jueves, 6 de octubre de 2016

exquisite corpse




entro a las estadísticas desde otra edad,
desde la otredad,
 con la soledad,
envuelta al papel, 
imágenes,
la brújula en el tiempo,
imantada siguiendo siempre el mismo sino.

silencio del silencio 
con el culto de lo absurdo,
metáforas que destruyen,
estructuran soporíferos horizontes,
cuentan con los badajos el tiempo.

narrar la euforia,
la furia que se ausenta,
no hay hombros chocando con el mundo.
construcción perecedera de las realidades,
asesinatos,
sangre
y una chica trans en mi ataúd.

mensajeros de la religión,
interceptando la ansiedad,
inoportunos fieles de asesinos,
tributo de muerte a la máquina creada por el ser,
para doblegar al ser,
juegos de niños,
que se convierten en asesinos pululentos.



me da miedo mi ego,
cenizas entre los montes,
que ese odio que temo,
emerja del tiempo,
que me hace ser un ser humano,
la hiel,
la miel,
la hiedra que lleva los pies,
que va envenenando a su paso.



yo soy el viento que asusta el cielo gris,
alquimista que destruye para convertir en oro,
opio,
humo danzando entre mi boca,
hojas que reflejan el sonido,
exquisite corpse,
desvariando  para dejar salir palabras sin sentido,
viajando cual poeta cruzo mares más allá de un marco polo sin oriente,
haciendo llaves con papeles,
y me duele,
pero se siente bien.

una línea sobre un disco,
carreteras de nieve entrando en la nariz,
abandonar las naves del nihilismo,
para entender del mismo modo la esfera,
con un billete de cien enrrollado,
sin rumbo.

una bomba expoltó,
parece que no hizo ningún ruido,
disparan balas por la paz,
su paz selectiva,
palpito anarquico.

la balanza no muestra mi cara,
la sostienen con guadaña,
la muerte lleva nuevos nombres,
amor sobre la cama,
con un silencio al amor propio.

nunca sentí más vida que cuando besé la muerte,
ahora que degusto de otros modos la vida,
que no bebo zicuta por deporte,
camino ciego.








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