miércoles, 13 de agosto de 2014

desmpolvar a los muertos



nadie quiere desempolvar a los muertos,
a Gregorio a Regina, 
a los que nos duelen,
a los que no nos duele en la carne,
pero nos duele el silencio,
la apatía,
éste tren sin escalas directo al abismo.

los muertos tienen nombre,
también los asesinos,
los muertos tienen algo,
como la sangre de un santo,
y seguimos siendo un pueblo al sur,
una aldea para saquear,
una ciudad corrupta
y al callarme me corrompo,
al venderle un lindo nombre a cualquier fulano,
que se convierte en don fulano,
en su majestad fulano,
en la  benevolencia de sutano,
los perenganos,
los perenganitos pues,
creyendo el buen nombre
 que pintan las blandas tintas,
compradas con espejos,
mejor dicho espejismos,
por que las plumas valen oro,
porque sé, que el oro no vale,
solo vale la palabra y la humildad,
lo que le pueda ofrecer a la vida.

en éste mar de desaparecidos,
con ésta plaga de asesinos,
pequeños sicarios mal pagados,
mar de chivos expiatorios,
mar de llanto,
mar que viene de la presa,
auspiciado por american expres
 y otros bancos de renombre
mar que viene de presas de obredecht,
vestida a prestanombres,
cada funcionario,
por pequeño que sea,
debería,
enseñar en su uniforme a los que lo patrocinan,
le disparan sus orgías,
les pagan las sucias cuentas de shampagne,
en mar que ahoga a los de abajo,
los de a pie,
los que sabemos todo y no decimos nada
y en esa nada flotamos de a muertito.


estoy cansado de ser un muerto en vida,
de tener tantos miedos como lujos
y de tener no mucho más que ese silencio.




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