veo trozos de los edificios cayendo,
la tierra se cuartea,
llega la tormenta,
los cuadros caen,
las fotos se despegan de los muros
y las ventanas se rompen,
la casa se inunda.
pero quisiera borrar eso,
y empezar el texto,
con una palaba:
Tengo
.
me gusta empezar algunos textos con la palabra,
tengo.
he tratado de repetirlo,
para sentir la fortuna sobre mi.
y porque la vida es así,
suele arrebatar lo más íntimo,
lo más permanente,
lo imperecedero,
y suele llegar el invierno,
con el olor de los muertos,
con las lunas de octubre,
con el presagio,
que debimos guardar en las cavas,
un par extra de todo.
porque la vida es así
y vendrán más muertos
y carencias,
y vendrán más lluvias
más terremotos,
tormentas.
pero también viene el día,
después de la tormenta y su ojo,
después de los daños,
y las torres en el suelo,
y después del invierno,
y la reconstrucción de cielos,
de deshacerse de escombros,
levantarse,
sacudirse impávido la solapa,
andar,
con un par de ladrillos,
de palas,
de manos extra,
de ojos que cuidan las espaldas.
la labor,
explosiva de la destrucción,
puede ser obra de un hombre solo,
pero la reconstructiva,
de los lazos,
de los brazos,
las miradas,
el aliento,
no es de uno solo,
o una sola.
por eso he regresado a casa,
con la ciudad en llamas,
con los brazos quemados,
igual la frente,
que pese a mi andar cabizbajo,
ha mantenido la frente muy alto.
he regresado a casa,
con tus brazos en flores,
con gripa,
con pan,
y tu,
con sopa para curarme.
sé que el mundo se cae,
pero me gusta empezar un texto con la palabra tengo.
y por éste día te tengo,
y necesito poco más.
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