miércoles, 15 de abril de 2015

qué te falta por conocer dios del mundo



dios,
permiteme regresarte tu legado:
te dejaría que vivieras en  las casas del hombre,
para que probaras lo que es tener hambre,
te daría una onza de coca,
para que entendieras lo que es engancharse
y te daría, con tus manos de niño,
 una horda de balones,
para coser,
en una casa de lámina,
para que aprendieras la ironía,
de lo que es jugar
y por supuesto,
le diría que bendijera los alimentos,
que no sacian el hambre,
te diría,
que agradezcas las golpizas
 otorgadas,
en nombre de la santa educación.


Te llamaría:
indio,
esclavo,
homosexual,
diferente,

te llamaría por tu nombre,
 desaparecerías en una fosa de pobres,
no sé si cavada por el narco,
te daría el dinero sabes,
y una cuadrilla de secuestradores,
que te quitaran los tres clavos que tienes,
me gustaría que sintieras las mil balas que han atravesado,
a toda la carne de mi ciudad.

te treparía a un tren y le llamaría la bestia,
te llamaría inmigrante,
de lo que alguna vez fue la tierra de tus abuelos,
te prometería un mundo lindo,
hasta que maniatado a tu espalda,
probaras la tierra que tu mismo creaste.

¿qué te falta por conocer dios?
tres clavos en tus manos,
ahora nos culpas y castigas,
por pecados que yo no cometí,
yo no te clavé en la cruz,
ni ninguno que conozco lo hizo,

te mandaría con tu hambre justicia,
a con mis hermanos de sangre,
para que conocieras a franco y a Pinochet,
te diría que te aparecieras,
un dos de octubre en Tlatelolco,
que vieras a esas niñas violadas bajo tu nombre,
y para santificar la nueva España,
te diría que bendijeras con saliva,
como lo hizo ese niño,
la entrepierna de tu enviado,
que salió en el periódico, al que ahora nadie encuentra.


¿qué te pediría dios si tu existieras?
¿qué te falta por conocer si así lo existes?

yo no soy dios ni un pizca de nadie,
me gustaría creer que camino con el corazón en la mano,
pero si eso me hace igual a ti,
tibio espectador de rubias barbas,
mejor que sigas ausente en mi vida.



No hay comentarios:

Publicar un comentario

 me enamoré del río y de la calma, del sudor fresco que destilan mis albañiles, del café, de la fruta, de mis hijos. me enamoré de éstas roc...