martes, 11 de diciembre de 2012

21.02

hay una sentencia infinita,
cuando descubres la muerte:
"empieza por terminar tu infancia".

evito pensar
algo tan presente
perecedero,
e incongruente,
como vivir mi destino.

he afrontado,
con relativa armonía,
la sentencia mortuoria,
ese perfume definido,
cálido, sencillo,
que se esfuma,
acecha.

por ello,
    despertar es una suerte,
cálida y armoniosa,
si la pesadilla es:
muerte.

enterré los besos de cordial cordura,
y las negativas de descontento,
dejé mis puños como péndulos,
y si,
sigo en mi isla de los cuervos.

cada día hay más belleza,
o tal vez sea el contraste,
lo que resalta ese valor.

cada día,
 hallo,
 belleza nostálgica,
cómo quien vive por segunda vez
las mismas cosas,
esa sensación de pasajero,
que no halla un volante en su carruaje.







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