domingo, 14 de diciembre de 2014

Vida cotidiana







y tu, disparas.

Te supo barata la sangre,
cada gota derramada.
la manzana de la discordia, fue sembrada con petróleo,
brotó del hambre,
de las esquinas sucias de cemento,
de thiner se tiñen las calles,
el pavimento de orines con los niños debajo,
te supo barata la sangre,
porque no la viste,
la negaste,
nació la inconformidad,
con ella la necesidad de protegerte,
de aquellos que decías que protegías,
compraste almas, las vestiste y diste armas,
de soldados, policías, granaderos,
apuntaste a los inconformes,
te supo la sangre derramada,
pero te cegaban los billetes,
los cargaste por montones,
como los cuerpos que se esparcían sin vida,
también por montones,
repartías las migajas,
gobierno de mierda eso repartías,
en éste holocausto del poder nos deslindaste la culpa,
casi nos la creemos,
o lo hicimos por un rato,
por el maltrato, nos separaste en opiniones,
que como bolas de nieve chocaban entre sí,
nosotros, éramos esas bolas de nieve,
dicen que no justificas nuestros actos,
nos satanizas.


una roca choca contra un escudo,
un policía amaga a un desnudo,
una molotov explota,
desenfundó, cortó cartucho dentro de su boca,
un ser humano se inmola de ira,
y tu,
disparas.

lunes, 8 de diciembre de 2014

Capítulo zero

Tal vez regrese del olvido,
como fantasma de ciudad en las aceras,
montando mi bicicleta y sonriendo furtivo,
tal vez regrese, no lo sé,
con un expreso en un pequeño vaso,
tal vez ahora si me tomes del brazo
y no mires atrás.

le falté el respeto a la memoria,
que moría incesante cada noche,
que soy el mago y el perfecto equilibrista,
en las vías del tren,
esas interminables amantes que no se tocan,
aprendí, que las musas,
tampoco se deben besar.


Quizá podamos ahondar en los motivos,
de esa bella temerosa ruptura,
en que esa fue la única cura,
a lo que se transformaba en un miasma.

he estado en ires y venires interminables,
en silencios impostergables,
en mutua mirada al suelo después de conocer el vuelo,
tal vez regrese del olvido sin explicaciones,
sin soluciones ni respuestas,
en ésta gama cromática de olvidos,
con unos más verdes que otros,
éste oxido de plomo del otoño, que  como rama seca,
fue el más intenso y más breve,
aunque escuché por ahí,
que la fuerza de la experiencia no se compara a la suerte del principiante,
desde hace tiempo que le apuesto más a la experiencia que a la suerte,
en tu juventud una bella carta,
que la vida me puso enfrente, 
como espejismo, como espejo.

pero yo no me juego todo en las cartas
y tampoco juego más que ruleta rusa,
por eso es un bello día para sonreírle a tu ausencia,
que por tenerte respeto no dueles, 
y por tenerte ternura me ha conmovido,
mi capacidad de sobrellevar, 
el pesar del alma,
que con tibia calma te escribo en el frío,
de mi azotea roja,
de diciembre breve que se asoma antes releer capítulos.

sábado, 6 de diciembre de 2014

Y del divino acto.

Puedo ser mago,
en el divino arte de la desaparición,
en un movimiento de manos desaparecí entre la gente,
ese día de agosto, me subí al metro, lloré,
no como un niño,
ni como los astutos,
lloré sacando mocos,
lloré, como fantasma
y a escondidas con la gente.
Aprendí el divino arte de la mano de los muertos,
esos que se van asomando en lugares comunes,
por eso no visito las vías,
por eso no camino las mismas calles,
las mismas ciudades,
para darles tiempo a que sean distintas,
que esos divinos magos
de esos que si desaparezcan.

Aprendiz de la divinidad de los muertos,
del amor muerto,
del no-nato-muerto,
del yo-estoy-muerto,
del yo-reviví cinco días de estar-muerto,
del yo, que sigue bien pinche-muerto.

aprendí del amor muerto,
No de ese que se va muriendo a pocos,
de eso que medio vive o revive,
del absoluto acto de magia,
aprendí de la muerte a desaparecer.

