte sonriente y poder decir que ya no siento nada, me extraña que siendo araña...". toda la vida he tenido una cercanía a la muerte y siempre me ha sido necesario repasar a mis muertos, es importante, no me atreví a verlo en su funeral, por respeto, no fuimos cercanos, pero muchos amigos si, manejé a Juchique de Ferrer, para saber que era real, que estaba muerto.


 Guadalupe, fue mi primera novia y mi primera muerte. me otorgó una dualidad fatal, traumática con respecto al amor, ese apego involuntario que te da esa sensación emotiva y ese desapego de la razón que te da el temor a la pérdida, deambulando la vida en ello. me columpio en la azotea de la casa, y pienso como ésta era entonces, no había lamina que me impidiera ver las estrellas y la luna, podía ver los atardeceres mágicos, morados, rojizos... era un cumulo de varillas saltarinas que si las desconocías te hacían tropezar al borde, más de una vez bien pacheco estuve a nada de caer al precipicio. 

le hablaba a la luna, como si fuera una diosa, al contrario del dios predilecto de ésta ciudad, el cruel, que te da todo para luego quitarlo de tajo. Caminé sobre el quicio varias veces, si bien cada muerte te enseña la primera es memorable, es la más difícil de sobrellevar, te hace dudar, recapacitar, sentirte frágil... y vivo, y sientes que la vida es una injusticia.  entonces no entendía lo necesario que es guardarles un luto a los muertos.

 a mis trece años, bajo una educación atea quería el refugio de dios, para pensar que había algo más allá, que la volvería a ver. no fui a su funeral, ni a los rezos, no vi su cuerpo muerto, no pude, trece años te digo, cuando un par de semanas antes solo bastaba brincar la barda, una travesura, y tomarle la mano, aún recuerdo que sus manos siempre estaban frías, las mías sudorosas, "tus ojos de color que suelen pintarse las tardes, somos ese aire que no puedes respirar" sigue Iris de Junab Ku, "si acaso soy un semidiós, jugando a solas" y le di vida a la muerte, ¿qué dios podría ser más justo? el del sueño quizá, a quién podría seducir de otra forma que buscándola "quiero ser el aire una vez más" y la busqué mucho, traté de ahogarme con ella, pero los vasos solo traían congestiones y chilaquiles en las mañanas. 


Todo instinto de supervivencia se revela al anhelar la muerte, tiene una dualidad impertinente, seducir a la muerte te digo, así le llamo, a veces me siento un Oliverio en "el lado oscuro del corazón" dándole besos, para después acariciar la vida, esa trágica seducción pensé que terminaría por matarme, o por matarme antes de que pudiera escribir éstas letras, que escribo fumando junto al tanque de gas estacionario. 

Cada experiencia cercana a ella, la adrenalina al alejartel, la estupefacción de seguir vivo, esa soberbia sensación de cercanía y seguir,  me sentí inmortal y puede decirse que lo fui, sobreviví a mi adicción activa, hoy como en ese libro de Julian Herbert "cocaína manual de usuario" creo que a casi once años limpio, "sufrí la peor sobredosis, la de la realidad" sobreviví a mi instinto Kamikaze, he amado esa palabra, darle un sentido a la muerte y que valga la vida, se me hace una doctrina maravillosa.

Cada muerte te enseña algo, algo distinto. 

Mi tío Carlos, un paro cardíaco, tenía catorce años, casi quince. "quizás ojos de cielo corazón procaz lengua de fuego y manos de huracán, alma inmortal, toque de muerte" hay tantas historias a su alrededor, si yo pienso que he retado a la muerte, él se lleva las palmas, quitarle una pistola a alguien que te amenaza es distinto a decirle a un tipo con un revolver "te faltan huevos" esa frase la leí en un libro y se me quedó en la mente, reverberando. un estúpido pique de automovilistas neuróticos, de ahí solo he tenido otro encuentro, un tipo con una escuadra me pegó en la facia, al emparejarlo tenía una escuadra apuntando, sobre lázaro cárdenas en un chevi blanco, iba en coca, solo pude pensar  " si me lleva te vas conmigo" ¿sabes que si a una velocidad imprudente le pegas entre la la llanta trasera y la defensa haces que de trompos? lo descubrí en un arrancón. mi tío carlos me enseñó, que no importa cuanto la busques, la retes, termina por ganar. mucho tiempo después más que amor a la vida, me surgió una pregunta ¿hasta dónde crees poder llegar? no es amor a la vida te digo, es curiosidad. 

