Te mudas con un vestido de tango de la casa de tus sueños,
y a nueva cuenta en el pasillo a su entrada hacemos el amor,
sin tocarnos,
quiero creer que éste abrazo torpe es más importante que el tiempo,
y es que eres más que cuerpo,
eres la magia que habita en el fuego,
luché contra el sueño,
porque no quería perder ni un segundo el instante,
de saborearte.
me quedé torpe,
me quedé sin palabras,
me quedé en el temblor de tus labios,
fascinado,
quién podría siquiera pensar en palabras en la presencia,
en tu tacto,
como el cervatillo cómplice que mira absorto,
la hermosa imagen de su muerte,
temblando te digo.
de hace días me quedo buscando tu luz,
porque lejos, soy el girasol en el día de niebla.
quedé hipnotizado de verte,
el día que cruzaste la puerta,
y entraste de radiante primavera,
tuve un golpe sublime,
fue la misma sensación que tuve,
al ver
por primera vez el mar.
sé que no me notaste ese día,
y me alegra bastante,
que no notaras esa expresión,
porque ahora en tus brazos de almohada,
en tu aleteo,
deleitado con tu respiración de fuego mezcal,
me siento torpe como niño,
de quinceaños en el abrazo del monte
de quinceaños en el abrazo del monte
yo solo quería tocar tu cuerpo con palabras,
tocar tu pierna con mi mano,
tu delta con la lengua,
porqué quién necesita más allá del tacto para saborearte paisaje,
abrazarte fuego,
quién puede siquiera dejar que fluya la lengua,
con tus ojos de luna,
que asoman el cuarto creciente
a mi sonrisa idiota
salvé tu vestido del fuego,
antes de que te sentaras en un pozo de alquimias,
recargué mi corazón en tu vientre,
en tu esternón,
haciendo una tregua dislexia,
te palpe como un volcán en erupción,
y resulta que tu solo estás existiendo,
y yo latiendo.
te mudas con un vestido de tango,
que bien podrías inmolar con tus caderas,
llegó a casa para encontrar sembradas tus zapatillas negras en el auto,
las regaré para que tus pasos florezcan,
y para poder decirte poesía cada que te miro en poesía,
para besar con mi sonrisa de viento,
tu respirar de fuego.
tu respirar de fuego.