Hay días en que mi rostro no es mi rostro,
parece el de alguien más,
apenas y reconozco mis manos,
mi cuerpo no es mío.
otros, me apropio del rostro
y es casi yo,
y me gusta ese espejo,
sonriente,
radiante,
me gustan esas líneas oscuras que brotan del insomnio,
mi vientre parece mío.
pero no siempre existo para complacerme,
y a veces la mirada desatada,
el guiño me apetece,
llega la noche,
y alguien opina,
me invade,
me astilla,
soy un mar amorfo por no saber quién soy,
o de saber si éste cuerpo me pertenece.
No hay comentarios:
Publicar un comentario