Vicente, uno de mis mejores amigos de la secundaria, un cholo cualquiera, un paria de la colonia revolución, que asaltaba por necesidad. Me contó que estaba apuntando a un señor, él dijo que ¿porqué lo hacía?  lo necesitaba, nos contó que lloro, y habló un rato con ese señor. La última vez que lo vi fue en una fiesta recuerdo poco, yo ya estaba hasta hocico de pedo, pero recuerdo que tenía una camisa de cuadros y un pantalón café, un paliacate en la frente. 

me dolió como no sabes, fui a su funeral, lo vi muerto, con su paliacate, yo tenía quince años, no entiendo qué sucede conmigo, cuando abracé a su hermano y se soltó a llorar, no sabía que tengo algo ahí por lo que me pueden confiar el llanto, me ha pasado en cada funeral. lo mataron, tres balazos en el pecho, por chocar hombros, así como lo hice mil veces. Hay técnica incluso en taclear a alguien con el hombro, hacerse de palabras, algunas veces por ese simple motivo peleé un par de veces, esperar el primer golpe después de ofrecer la menta de madres reglamentaria.

 y te dicen que el machismo no mata, que pelear por un espacio ficticio en la calle, tu burbuja personal, por ego, por ver quién es más hombre, más de una vez me cagué de miedo al verlos más grandes, más fuertes. tenía mucha ira, mucho dolor, que salía a la primer provocación.

En su funeral estaba muy drogado, me adormecí de mota y caña lo más que pude... la peor sobredosis te digo, la de la realidad.


Alex Rubio, él me recibió en el primer internamiento por junkie, frescos dieciocho años, ese día presenté examen para la UV, ya había intentado suicidarme, mi madre dice que fueron cincuenta y cinco pastillas, medicamento controlado. 


Tres días en coma. Alex se suicidó de forma muy peculiar, había recaído, su adicción tan bellamente triste lo fulminó, acababa de vender su casa, tenía una maleta con dinero y una depresión insondable, "infinita tristeza" se fue a beber, la maleta no apareció, era catorce de febrero, y él amaneció colgado. Dos hijas pequeñas dejó, había terminado con su pareja y ella empezó a salir con alguien. Es irónico el círculo de la adicción, la tristeza te hunde, y te dejas, te abandonas, esas dos palabras "te abandonas" y ya no puedes solucionar nada, solo queda un camino vertical al abismo, es irónico como la razón para hundirse y levantarse pueden ser la misma.

En el insomnio hallé la fuga a la muerte, a mis pesadillas, desde niño, soñaba que me mataban, o que moría.


Soledad, así se llamó mi abuela. cuando la casa de una planta alguna vez estaba ahí, confortando el llanto. ¿Te ha pasado que invocas a los muertos? a veces los veo en las sombras, pero resulta que son sombras, o un bulto entre ellas, no dejan de sorprenderme cada que las veo, y podría decir que las reconozco, últimamente veo a Nadia, debo tener un pendiente con ella.

Soledad, murió de cáncer, hay mucho que decir de ella, de su muerte, si me enseñó algo con ese ganglio maldito del bueno de dios, me enseñó a luchar contracorriente. era una batalla perdida, ella lo sabía, pero luchaba por no dejarnos, rotos, con los pendientes de sobra que tenía.

 pudo dejarse morir, pudo, pero siguió hasta el último minuto,  con morfina, con su dios entre los labios, si bien no creo en su dios, creo en la fe, esa que la salvó la primera vez de ese cáncer terminal, que regresaría quince años después. Y se me empañan los ojos. Respiro. Contra todo pronóstico luchó te digo, virtualmente muerta, como todos nosotros, porque la única forma de atravesar la vida con dignidad, es saber que ya tienes garantizada la muerte.

