lunes, 6 de abril de 2015

yo los vi, arrojaban piedras.

De niño fui como todos los niños,
no necesité banderas,
de niño, como todos los niños arrojé piedras.
De niño aprendí un poco de justicia,,
quería que el mundo fuera justo,
así,
aprendí a tirar piedras.

Recién entré a la secundaria
y arrojé parábolas de piedras,
acababan de golpear a Vicente,
él estaba en el suelo,
el Bull,
cómo le decíamos,
 fue el único que corrió,
corrió como todo héroe corre,
corrió  solo y nadie lo siguió,
corrió hacía ellos,
con el coraje que se le tiene a los gandallas,
reventó de una patada a uno,
el otro corrió como cobarde,
también como corren los gandallas,
dejando a su compañero en el piso.


vicente,
el curro, le decíamos,
si, como se le dice a los pollos cuando son pequeños,
vicente era pequeño,
pero aguerrido,
del barrio pues,
a los más pequeños siempre les cuesta hacerse de un nombre,
él tiene nombre,
se llama Vicente.

lo asesinarían a balazos años después,
vicente,
el curro,
fue de mis mejores amigos.

El bull,
con dos patadas se los quitó de encima,
vicente estaba en el suelo,
golpeado como piñata,
el Bull,
corrió,
a rescatar y tender la mano,
corrió como los valientes,
muchos nos quedamos estupefactos,
teníamos miedo de también salir golpeados,
bull, me enseñó lo que es ser valiente,
Vicente fue mi amigo
y yo no corrí como valiente,
pero tomé el valor con una piedra,
hay ocasiones, en los que el único acto de justicia,
es lanzar piedras.

hace días la gente marchaba,
golpearon a muchos estudiantes,
golpearon a la gente,
habían muchos granderos golpeando mujeres,
los valientes eran pocos,
corrían como corren los valientes,
solos,
yo los vi,
arrojaban piedras.

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