tal vez no sea tu piel,
tal vez no sea crucial,
pero anda, desayuna conmigo.
tal vez no,
eso lo decidirán los juegos,
de los labios en la alcoba,
y el posterior
confort-desconcierto
de ponerse la ropa,
tal vez no,
eso lo decidirán los miedos,
la vida, el destino,
eso lo decidirán los vuelos,
las palabras no dichas,
pero no,
ésta noche te lo digo en el oído dormida,
desayuna conmigo.
tal vez no sea mi piel
y eso lo decidirá,
una inmadurez mutua, mutuas necedades,
tal vez esté destinado al fracaso,
tal vez después de los trazos,
limpios
de baile,
tal vez después del ocaso, decidas no volver.
pero al menos espera conmigo el desayuno,
abrázame, con las brasas bajo las cobijas,
me amarro a tu pierna enredadera,
te dibujo letras en la espalda,
que no saldrá fácil decirlo,
pero,
desayuna conmigo en éstas mutuas soledades.
que me deslumbras desde el primer día,
que esperé tanto por sentir la poesía,
sonreír,
verte feliz.
y tal vez no regreses después del desayuno,
desaparezcas magia,
te atemorices duelo,
tal vez no es semejante consuelo,
poder ser paliativo de tus males.
y aquí estoy de noche,
esperando saberte,
esperando quererte,
esperando.
me siento impaciente y ansioso,
decadente, desidioso,
pero por ésta mañana desayuno,
por éste abrazo de fuego lento,
que das luz y esperanza a los días,
te despertaré con un:
ven, te preparé el desayuno.
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