Y aceptarlo, con la incertidumbre que hay para después de ello, con la certeza que lo sabrás, con todas las ideas que hay al respecto, las teorías, que solo son eso y no por ello "abandonarte", aunque trato de pensar que creer en los fantasmas es una forma de guardarles tributo, porque uno se debe al espacio que lo forma y a los que formaron ese espacio, los que lo conforman y por ende es un tributo al sitio que ocupan.

Pero más adentro, quiero creer que la muerte es el final de la existencia total, que no hay paraíso, que no hay infierno, que no seré un fantasma, que no viviré mi vida una vez más en un rizo eterno, que lo que amas se va contigo, que no es necesario apagar la pantalla, que se acaba, que descansas de existir, porque no hay pantalla.

Y porqué no lo sé, también quiero creer que beberemos un café y fumaremos un cigarro, que somos solo un ciclo, y se trata de quedar bien satisfechos, porque la vida asciende y seguro nos trasciende.

 Soledad te digo, vaya nombre el de mi abuela. Yo no planeo ganarme el cielo.












miércoles, 16 de enero de 2019

mi calle




uno se debe al espacio,
y a los que formaron ese espacio,
los que lo conforman,
y por ende,
uno es el tributo al sitio que ocupan,
como tal, se honra al pasado,
y el pasado nos honra,
porque somos un trozo de futuro,
aún anclado.


vivo en una ciudad de pasajeros,
pero ésta calle es diferente,
es la redención de la pretensión,
 un chico con mirada de asltante,
  con short de camuflaje
sandalias rosas,
regresa a casa con tortillas.


la calle ha visto a tantos
 aprender,
a montar
una bicicleta,
ha visto amor y violencia,
el alcoholismo inerte de mañana,
y un grupo de alcohólicos anónimos por la tarde.

mis árboles daban sombra,
a quienes esperaban por el bus,
ahora el camión cambió de ruta,
mis árboles murieron,
hay poca sombra en ésta esquina.

ha visto ladrones,
desde épicos idiotas,
una madrugada se robaron a una virgen,
de guadalupe,
 durante su ebria fuga, 
le rompieron la cabeza a la pobrecita.


también tuvo sicarios,
músicos,
lectores,
también tuvo fiesta,
velorios,
rencores,
partidos de futbol,
misa en los domingos,



uno se debe al espacio,
y a los que formaron ese espacio,
los que lo conforman,
y por ende,
uno es el tributo a sus amigos,
y a esa apropiación.

cohetes en diciembre,
amantes de secundaria,
parejas mayores en el amanecer,
y mariguanos,
chingos de mariguanos.

ha visto amor y ha visto muerte,
balaceras y lunas,
nubes y viento,
me vio llegar
 ebrio como bola de billar,
me vio rebotar,
el craneo contra la pared

funerales,
te digo,
acá velamos a nuestros muertos en casa,
futbol, 
cumbia y rock,
luces de navidad,
neblina y humedad,
ha visto el atardecer y la mañana,
me ha visto a mi crecer,
irme, regresar,
a veces más tarde que temprano,
me ha visto negar y revivir,
mi sangre y mis victorias,
mis ya algunas historias,
mis dubitaciones desde el balcón en soledad,
que por hoy me ha visto
y me verá.

jueves, 10 de enero de 2019

negros de esperanza




no siempre se puede elegir para uno la suerte,
pero siempre se puede emancipar a la muerte,
y subordinarla a la vida,
hay muertos que le duelen a los jueces del destino,
y vivos que en la vida no viven.

decidimos tocar mundos,
y no subordinarlos,
decidimos la autonomía,
e hicimos procesos para liberar a los presos del alma.

