el qué decir,
la historia no contada?
si traigo la existencia cancelada
cómo hallar el mérito a mi palabra,
si traigo la letra escarlata.
más que suerte es una excusa,
más que el grito es el silencio,
cuando te atavió la palabra.
cómo amar mi rostro,
cómo acariciar mis cicatrices?
si siempre me gané las rayas con honor.
el ácrata por anarquistas despatriado,
de un lugar que nunca conocí.
mi alicaído viaje,
si,
me
siento
solo.
de mis pocas nuevas sanidades,
que me siento mejor que cuando huía de las soledades,
que acompañado me sentía más solo,
en la hora que horada la mente atorada,
en buscar una utopía.
me duele la espalda y los años,
me duele el oficio y la astucia,
se me secan los ojos.
y la cierro en días de sol.
de la casa,
buscar un encuentro bello y no una cara larga,
pero,
con el tiempo me fui acostumbrando.
al escarnio público que a muchos mata
y a otros les es indiferente.
me shockeo,
me,
enmudeció,
un cortocircuito del alma,
un bronco circuito de caballos, tú entre las patas,
las faldas, las malvas, los recuerdos,
y curioso que los monasterios no te dejaron.
pero no estoy dispuesto a sacrificar a la mente por espíritu,
yo no,
no soy hombre de fé,
soy carne,
soy palabra,
soy la cuarta sexta luna de la remembranza,
en el atardecer de mis ojos se ha perdido el sol.
en la poesía de ambrosía,
en los exiliados del sur,
en los invasores del norte,
en éstos del oeste,
en aquello, en lotro,
pero mis manos se pusieron torpes,
y ya no supe qué escribir.
y lo que nombra existe.
aunque se acercaban bastante.
a la filosofía,
a la psicología,
a la historia,
me fui al bosque,
solo,
pero no morí,
un renacer a la muerte,
a la buena mala suerte,
a no perder el pulso,
pese a perder impulso.
prendí velas,
cayó dinero,
pagué mis deudas,
dejé las luces,
dejé la pausa,
y pasé a ciertos logros que dejé en las sombras,
cosas mías en algunos documentales,
me hice del sueño que tuve desde los 15,
dejé los viajes solidarios,
pues cómo,
si las lenguas me desconfían,
cómo no desconfiar, de mi, mismo,
con razón corazón,
co-razón.
el pachacuti,
toda estructura que me cimentaba,
mi pitonisa,
mis confidentes...
pero no todo está mal,
de hecho estoy mejor que antes,
ya no me cuido las espaldas,
de quienes tenía cerca,
mi círculo se cerró,
la zicuta no llegó,
al sistema, nervioso.
hallé la cofradía entre otros expatriados,
que no buscan asirse a una bandera,
una idea,
una utopía.
con otros rostros,
con otros monstruos en su cabeza,
distintos,
pero iguales.
enfermos de muerte,
convalecientes,
y cuando el dormitar llegaba a todas horas,
tuve que salir de ahí,
para cumplir otro sueño.
viene la cuna a dormir mis brazos,
viene mamila,
viene el ocaso,
el uniforme,
la lonchera,
viene la abuela a enseñarte el mundo,
a apapacharte por segundos,
viene que se va éste tiempo,
a disfrutar éstos recuerdos,
que estoy llamando hoy el presente.
mejor sostén antes,
ya no brindo ayuda al que se me atraviese,
ya no doy mi cama para no caer de la rompiente,
ya no doy mi ropa para más cubrirte,
tampoco ya me pongo de tapete,
yo soy el hombre sin fe,
que busca mantenerse aún poco rebelde.
de una bruja que me lee el tarot,
de una nueva bicicleta,
de compañera amiga de mis viajes,
que me sacaba de casa como apoyo.
nada me obliga a estar bien,
pero tampoco a estar mal.
tomó el odio,
y me odió,
yo solo pude que pude dar lo que ya tengo,
tiempo,
palabras nuevas,
silencios,
ahora toca la guitarra,
me invitaron a la sierra a tomar fotos,
me tomaron una foto para otro documento,
he apoyado a mi madre con al computadora,
he barrido, incesante,
ésta noche aún me esperan unos pocos trastes,
yo me enamoré siempre hasta le hartazgo,
y dejé muchos hilos y pendientes,
aún tengo guardados algunos aretes,
que no recuerdo de quién son.
por ser enamorado y no saber amar,
también me deben unas cuantas,
por no saber amar.
pero gracias,
por haber estado,
pese a a veces haber quedado roto,
en mutua ambigüedad.
porque los árboles son mejores que las gentes,
y al bosque no sé cómo pero me dejaron entrar,
me saludan cada día,
dos o tres veces en el desfile de la calle,
me compro mis cigarros y alguna fruta,
arroz,
tocino.
pero yo,
me mantengo al margen y sonrío,
porque lo dijo sísifo y mi amigo el doble A:
solo ésta roca me pertenece.