domingo, 28 de enero de 2024
cápsula de tiempo
hoy te conté la anécdota del perro, de cómo se rompió el brazo entres pedazos el día que yo no fui y se volcó la camioneta, de cómo así nos subíamos a su moto, sin casco, orillados por el síndrome de abstinencia para ir a drogarnos un poco, te he dicho que no era muy distinto a ti en la edad que hoy tienes, sabes que sé, que tienes enojos y te he dicho que son bastante razonables, quiero contarte un poco de esa etapa, de los golpes de ira que tenía entonces, de las cosas que he reflexionado con el tiempo, de mis experiencias cercanas a la muerte y las cosas que me llevaron a buscar eso que te he dicho que fui, que era ser un kamikaze. te expliqué un poco sobre el pensamiento hegémonico, que es cultural y contextual, que a veces lo que una sociedad habitúa tomar como algo moralmente correcto, en otra es lo contrario, y que no necesariamente algo tiene que ser justo para ser legal bajo ciertas normas, el apartheid era legal, la esclavitud era legal... y he buscado que conformes tu criterio, como individuo, desde las cosas que he vivido y que puedo legarte como conocimiento a través de éstas cartas. a tu edad, te he dicho tenía ya algunas muertes y otras estaban por venir, la relación de tus abuelos había terminado, y mi padre me había abandonado de un día para otro, a él lo quería mucho en su momento, y sentí al principio una culpa por su decisión, porque pensé que por ser mal hijo él se había ido, ese sentir se transformó en rabia, en conjunto conla pubertad, las muertes te digo, un nulo entendimiento espiritual, una búsqueda existencial y los problemas que me iba a acarrear la adicción, la poca comunicación con tu tío y la ausencia en su momento de tu abuela que hoy ha sanado, me sentía solo, me sentía enojado, por esos motivos después de no ver a tu abuelo por cinco años, después de que la última vez que lo había visto me había golpeado enfrente de mis compañeros de la primaria, y saqueó la casa y se robó los ahorros de tu abuela. al volver a verlo lo encaré y él fue cínico en su respuesta, lo golpeé. enojado te digo, mucho, con muchas buenas razones para estarlo y otras no tanto... tuve tanta ira que en realidad, te digo, deseaba morir, pero no sabía cómo, no podía ser feliz, tenía mucha ira... suma ésto a las conformaciones culturales de esa época de lo que determinaba que debía ser el ser un hombre, y la búsqueda de ello, estaba, perdido, condenado, me sentía traicionado, y solo, recalco. te cuento ésto no para que me entiendas, si no para decirte que te entiendo, mis ausencias eclécticas sé que no han sido sencillas, pero si algo sigue aquí es permanencia en buscar tener éste vínculo contigo. si, la vida puede llegar a ser una mierda, lo sé, pero a veces la energía que se necesita para hundirse es la misma que se necesita para levantarse, esa fuerza ahí está. así crecí como un hombre roto con muchas necesidades, no es que no tuviera miedo, tenía muchos miedos, pero también quería morir, las muertes jóvenes suelen ser muy violentas, tu abuela lo ha hecho bien, me ha enseñado de la voluntad, lo que en ninguna academia aprendí, y mi abuela terminó esa enseñanza, pero eso lo contaré más tarde u otro día... era un hombre roto, que buscaba a otros hombres rotos, por hoy no. te digo, salvarse o hundirse, la cantidad de energía necesaria es la misma, una vez estaba tan moribundo que un hombre me sacó un revolver, y le dije así, jálale puto, te faltan huevos, respondió, estás pendejo y se fue. te he contado que tengo una gama de experiencias que catalogo en el "¿qué chingados?". sé lo que es estar enojado, con la vida, pero sé qué se siente un vacío y un dolor enorme después de tirarle los dientes a otra persona, la última vez que me peleé, aunque haya sido con un tipo que estaba ahorcando en el piso a su pareja, sentí remordimiento... el odio es cabrón, aunque solo se palpa por segundos, ésta ultima pelea, él me estaba ahorcando y me fui a blanco por un segundo, sentí miedo, mucho miedo, después vienen las reflexiones, pensé en ti, en kai... sabes que soy un ser contrastante y a veces incomprensible, también sabes mi forma de dar amor. he sentido la cruda de golpear a alguien, aunque hayan habido motivos razonables para ello... y peor cuando no lo eran tanto... decisiones... siempre hay justificaciones para sentir enojo, pero también hay para sentir todo lo contrario, hoy para mi es el estar, aquí, contigo, compartiendo mis buenas y malas rachas, lo que me hace un hombre menos roto, buscando por ello que te forjes un criterio, que no caigas a las trampas del enojo, que a mi en un principio me llevaron al precipicio, porque no quiero que seas un hombre roto, y solo puedo enseñar, desde mi voluntad, lo que en dolores y frustraciones me ha llevado a buscar, por hoy, la paz.
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