me enamoré del río y de la calma,
del sudor fresco que destilan mis albañiles,
del café,
de la fruta,
de mis hijos.
me enamoré de éstas rocas,
de ésta agua,
aprendí a llorar la seca,
a celebrar la lluvia,
a atorbellinarme con el frío,
a parir dolores solo por enfocarme en lo importante,
aprendí a admirar a mi gran hijo,
a mostrarle un poco mis caminos,
aprendí un poco solo a estar solo,
a acompañarme,
a escaparme,
a escamparme con la bicicleta,
a escribir mis palabras en la mente,
a tener una venganza silente,
a nos frustrarme en cada sabotaje,
en cada cara larga encontrar la calma,
a seguir mis utopías,
desde otros espacios menos que rebeldes,
a estar,
a gritar,
a callar,
a calmar,
escuchar,
un poco más de amar en éste mar en calma,
en ésta montaña al alba,
en ésta luz que asoma antes del silencio,
a los atardeceres que se ven en mi montaña,
del pixquiac,
de sus bracitos,
aprendí poco más, menos de lo necesario,
a ser prudente,
a cuidarme a mi,
a trabajar en mi,
a no odiar,
en mi.
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