me siento a escribir éste texto, solo con la intención de escribir, acabo de llegar de andar en bici, 25 kilometros más o menos, éste mes ha sido peculiar, he perdido disciplina, y si bien estoy buscando hacerme de costumbres sanas y resanar así los malos hábitos que viví por muchos años, sé que la disciplina al menos para mi es un lugar utópico, porque lo siento que existe en idea, porque siempre parece estar un poco más allá. me siento a escribir pensando, en las buenas y malas decisiones recientes, anoche Mila se comió un micrófono para la cámara, y si bien es una perra bebé, bien se pudo evitar. las travesías de Mila éste mes han sido intensas, se le señaló de matar un pollo y en éstas tierras cercanas al bosque, eso amerita pena capital. se logró deslindar dicha responsabilidad. así que parte de éste mes me he dedicado a limpiar cacas y trapear pipís, si bien sabía que era parte del proceso con Mila, no pensé que haría tanto desmadre. el frío llega, y llega el viento. el año pasado el viento de octubre llegó antes que éste, hubo eclipse que fue aún más eclipsado por las nubes, las cosas han ido fluyendo con el paso del río, que a veces se hace ligero y se seca con el calor, y otras veces se desborda impredecible el estómago del río habla, y empieza a tronar, como una tormenta, pero son las rocas que avisan su creciente. hay buenas noticias de cambios drásticos que si bien son benéficos, me cambian las ideas de las rutinas, se rentará la casa que hoy estoy habitando, y tengo un dejo de nostalgia de otoño, me hablo por el sitio amable, me muevo cerca y no tendré que limpiar tanto, los días de la rutina de barrer incesante una casa casi vacía se ven próximos a finalizar, y toca despoblar lo poblado, reacomodar, soñar con las mismas cosas en nuevos lugares, pensar que no veré a Balam sentado en la mecedora sobre el balcón mordiendo una uña y viendo la lluvia, cuando kai venga será distinto. Pero pienso, aunque la conformación de las tradiciones tengan cambios, tengo un lugar al que llamar hogar, y es mi familia nucléica, con quienes he aprendido en éste lugar, a crecer. por eso pese a la sensación, en realidad, todo está bien.
Yau me dijo que había una escuela de ciclismo en relativa cercanía a la casa, y bien emprendí el viaje en bicicleta con mis manos cargadas de ilusiones, porque bien, la vida es contrastante, pedí informes, después fuimos Balam y yo, le gustó, creo que es importante, para mi recalcar varias cosas sobre ésto, a la edad que tiene hoy Balam yo había ya emprendido un sinnumero de actividades de las cuales siempre sentía un reproche, por mi falta de, disciplina, de constancia, si bien algunas me han marcado más que otras, ahora considero que fue bastante bueno haber tenido las oportunidades que tuve, ahora ya no los veo cómo fracasos, los veo con agradecimiento por la formación que me dieron, de todas ellas la que más me tocó fue Karate Do, de la cual ha venido aunque mi silente, si muy constante fascinación por la cultura Japonesa. las cosas con Balam han mejorado, y entiendo muchas cosas alrededor, que giran, que circundan sin yo poder incidir en ellas, así que hago lo que me corresponde, he dejado de cargarme de pensamientos en la deuda que tengo con él, y me he concentrado en mostrarle mi forma de ver la vida, me hace sentir orgulloso, cada día que lo veo y en cómo asume la existencia en la difícil etapa de la pubertad, recuerdo, de lo poco que las drogas no me robaron de la memoria cómo me comportaba y trato ya no de verlo desde mi, si no desde afuera, tratando de no cargar en esos pensamientos, los traumas, las frustraciones, los enojos y los miedos, que bien todos eran bastante razonables, trato de verlo hoy, desde la perspectiva de padre y pienso, pobre de mi jefa, también le tengo deudas fuertes y un cariño creciente e inconmensurable, y trato al menos de ser comprensivo con ella y con mi hijo.
