En definitiva,
uno no debería decir:
¿me da todos los besos que tenga?
no, no imagínese,
despojar de besos a alguien,
sería peor que andar eternamente descalzo,
peor que desnudo pues,
peor que estar vivo en el infierno,
así pienso, no tener besos,
es no tener,
nada.
no puedo ni imaginarme,
qué sería si te pidiese,
demandase,
expropiase,
todos
y cada uno de tus besos.
no me imagino a mi mismo,
si por azar lo hicieses,
no podría ver,
no, no,
a mi madre sin darle un beso,
ese, el de la mejilla,
del que me sujeta, me mira,
con ojos de esperanza
me mira,
me suelta
se va contenta.
no podría imaginarme,
si no pudiese besar a mi hermana,
y bueno sabes,
(y si no lo sabes, ahora sabrás)
ella mi hermana,
es mi más amada consejera
de vida y desencantos,
somos perpetuos,
discretos, dulces cantos,
de dos voces
que se aman.
no hay comparación a ello,
y no espero malentienda,
y sé que no, no es nunca
ni será una competencia,
por su cordura, inteligencia
sabe que los demás besos
(o casi todos)
le pertenecen.
tengo besos de jaguar,
los cuales jamás
podría si quiera pensar,
en obsequiarle a nadie,
hoy, él al ver mi sangre,
me dio un beso,
de cura para que no duela,
feliz siguió jugando con sus autos,
feliz de su buena labor,
de hijo que sana,
de la vida que emana,
para cuidarnos más.
pero mis demás besos compañera,
no diré le pertenecen,
han sido suyos desde siempre
y desde la eternidad te esperan.
no podría:
dejar de robarle besos a mi hermano,
esos de los que salto como tigre,
sobre su descuidada presa,
para que simplemente se resigne
a un beso en la mejilla por sorpresa.
a vos, de otra forma,
sin tanta cautela debo presagiarle,
que tengo besos sorpresivos,
bellos presagios que no se invocan,
y solo queda admitirle,
que mi presente son tus besos,
los besos que te tengo de memoria.
por hoy que no me pides nada
y solo tengo tus besos de memoria,
me entrego todo lo que tengo,
lo que soy,
lo que quiero ser y seremos,
por que no hay como darle un punto final a un beso,
te daré besos de punto suspensivo.