¿cómo hallar mi propia voz,
el qué decir,
la historia no contada?
si traigo la existencia cancelada
cómo hallar el mérito a mi palabra,
si traigo la letra escarlata.
más que oficio es una astucia,
más que suerte es una excusa,
más que el grito es el silencio,
cuando te atavió la palabra.
¿cómo sanar mi vocesita,
cómo amar mi rostro,
cómo acariciar mis cicatrices?
si siempre me gané las rayas con honor.
Hoy estoy bien desterrado,
el ácrata por anarquistas despatriado,
de un lugar que nunca conocí.
cómo sanar mi cara,
mi alicaído viaje,
si,
me
siento
solo.
solo me siento a escribir de mis fantasmas,
de mis pocas nuevas sanidades,
que me siento mejor que cuando huía de las soledades,
que acompañado me sentía más solo,
en la hora que horada la mente atorada,
en buscar una utopía.
a veces mi cuerpo se enfría,
me duele la espalda y los años,
me duele el oficio y la astucia,
se me secan los ojos.
pero abro la ventana en días de viento,
y la cierro en días de sol.
a veces me costaba salir de la cama,
de la casa,
buscar un encuentro bello y no una cara larga,
pero,
con el tiempo me fui acostumbrando.
a traer la letra escarlata,
al escarnio público que a muchos mata
y a otros les es indiferente.
me dolió,
me shockeo,
me,
enmudeció,
un cortocircuito del alma,
un bronco circuito de caballos, tú entre las patas,
las faldas, las malvas, los recuerdos,
y curioso que los monasterios no te dejaron.
pero no estoy dispuesto a sacrificar a la mente por espíritu,
yo no,
no soy hombre de fé,
soy carne,
soy palabra,
soy la cuarta sexta luna de la remembranza,
en el atardecer de mis ojos se ha perdido el sol.
me refugié en los libros,
en la poesía de ambrosía,
en los exiliados del sur,
en los invasores del norte,
en éstos del oeste,
en aquello, en lotro,
pero mis manos se pusieron torpes,
y ya no supe qué escribir.
porque la palabra nombra,
y lo que nombra existe.
nunca hallé palabras de consuelo que apalancaran lo que siento,
aunque se acercaban bastante.
me fui a la teoría,
a la filosofía,
a la psicología,
a la historia,
me fui al bosque,
solo,
pero no morí,
pese a haber muerto.
yo que soy de cada día un renacer,
un renacer a la muerte,
a la buena mala suerte,
a no perder el pulso,
pese a perder impulso.
hubo logros,
prendí velas,
cayó dinero,
pagué mis deudas,
dejé las luces,
dejé la pausa,
y pasé a ciertos logros que dejé en las sombras,
cosas mías en algunos documentales,
me hice del sueño que tuve desde los 15,
dejé los viajes solidarios,
pues cómo,
si las lenguas me desconfían,
cómo no desconfiar, de mi, mismo,
con razón corazón,
co-razón.
(casi) todo se cayó,
el pachacuti,
toda estructura que me cimentaba,
mi pitonisa,
mis confidentes...
pero no todo está mal,
de hecho estoy mejor que antes,
ya no me cuido las espaldas,
de quienes tenía cerca,
mi círculo se cerró,
la zicuta no llegó,
al sistema, nervioso.
el colibrí se cayó.
pero es curiosa la ironía,
hallé la cofradía entre otros expatriados,
que no buscan asirse a una bandera,
una idea,
una utopía.
Me hallé con otros rotos,
con otros rostros,
con otros monstruos en su cabeza,
distintos,
pero iguales.
e hice de mi casa un hospital,
enfermos de muerte,
convalecientes,
y cuando el dormitar llegaba a todas horas,
tuve que salir de ahí,
para cumplir otro sueño.
viene la niña pintando el muro,
viene la cuna a dormir mis brazos,
viene mamila,
viene el ocaso,
el uniforme,
la lonchera,
viene la abuela a enseñarte el mundo,
a apapacharte por segundos,
viene que se va éste tiempo,
a disfrutar éstos recuerdos,
que estoy llamando hoy el presente.
tengo amigos,
mejor sostén antes,
ya no brindo ayuda al que se me atraviese,
ya no doy mi cama para no caer de la rompiente,
ya no doy mi ropa para más cubrirte,
tampoco ya me pongo de tapete,
yo soy el hombre sin fe,
que busca mantenerse aún poco rebelde.
me hice de usos y costumbres,
de una bruja que me lee el tarot,
de una nueva bicicleta,
de compañera amiga de mis viajes,
que me sacaba de casa como apoyo.
es curiosa la ironía,
nada me obliga a estar bien,
pero tampoco a estar mal.
le soplaron sueños al jaguar,
tomó el odio,
y me odió,
yo solo pude que pude dar lo que ya tengo,
tiempo,
palabras nuevas,
silencios,
ahora toca la guitarra,
me invitaron a la sierra a tomar fotos,
me tomaron una foto para otro documento,
he apoyado a mi madre con al computadora,
he barrido, incesante,
ésta noche aún me esperan unos pocos trastes,
yo me enamoré siempre hasta le hartazgo,
y dejé muchos hilos y pendientes,
aún tengo guardados algunos aretes,
que no recuerdo de quién son.
aún debo un par o tres o cinco de disculpas,
por ser enamorado y no saber amar,
también me deben unas cuantas,
por no saber amar.
pero gracias,
por haber estado,
pese a a veces haber quedado roto,
en mutua ambigüedad.
mención honorífica en paisaje,
porque los árboles son mejores que las gentes,
y al bosque no sé cómo pero me dejaron entrar,
me saludan cada día,
dos o tres veces en el desfile de la calle,
me compro mis cigarros y alguna fruta,
arroz,
tocino.
los rumores son más rápidos que el rayo,
pero yo,
me mantengo al margen y sonrío,
porque lo dijo sísifo y mi amigo el doble A:
solo ésta roca me pertenece.