entiendo a Balam a sus reservas sobre pensar que a ver qué día se le bota la canica a su papá y decide emprender de nuevo una vida nómada, y estar como el sabe en riesgos constantes, en distintos trabajos podría hacer, cómo el día que hice mi recuentos sobre los riesgos en los que estuve en mis trabajos viajando, desde por poco ser acuchillado, asaltado, lapidado por la policía, o la ligereza de que un automóvil se saliera de su carril y se viniera de frente. hoy la vida es distinta, en éste balcón, me costó, mucho, bajar el ritmo, pausar y ahora quizá decidir casi dar por finalizada esa etapa de mi vida en la que la vida no sabía si no estaba en el riesgo constante. y entiendo que Balam tenga miedo y reservas de mi propia estadía en éste bello reposo. He retomado terapia, precisamente para concluir con esos duelos que tengo por los sueños de los que he decidido enterrar, para sanar mi relación con mi madre que se ha esforzado mucho en comprenderme, y que le debo reciprocidad, sanar con ella, me llevará a sanar otras relaciones humanas, descansar, un poco más a ésta mente que solo sabe girar. orgulloso te digo, de Balam, subimos al tejocotal, cuatrocientos y pelos metros de desnivel, solo subir, su maestro, me dijo sorprendido que es bueno subiendo, a él le he dicho que yo no estoy hecho para llegar rápido a mis objetivos, que estoy hecho para llegar lejos, a mi tiempo y a mi ritmo, y que es la forma en que puedo ver su ímpetu al trepar las cuestas, en respetarlo y acompañarlo, a veces empujarlo, y otras también saber que él marca el ritmo y que me espera, también cuando estoy cansado y es bello sentir su exigencia, pero también su ahora, paciencia. su objetivo, me dijo hace semanas es saltar, hacer caballitos y que mejor que esté aprendiendo con alguien cuya forma metodológica de esneñanza sea más estructurada y menos empírica a cómo fue la mía, me siento contento de ver a Balam, crecer imponerse sus retos, y me gusta estar, apuntalando, ahora sé que mi madre me reprochó mis fracasos en mis emprendimientos porque quería empujarme a otros logros, porque a veces olvidamos como padres que los hijos son una continuación, pero también tienen necesidades, sueños, ritmos propios, que hay que saber respetar, he aprendido más demis fracasos que de mis logros, por eso es importante ponerlos e nesa perspectiva menos frustrante de ver en eso lo aprendido. también entiendo ahora los miedos que mi madre tuvo por años sobre mi, que si bien ahora pienso que el reconocimiento de mi madre ha marcado mi vida y para bien, lo veo con Balam a veces esa búsqueda de reconocimiento de un padre, puede ser frustrante, porque yo a veces no soy comprensivo con su ritmo y búsqueda, pero sé que de cada emprendimiento se puede sacar algo, siempre bastante positivo si se escarba lo suficiente. Karate me ha dejado una gran enseñanza, los preceptos, que ahora sé son una gran filosofía, aplicable a cualquier ramo de la vida, el "Dojo Kun" que, aunque no recuerdo el orden ,dice: "buscar la perfección del carácter, salvaguardar la vida, evitar la violencia, ser leal y sincero y, esforzarse siempre", algo bello para recordar, llegamos al tejocotal, hemos visto una peli de ficción documental "Ara Salvaje" veo cómo mira ese paisaje cuando llegamos a subir una montaña y mi cachorro está donde lo acarician las nubes, y se siente bien, le he enseñado mi mantra que digo, cada que tengo miedo, "soy una hoja que cae, a la que acaricia el viento, soy una hoja que cae a la que acuna el viento, soy una hoja que cae a la que abraza el tiempo, soy una..."
Kai ya casi viene, cumplirá, cinco años, y sé que la vida es una y la infancia es algo que no regresa, la extraño, como nunca en ésta etapa sin ella que ha sido eterna y que aunque busco enfocarme hoy, tiene un trozo de mi corazón del de su hermano, del de mi madre, que siempre hace falta y siempre, está presente.
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