Guadalupe,
de un día a otro,
de un te amo delirante,
delirio de camilla,
no fui a su funeral,
no sé dónde está su tumba,
se esfumó,
el shock de la negación,
de la poca aceptación a la vida,
aprendí pues a llegar a ese límite,
mi límite no fue más sencillo,
supe coquetearle a la muerte,
como todo muchacho lo hace,
inocente.

aprendí del arte,
que se va y viene,
una y otra
                          y otra vez,
la mágica huida de las camas,
de las fiestas,
de los amaneceres,
de los cafés,
de las calles,
de los atardeceres amarillentos,
que por más amarillos fueron grises.

en mis actos mágicos, me di cuenta,
la vida sigue,
seguirá.
Uno se desaparece por miedo,
a ser indispensable,
o dispensable, que en mi caso es lo mismo,
desparecer del amar tan intenso como el viento,
y perderse al ir trastocando las vidas,
uno se desaparece por miedo,
también por amor.

de los amigos,
desparecí de mi,
tanto que me perdí y no me encuentro,
desparecí nombre,
mi tótem,
mis costumbres,
de mis ritos,
sigo estando en las esquinas,
en los mismos sitios,
ausente,
a veces me muestro y me muestro pues honesto,
no hay otra forma,
solo así se puede reaparecer los domingos de la memoria,
sacudirse el polvo de la playera negra,
escupir los camaleónicos
y leónicos pelambres.

Cuando uno tiene ese instinto suicida,
solo se aprende el divino arte por amor ajeno,
no arrastrar a nadie,
no llevarse a nadie,
ser habitante pasajero,
en ésta inmensidad de universo,

los aprendices no me sorprenden,
no me causa la euforia de ese acto casi onírico,
ni me siento estupefacto,
es una desidia de aplauso,
dejé los trucos
y empecé a respetar más las apariciones,
no me interesa si no llegan en la hora dicha,
o en la no dicha de no llegar tampoco tengo un lío,
siento una ternura inconfundible que no me intriga,
de los actos de magia.

martes, 2 de diciembre de 2014

Citando a Girondo

y por más empeño que ponga en concebirlo, 
no me es posible ni tan siquiera imaginar 
que pueda hacerse el amor más que volando.

Oliverio Girondo- no sé, me importa un pito.



soy triste y pedestre,
ella, fue etérea y volátil,
es curioso,
cuando hallas,
realmente hallas a la que vuela,
resulta que vuela más rápido que tu,
que el vuelo que uno tiene,
es vuelo mariposa
sigilosa,
sensación de alcanzar nubes,
cuando tocas la copa del árbol,
y vienes de ser pequeña oruga.


soy triste y pedestre,
ella, fue etérea y volátil,
y si, es terriblemente curioso,
cuando realmente hallas a la que vuela,

resulta que el propio aleteo,
es tan insignificante
a la magnitud del cielo,
un bello cielo ajeno,
tan ajeno ahora.

cuando montas su bella espalda,
y te abrazas al vientre,
hay un vértigo infinito,
que me contiene,
que me detuvo,
suspendido en el aire y más arriba
donde no hay aire
y solo se puede vivir respirando de su boca.


bueno,
 uno vuela,
 o cree que vuela,
pero si no has alcanzado la estratosfera
abrazado a su cintura,
no conoces
   nada

lunes, 1 de diciembre de 2014

láminas de zinc y bajo la lluvia


Aprendí que mi patria era el barrio,
pensé que los niños siempre serían niños,
que siempre me ganarían jugando pelota,
aprendí el arte de jugar canicas,
de volar papalotes,
aprendí del narco a menudeo,
de los solventes,
de mis compañeros golpeados por sus padres.

aprendí de la niña violada por su padre,
del hermano que asaltó a mano armada,
de decir vengo de otra patria,
ser acuchillado.

Aprendí a negarlo,
a ver a los niños que jugaban,
y vaya que jugaban la pelota,
a forjar entre los rieles,
a ser carne de cañón de los narcos,
ser reclutados. nunca más ser vistos,
a ver la pelota que rebota sola en el olvido.
                                                                                      
“esos güeyes eran estacas” me dijeron,
ten cuidado a quienes miras,
supe, nunca más entré a esa cancha,
que a los gemelos les quitaron la plaza de la coca,
a uno le mocharon una pierna,
de un escopetazo,
su hermano apareció semanas antes,
sin oreja y un nulo de ilusiones,
supe que la necesidad de los sin voz,
es una despensa en cada campaña,
que les dan atole con el dedo pa calmar el hambre,
que cada mil promesas llegan nuevas.

Sé que el hambre no se mata sola,
entre techos de lámina,
entre los que se fueron al gabacho,
tu me dueles por ser de los de abajo,
pero nadie te juzga,
nadie te cobija,
estuve ahí, no me lo contaron,
entre latas de activo, entre los hambreados,
estuve ahí, no me lo recuerdes,
que yo sé ser manada de los lobos.

Me cuidaron,
nunca supe porque,
se fumaron todas las piedra,
estuve ahí, todos moríamos,
ya ni la policía nos trepaba.
Dieciocho gritaron,
todos corrieron a esconderse,
estuve ahí.