le quitamos la chapa de oro al reloj,
y lo dejamos seguir andando,
así, hemos liberado a unos cuantos,
así otros nos liberaron,
y construimos ésta creencia de ensueño,
que un mundo para todos es justo,
es necesario y posible

aprendí a vivir anarquía,
por  esa desigualdad que se inculca,
ya que no es imposible desintegrarla por dentro,
combatir a las injusticias del alma,
con un poco de amor y de fuego,
con el temple,
que doblega al coraje y al miedo,
y  empuñar la palabra,
para incendiar el viento,
combatir con aliento,
y compartir el amor,
clamarlo en silencio,
con la solidaridad que nos queda,
y todo y a todos lo que nos han robado.

exiliaron a muchos del sueño,
y nos hicieron fragmentos,
nos rompieron,
pero dinero y fortuna en realidad no son sinónimos,
porque amor y anarquía no son antónimos,
nos levantamos de las cenizas,
construimos cometas,
y en ese proceso,
varios nos abrazamos.



decidimos escoger un trozo de mundo,
ponerle una bandera negra,
ponerle un círculo y una A,
y resistir,


a los embates del odio,
a la injusticia diaria,
y nos hicimos iguales,
aunque los tontos digan que eso no es posible.


decidimos poner una bandera dudando de nuestra bandera,
para que nadie nos reclame,
propiedad de nadie,
y expropiamos a los muertos,
y les dimos su lugar entre los vivos,

decidimos aportar creando,
y criando, 
decidimos,
hacer de la vida una utopía,
y sembrar,
derribar,
reconstruir.


decidimos hacer poemas negros del alma,
y  escondernos de ésta la noche más oscura,
pero ciertamente que al alba,
nos espera eterno nuestro renacer.














martes, 8 de enero de 2019

adoraciones




fui condenando los poemas a saltar de tus caderas,
hipnotizado,
entre las sillas y tu libreta de comandas,
te deslizabas como una mano en mi espalda,
electrizando la piel a cada paso,
entre tu vestido y  el asomarme para verte,
 limpiando,
y verte las piernas,
las mesas,
y  tu cintura curva curva
y las ideas correctas,
al acariciarte me enredé,
me fui hilando entre los dedos,
a las ondulaciones en tu pelo,
me enredé,
atrapado en la red de tus sueños de mañana,
porque creía que amaba tus piernas,
mientras me ahogabas en ellas,
pero con el palpar del paladar degusté de tu alimento y  tu compañía,
y resulta,
que entre orinoco y girondo,
entre astronautas y dictadores,
entre alienigenas y conspiradores.
entre memoria y tolerancia,
conspiramos con la intensidad del mar,
para amar
y salvarnos del tormento.

entre el tapanco y mi corazón de cedro,
entre una máscara de dientes,
y una caja plegable morada,
con libros y cartas de otros amantes,
que te enseñaron a amar la vida,
entre costumbres viajeras que no entendía, 
entre una cama mojada 
y un vecino que pensó que te golpeaba,
mientras la cama frenética estallaba,
pero tu dulzura salvaje no se contrapone a tus ojos de calma mientras besas.


quizá nadie te ha observado como yo,
o quiero creer que nadie jamás logrará verte,
tan bella, 
como hoy.



miércoles, 2 de enero de 2019

Omnia



tres brujas de oro bordaban el telar,
con el infinito fuego en la ciudad,
entre montañas,
la sangre es nueva,
 para poder viajar,
y dejaban que el hambre destrozara al último titan.


el origen de los que rigen el tiempo.
el que le dio a los dioses la capacidad,
 de forjar,
  reglas,
y también de delegar,
lo que se haría con cada suerte,
le dieron a las hilanderas el poder crear,
el destino a cada muerte.



ellas forjaban el mundo,
y en venganza decidieron matar a sus creadores,
 mandándolos  al olvido en su lugar,
a un sitio circular,
que las esculturas se caerán,
no habrá sitios más para adorar,
a los creadores de su propia mente.


