hemos ahorrado entre los cardumenes de almas,
cientos de besos,
hemos salvado del declive épico de la crisis,
miles de afectos.
hemos querido guardar en las cajas fuertes del amor
todo el silencio consternado,
para acompasar los vacíos de esas cajas rotas,
en sus fisuras,
soplamos palabritas tiernas,
para que se enarbolaran en esa cárcel donde se escondían los abrazos,
para que esos lingotes tuvieran vida y no destrucción,
y que no nos incineraran con el crédito de abrazos.
en ese entonces,
algunos
sacaron una cantidad prudente de amor,
pidieron prestamos,
para apostar en los casinos,
donde los banqueros,
los políticos,
los revendedores del boletaje a doble precio,
jugaban dados con nuestra suerte.
los revendedores del boletaje a doble precio,
jugaban dados con nuestra suerte.
pero,
nosotros los parias no nos engatusamos con sus porcentajes de cariño,
no nos cegaron aromas de ambición,
de salvaguarda,
de inversión segura,
y guardamos céntimos de palabras,
y cientos de poemas,
pensando que no debíamos dilapidar lo ganado,
nos aferramos a nosotros,
y así nosotros,
así entre los avaros,
entre los ácaros
y sanguijuelas que viven de vender tarjetitas de 14 de febrero,
que mercaron,
bursatilizaron
y pusieron el amor a taza fija,
en dosis pequeñas con cuotas altas de interés,
pero nosotros los parias
nos aferramos,
para acomodar entre los fruteros del mercado un lujo,
una fruta deliciosa que nos quitara el hambre de amor,
y ser amo del vino quita sed,
porque algunos no aprendieron a sembrarlo,
solo a dilapidarlo buscando la plusvalía íntima en escondrijos,
buscar un sitio seguro para amar a medias,
para cortar el amor con una tarjeta de crédito sobre un espejo,
y meterse en rayas blancas,
a escondidas,
en los baños,
de forma apresurada y adicta,
esas dosis efímeras de amor,
porque nos engatusaron con las tazas fijas,
en nuestra endeble y romántica economía alterada.
lo que los banqueros no sabían era nuestra revuelta secreta,
para alterar su plusvalía,
para hacer caer su mercado de valores,
y diversificamos las formas del amor,
de hacer el amor,
y nos amamos tanto que lo quitamos tantos amos al amor,
que por poco se queda solo una "R"
pero una R es muy poco,
para definirnos en nuestra revuelta.
y así,
cuasi románticos decidimos reconstruirnos,
deconstruirnos,
y de a uno,
de a dos,
aprender a amar
r
en memoria de Juan Gelman
y su
"la economía es una ciencia"
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