Aprendí que mi patria era mi barrio,
fui el de los menos que salió,
corrí,
con suerte.

para el camino de ésta oscuridad


No me deja dormir el dolor de la tierra,
la vida de los muertos,
nos faltan 43 de éste infierno,
y millares que no llegarán jamás.

mi insomnio tiene de nombre sicarios,
de altos y corruptos mandatarios,
de impunidad,
de ausencia de justicia,
de falta de humildad.
Sé que no sé demasiado,
y sé que es necesario
la coherencia y templanza,
el silencio y el grito,
todo acomodado en si digno lugar.

la ley sabe a billetes,
y  a los grilletes de la pobreza del alma,
solo el espíritu en combate conocerá el Valhala,
para ser y ser un ser libre,
solo necesito la correcta humildad,
saber reconocer mis errores,
abrazar mis aciertos y saber que en verdad,
hoy, éste hoy es gestión de un cambio,
que lo necesario se hará,
que no se callarán verdades,
aunque con cautela y muchos cuidados se deba bien pisar,
solo el piso recuerda nunca al que es tu hermano,
de sangre de pensamiento o espiritualidad,
sea lo que eso signifique,
será que tendré tiempo de verdad.

Tengo la certeza que el hartazgo también impulsa,
no te dejes,
no te canses,
se sensato y a priori,
aprende a pensar futuro.
Muchos huyeron, es entendible,
no hablaré de fe ciega,
tampoco creo en dios,
pero,
creo en la palabra,
la enseñanza,
digna, ética,
 estoica,
creo que en éste lugar siempre habrá opciones,
y la decisión de no por ello claudicar.

Mi insomnio lleva nombres, cifras y lugares,
lo banal es variable,
no negociable para los demás,
encontrar el juguete que mi hijo buscaba,
puede no afectar en nada el universo,
pero es un buen comienzo pa’ poder mirar.

Sentir la brisa fría del comienzo de diciembre,
aprender a enseñar,
con el corazón en mano,
porque pese a la tormenta,
siempre habrá motivos pa reir, jugar, besar,
abrazar, labrar nuevos caminos,
tenerles miedo, esperanza, humanidad.

en lo que buscamos una fraterna sonrisa eterna,
que te sepa despertar.
No me dejan dormir 43 ausencias,
desde mi trinchera ahora puedo recordar,
honrar y darles su presencia,
la correcta presencia,
que merecen bien tener,
no quiero una esperanza mansa,
no quiero acción sin pensamiento,
sin el sentimiento que caracteriza andar,
con frente en alto puño arriba,
que no es fácil es correcto,
y sé la pausa que da sentido al movimiento,
un respiro, para correr, también para  gritar,

Una vela a encendida a los que faltan,
que nos iluminen el camino de la oscuridad.

viernes, 28 de noviembre de 2014

Exif mortis


Te condeno,
A qué desaparezcas de las vidas,
Que las toques, que no trasciendas,
Que vivas del recuerdo
 y en los acuerdos,
 que  te apropien y te escupan al olvido,
Te condeno 
A qué sepas tocar la piel de forma tan exquisita,
Que sólo se te pueda ver como meretriz,
que puedas enamorarte cada cinco minutos,
cada cinco orgasmos,
Que  seas correspondida,
Que te amen,
que te den vida,
Para que puedas sentir la muerte cada noche,
La misma que me entregas.

Te deseó una infinidad de caídas,
Y que sólo aprendas,
 el verdadero y divino arte de tropezar con la misma piedra,
Que toda idea te revuelque y te confundas,
De manera tan perfecta,
Como las ondulaciones en tu pelo.

Que se te alacien las ideas,
Que te abandone Girondo,
Que no te amén los poetas,
Que se vayan, todos y cada uno
Directito a la chingada,
Que no vuelvas a enamorar si no a una vaca,
Y Que te acose un ejército de hormigas, 
Cuando trates de hacer un picnic con tu vestido blanco,
Que el atardecer aún pueda acrecentar tus piernas,
Pero no decrezcan hasta que se quemen con magma, 
  Te condeno como a Sísifo,
Al Infinito.

Pero,
Eso es sólo un preámbulo,
 la menor condena, 
Mi sentencia es en realidad sencilla,
 que con cada taza de café recuerdes mi nombre,
Las  noches en vela velando tu rostro,
Que cada bocanada te busque en la calle,
Y voltees a buscar mi sonrisa,
y que no me halles, 
Hasta qué empiece el olvido.


self




Cabeza de Caballo












martes, 25 de noviembre de 2014

Chivo expiatorio

Te quisieron cortar las alas,
Marcaron llagas con cadenas en tus manos,
Olvidaron que el canto de las aves lleva tu voz.
Te golpearon las piernas hasta el cansancio,
Te ahorcaron hasta desmayarte,
Te despertaron con Chile y tehuacan,
"Sé me pasó la mano"
Casi te matan.