sus ojos miran con saña mortal,
precaria muerte,
era la noche en que los dioses me invocaron al telar,
.también me eligieron para escoger mi suerte.


ellas grababan la vida con un videotape,
una cinta a cada corazón fugaz,
las hilanderas preguntaron,
 ¿prefieres ser un dios a ser mortal?
les dije que no,
que no creía en tal fatalidad,
 se rieron fuerte,
desperté,
 con la boca seca,
cruda de tabaco,
y de insomnio.



ella,
un día me llamó
un semidiós,
viajando a oscuras.

martes, 1 de enero de 2019

espera



me he preguntado si podría narrar desde otra voz,
desde la asimetría de otro rostro.
si podría hablar de otro amor que no fuera el mío
y por ende,
el tuyo.


preguntas,
fotos,
letras,
irredentas e irredimibles,

Y

silencios.


la cálida luz de los cuerpos irradia en el atardecer,
y voy atardeciendo en la voz,
en mis letras
y resulta que irradia las calles,
las sombras,
y las perfectas volutas de humo en que se me escapa el tiempo,
ese que decido perder,
a quemarropa,
para hablar conmigo.


y mi voz no cambia,
y mi luz no cambia
y mi cuerpo,
cambia.


me he preguntado si podría sentir más,
querer más,
pensar más
y  si, perder a quemarropa
intencionalmente,
el tiempo que me separa de los hechos.


siempre trato de llegar temprano,
adónde voy casi siempre ya llegué,
a veces la curiosidad de un suceso,
me emociona más que el suceso,
por eso siempre estoy esperando,
aspirando momentos,
que no llegarán,
expectante sin expectativas.


y no sé porque, 
aquí,
entre todo lo inmundo y banal,
la vida se respira y se goza.









hilos





entre los hilos descarriados del tejido,
he visto envejecer a mi madre,
cuando no leía,
cuando no cocinaba.


hoy me detuve a ese instante inamovible del tiempo,
en que ella teje,
y yo en el sillón sigo siendo niño.

lunes, 17 de diciembre de 2018

supuestos





quisiera ser más poesía que la niebla,
decir más amor que la palabra amor,
decir sexo e inmolar los cuerpos,
decir calma y no ser desierto.


quisiera decir futuro y escribirle al pasado,
que alguien me escuchara y pudiera decir viento,
quisiera retratar desde la imaginación,
pero sobre todo quisiera tener,
algo que decir.

pero no tengo nada.


una cámara y un ordenador,
una pluma,
mil libros por leer,
buenas intenciones,
y la nula facultad de ser consciente.


ayer asesinaron a un buen muchacho al que conocí,
pretendía estudiar fotografía,
tal vez por conocer mi mundo,
por mi.

ahora está en fotografías de nota roja,
poco se sabrá que era un buen muchacho,
que tenía sueños
y que invoqué en él algunos.

ejecutado le dicen,
ejecutaron sus sueños,
los de una familia,
los de sus compañeros de clase,
los míos de plasmar futuro,
de decir alma y que ese lapso,
entre mi lengua y el oído,
hay un margen bello de creación.


me cansé de buscar a la muerte,
me quité el reloj,
me quité el peinado con que la esperaba,
y sigue llevándose a mi gente,
las bombas caen a mi alrededor
ya no sé entrar en pánico.

a mi que la vida me prometió futuro,
y que nunca he sabido qué hacer con las promesas,
que ya no sé ni hacerle un homenaje,
a aquellos que amo.







jueves, 22 de noviembre de 2018

Troya



ahora entiendo un poco más sobre viajar ligero,
perdí mi brújula en el viento,
 a poco he aligerado las maletas.

siempre me sentí extranjero,
en un sitio que todos presumen una patria,
un lugar común,
una memoria diaria,
de una rutina rancia,
de la cual asumir seguridad,
 estatus,
 lujos,
te da la posición de vencedor,
pero solo tengo mis mochilas
y me siento vencido,
porque aspiro,
aquello a lo que no deseo.


