sábado, 4 de mayo de 2019

corazón kistch



debajo del armazón,
he vestido mi corazón con atavíos de oro,
para que aún mancillado,
pueda ser adorado,
codiciado, 
deseado,
cuasi amado.


para embellecerlo le puse esencias de azar,
y de azahar,
para que las llagas fétidas pasen inadvertidas,
le he remendado un par de poemas en su reverso,
por si deciden estocar su espalda,
 no olvide lo importante.

le puse un poco de seda,
debajo,
para que sienta el contacto de una tela inerte,
que se confunda con caricia,
para que en cada herida,
para cada que decida cometer un paso,
la suavidad abrace sus llagas.

en el tiempo del amor líquido que liquida,
es importante desnudarle un poco,
que se asomen sus quemaduras,
por no saber amar más que inmolando,
la sal lóbrega y lágrima,
que quema sus membranas,
sus pululentas cortadas.

es importante que sepas,
que está roto,
que pertenece a un sobreviviente
y es como el caballero moribundo,
que blande su espada al aire,
intentando alejar a los fantasmas a su paso,
buscando un indulto,
tal vez de si mismo.


con el último aliento,
 se defiende,
como un lobo entre antorchas.

no está en guerra,
pero sublime corazón cuarteado,
pertenece a un único guerrero.



y cada batalla la lucha como la última,
por eso sabe actuar con la inmensidad del mar,
como tornado,
como viento,
por eso te digo moribundo:
no es malo amar
cuando uno ama el universo es distinto.

cuando uno ama,
el tiempo lo es también.

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