Te pegaron ahí donde no quedan muchas marcas,
Con electrodos en los pies bien sujetos con cinturones,
Los mismos que decomisaban a los chamacos,
Te pegaron,
En Ese rincón juntó al alma,
Juntito apenas de las costillas,
Te llevaron preso,
No te dijeron porque,
Nunca lo dirían, 
Lo supiste después en los periódicos,
Después de la pasarela frente a la prensa,
Donde ya nadie se cuestionaba de tu culpa,
No eras culpable,
Eras Un bicho más, 
Un chivo expiatorio,
Que expías las culpas de los verdaderos asesinos,
Tu pecado fue el de muchos,
No saber lo que pasaba.


Te quisieron cortar las alas,
Te las mocharon,
Pero no sabían que tu voz era la boca del ruiseñor,
Que adonde vaya siempre andas.

Eres ahora un bicho raro,
Saliste, si saliste,
Nadie en el barrio te mira,
Te desprecian 
Y aún no sabes que pasó,
Cuando firmabas después de haber perdido el cuerpo,
También vendiste el alma,
Nunca supiste bien por cuanto,
Sólo los años rodaban allá adentro,
No te fue bien,
La suerte no regresa,
Mientras los verdaderos asesinos tiran la sopa con cucharón de plata,
En cucharón de plata,
Hay sitios donde puedes buscar nombres a un verdugo,
Acá te jodió la bolsita que traías,
Ni siquiera eras triste  narcotlapalero,
Sigues siendo víctima y aquí a nadie le interesa.

lunes, 24 de noviembre de 2014

Breve lección sobre la breve elección


Te podría decir,
No te fíes nunca del poeta,
No confíes tus secretos a un párroco,
No entregues tus ahorros a un banquero,
Guarda siempre dos monedas,
No poseas a tu primer amor,
No te vayas nunca sin decir te quiero.


Te podría decir todo lo que he aprendido,
Que las verdades duelen,
Pero las omisiones son cohetes,
 que te explotan en la mano,
Que de las traiciones uno se repone,
Incluso se aprende a llevar una confianza cautelosa,
También,
 uno a veces dice que perdona,
 Y se maneja de maneras inclementes,
Deberás aprender un poco lo siguiente:
No debes guardar demasiado odio,
No uno tan notorio que te pudra el alma,
Pero si ser consecuente,
Ser justo,
Quepa ira  no sea tu motor,
tu movimiento,
Aunque éste te lleve lejos,
Así no se disfruta  nunca el camino,
Se justo contigo al no pudrirte por un acto de traición,
Sólo así,
podrás andar ligero y caminar.

Déjame contarte algo de la envidia,
La caprichosa actitud de anhelar tener algo que no te pertenece,
Ese veneno tiene un efecto lento y degradante,
Que te pudre el alma,
Que te deja sentado,
Bien frustrado,
Y con un actuar poco inteligente,
Te diré lo siguiente,
Todo lo que posees,
Te posee,
Aprende a ganarte las cosas que poseas,
Para qué el valor de ellas también sea tuyo.

Tal vez aprendas a tener un amor digno y delirante,
Que te ciegue,
que tiembles,
Que te arrastre,
Que clase de amor sería si no te orilla un día,
A conocer tus límites, los que nunca imaginaste,
Para bien o para mal,
También debes soltarte,
Soltarle,
Amar,
Respetar.

También  a veces,
(Algunas veces, si no lo has aprendido todavía)
Equivocarse es un acto de amor,
Mucho menor que el enmedarse,
Uno aprende no sólo a pedir disculpas,
O disculparse,
Aprende a no cometer los mismos errores,
Ser leal es importante,
Aprenderás de la empatía cuando dañas a quien amas,
Pero no dejes que la culpa te naufrague en un abismo,
Suéltate,
Actúa consecuente.


También a veces,
Muy a veces,
El mayor acto de amor es retirarse,
No sé si ese amor es propio o muy ajeno,
Pero a estas alturas del cielo,
Podrás reconocer que a ciertas alturas del vuelo,
Uno preve las tormentas que uno causa,
Sé paciente y mantén el temple,
Para enfrentar tus propias consecuencias,
Pero eso si,
Revuelcate, sufre, llora hasta más de lo necesario,
Límpiate el polvo,
Sacude el óxido que deja el tener un corazón muy fuerte,
Pero eso si,
Nunca dejes de amar,
De devolverle la sonrisa a los gigantes de las nubes,
Esos mismos demonios tuyos un jamás debes negar.


 con el tiempo la vida no se vuelve de uno, uno se devuelve a la vida a dar un poco de lo que recibe, y en ese afán de gratitud, uno se hace...