he ido deshaciendo las maletas,
un boleto de autobus aquí,
una libreta perdida allá,
un poco de mi corazón en el piso,
mi hígado en las letras,
mis ojos en el ordenador,
mis pertenencias son tan pocas que tienen mi aroma,
y decidí hacerme en mi estructura con algunas cajas,
que si bien siguen siendo limites y limitantes,
algunas contienen ropa,
otras van con un par de ideas,
y promesas,
dispersas y mezcladas,

cajas:
fronteras que segregan los recuerdos tirados entre la ceniza.


la historia 
y las historias
 las escriben quienes ganan,
pero los muros los rayan los que pierden,
y aquí,
 perdido,
estoy dispuesto a rayar mis muros,
 para dejar un poco de memoria

de troya queda el nombre,
pero ningún poeta,
troya perdió la guerra,
y se hizo la leyenda que es desde la mirada de los otros.

y aquí,
perdido,
con un par de maletas tratando de escribir historias
la necesarias y faltantes,
las que está fuera del límite,
las de los despatriados sin poeta.


y estoy sobrio y ciego,
guiando mis pasos con los sonidos que escucho en éste laberinto.


he deshecho las maletas,
cada vez con más desgana,
descubrí,
 que necesito poco más de lo que cargo,
y poseo un poco más de lo que necesito,
e incluso en ésta incertidumbre,
me he hecho ya de algunas costumbres,
y muchas magras certezas,
costumbres,
respetar el espacio,
entender al otro,
ceder en pactos
apropiarse un poco,
y no hacer más hoyos en los muros que los necesarios,
un par de fotografías colgadas,
con cinta,
para que mi presencia deje pocas huellas,
y mi ausencia no se note.


cuando la historia se escribe desde aquél que gana,
y uno no está más que perdido,
resonar como un eco es ganancia.

porque resulta que no tengo más que mis maletas,
son mi patria,
en una mundo donde lo que importa son los lujos,
cierto estatus,
la calma,
y la tranquilidad que otorgan las certezas,
porque mis muebles son cajas,
 que delimitan,
y cuando me vaya se irán a cualquier parte,
no tengo cedro,
no tengo nada.

soy un hombre,
de los que no escriben la historia,
todo pierdo
y me pierdo porque no tengo posesiones,
y tampoco me gusta poseer.

y llevo más de lo que necesito,
y se hablará quizá de los expatriados,
y diré que yo soy Troya,
y ojalá de mi no hablé ningún poeta.


miércoles, 17 de octubre de 2018

más común que el odio



"hemos decidido declararle la guerra a un enemigo común",
pero no sabíamos que teníamos en común,
así que creamos algo,
al principio le llamaron pobreza,
y los ignaros mal entendieron,
y mataron a los pobres,
los ejecutaron.

antes,
cuando en barcos llegaron,
el enemigo común era el bárbaro,
aquél que no hablaba de el dios unigénito,
y su lenguaje.
y casi exterminan,
a los que no fueron adoctrinados.

no sé de cronología,
pero,
un enemigo común,
le llaman.


quizá era un musulmán,
o un cristiano,
un terrorista 
o un inconforme,
poco importa a éstas alturas,
aquél que es distinto
y reclama su derecho a ser distinto,
a ser respetado y ser amado,
siempre es el enemigo.

les robaron el petroleo,
y cuando la cosa se les puso muy difícil 
les negaron la visa,
el derecho a trasladarse
los dejaron morir en barcos,
en altamar,
y ellos,
a los que amenazaban a la soberanía de la nación,
les llamaron inmigrantes,
y deportaron sus sueños,
sus cuerpos.

al otro
y la otra,
 le llamaron comunista,
anarquista,
feminista,
transgénero,
le llamaron pobre,
le llamaron de mil colores,
y le negaron el derecho,
cualquier derecho.




el otro,
el enemigo en común,
le llaman,
y repartieron armas y paranoia,
y destruyeron casas y expropiaron territorios,
y crearon dictaduras y patrimonios,
y asesinaron al estudiante y al mendigo,
a todos por igual.


