lunes, 8 de diciembre de 2014

Capítulo zero

Tal vez regrese del olvido,
como fantasma de ciudad en las aceras,
montando mi bicicleta y sonriendo furtivo,
tal vez regrese, no lo sé,
con un expreso en un pequeño vaso,
tal vez ahora si me tomes del brazo
y no mires atrás.

le falté el respeto a la memoria,
que moría incesante cada noche,
que soy el mago y el perfecto equilibrista,
en las vías del tren,
esas interminables amantes que no se tocan,
aprendí, que las musas,
tampoco se deben besar.


Quizá podamos ahondar en los motivos,
de esa bella temerosa ruptura,
en que esa fue la única cura,
a lo que se transformaba en un miasma.

he estado en ires y venires interminables,
en silencios impostergables,
en mutua mirada al suelo después de conocer el vuelo,
tal vez regrese del olvido sin explicaciones,
sin soluciones ni respuestas,
en ésta gama cromática de olvidos,
con unos más verdes que otros,
éste oxido de plomo del otoño, que  como rama seca,
fue el más intenso y más breve,
aunque escuché por ahí,
que la fuerza de la experiencia no se compara a la suerte del principiante,
desde hace tiempo que le apuesto más a la experiencia que a la suerte,
en tu juventud una bella carta,
que la vida me puso enfrente, 
como espejismo, como espejo.

pero yo no me juego todo en las cartas
y tampoco juego más que ruleta rusa,
por eso es un bello día para sonreírle a tu ausencia,
que por tenerte respeto no dueles, 
y por tenerte ternura me ha conmovido,
mi capacidad de sobrellevar, 
el pesar del alma,
que con tibia calma te escribo en el frío,
de mi azotea roja,
de diciembre breve que se asoma antes releer capítulos.

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