viernes, 28 de noviembre de 2014

Exif mortis


Te condeno,
A qué desaparezcas de las vidas,
Que las toques, que no trasciendas,
Que vivas del recuerdo
 y en los acuerdos,
 que  te apropien y te escupan al olvido,
Te condeno 
A qué sepas tocar la piel de forma tan exquisita,
Que sólo se te pueda ver como meretriz,
que puedas enamorarte cada cinco minutos,
cada cinco orgasmos,
Que  seas correspondida,
Que te amen,
que te den vida,
Para que puedas sentir la muerte cada noche,
La misma que me entregas.

Te deseó una infinidad de caídas,
Y que sólo aprendas,
 el verdadero y divino arte de tropezar con la misma piedra,
Que toda idea te revuelque y te confundas,
De manera tan perfecta,
Como las ondulaciones en tu pelo.

Que se te alacien las ideas,
Que te abandone Girondo,
Que no te amén los poetas,
Que se vayan, todos y cada uno
Directito a la chingada,
Que no vuelvas a enamorar si no a una vaca,
Y Que te acose un ejército de hormigas, 
Cuando trates de hacer un picnic con tu vestido blanco,
Que el atardecer aún pueda acrecentar tus piernas,
Pero no decrezcan hasta que se quemen con magma, 
  Te condeno como a Sísifo,
Al Infinito.

Pero,
Eso es sólo un preámbulo,
 la menor condena, 
Mi sentencia es en realidad sencilla,
 que con cada taza de café recuerdes mi nombre,
Las  noches en vela velando tu rostro,
Que cada bocanada te busque en la calle,
Y voltees a buscar mi sonrisa,
y que no me halles, 
Hasta qué empiece el olvido.


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