y aquí estamos algunos,
matándonos 
y hablando de amor,
entre los más comunes enemigos,
que no pueden ver al enemigo más común.






las doce





siempre nos han dicho lo que debemos ser,
de lo que debemos aspirar a ser,
o tener,
un auto mejor,
un reloj para contar los segundos,
que se nos escapan al darle cuerda.


siempre,
una mejor escuela,
un mejor peinado,
un vino más caro.


nos han vendido la historia de que el prestigio
y el poder 
llenarán ese vacío del alma,
por ser,
"alguien"
en un sitio que no elegimos.

y nos inculcan valores,
que trabajar doce horas viendo el reloj marchito,
te hará alguien,
que ver menos al otro,
te da un sitio,
cómodo,
donde juzgar al mundo,
una pertenencia.

y entonces miras al negro,
al indígena,
al mendigo,
al niño de la calle,
al vagabundo,
con éste principio irreductible,
de que el que es productivo,
es alguien,
 y no ellos.


ese "alguien" no está,
con el migrante,
con el ambulante,
en la favela,
en la banqueta,

y el reloj marchito gira.

y seguirá alguien muriendo de hambre,
de sed.

valores les dicen
...
..
.

he retratado con un efímero valor las ciudades que habito
y he perdido sentido al hacerlo,
que me he cansado en convencer,
que un mundo mejor es posible,
y ahora,
solo el silencio que me permito,
es distinto.

y no soy muy distinto o muy igual,
sigo sentado en el ocaso de mi vida,
esperando modificar con palabras,
lo que las armas no han podido.

y han pasado guerras,
y seguirán llegando,
y han pisado botas
y seguirán pisando.

he perdido esa mínima esperanza fúnebre de lograr algo,
esa esperanza primavera,
ese silencio de largo,
que me cruza y abduce,
a pensamientos inertes.

estoy en una pausa,
una laguna
mental,
insostenible.

es probable que nada cambiará,
que el mundo no mejorará,
pero hay algo,
siempre hay algo,
que me sigue impulsando,
a darle mi cena,
al hombre que duerme bajo la lluvia,
y puntual está él,
en la estación del metro,
cada que llego a casa,
un poco antes de que el reloj marque las doce





domingo, 7 de octubre de 2018

ladridos




cómo decir de forma bella que me lleva la muerte,
que se me va la vida,
en cada bocanada,
cómo explicar el silencio de mosquito dueño en mis insomnios,
cómo explicar que el deseo,
se encuentra contrapuesto al sentido,
cómo hacer arder al mundo
y revivir de las cenizas.


cómo decir que no tengo rumbo
no tengo un punto fijo,
que mis pesadillas ya no son de muerte,
que mi silencio es el luto del futuro deseado,
cómo explicarte,
que expatriarte,
es siempre hacia ningún lugar.

siempre he sido un habitante pasajero,
del paraje de ningún lugar,
que he apreciado bordarle a al muerte unos besos,
que no me permito coquetearle en paz,
que mis puños van cansados,
que mis piernas se doblegan de ciudad,
y yo
solo,
en una cocina, con un cigarro y unas teclas,

cómo decir engalanado,
que me lleva la chingada,
que tengo toneladas de lecturas y reportes,
películas cargando y textos al azar,
por reportear.

y mis ojos se cansan,
y doy vuelta a la cobija que huele a soledad,
y no la nostalgia conocida,
ese hueco singular,
de pluralidad conservada,
de certeza demacrada,
un misil hacia la nada,
sin fuego en el abismo,
sin ganas de nadar,
entre esas nubes que se esfuman,
sin acierto,
sin lugar


éste insomnio de mosquito en mi mente,
ésta inmensa falta de ciudad.


ave viajera aletargada,
sonido de piano vertical.









re cordis

 Tuve miedo, justo como debía ser, justo cómo se antepone ante todas las decisiones importantes te digo, pero también había mucho amor en la...