no sé que premoniciones tenía la abuela,
cuando sus últimos días los vivió en morfina,
me vio con tristeza de dejarme,
se sentía triste de marcharse,
dejando muchas cosas inconclusas.
no sé que vio al ver mis ojos,
lo que vi en ella fue un cuídate por favor,
no nos veremos pronto.
no sé que pensaría la abuela si me viera hoy,
no sé que me dirías soledad Rodríguez,
si me vieras,
te he pensado sobremanera,
y también he aprendido a no extrañarte,
me es sano recordarte,
ya no dueles en la memoria,
tengo muchos recuerdos mezclados,
me decías que eras bruja y atravesabas tu piel con una aguja,
tal vez de ahí niego el dolor del cuerpo,
tal vez de ti aprendí a menguar el dolor del alma,
y con calma, te diré que así te escribo.
tu lucha era la lucha por no dejarnos,
cuando me cuidabas en adicción,
cuando te fuiste sé que por mi te fuiste en calma,
por ese día sol por ese día.
te diré que tiro sorbos a la tierra,
que me gustaría comprarte un buen rompope,
un poco de anís para la tierra,
y decir como en esos tiempos pa' los de abajo,
te quiero soledad abuela.
tal vez el estigma de tu nombre me alcanza un poco,
y sabe de cierto que nunca más desierto,
no en mi pecho pese a todo,
aún sueño con recuerdos que no suceden,
y extraño llorar entre tus brazos,
hoy que es tarde y tengo miedo,
quisiera ser niño de nuevo,
pelear con los primos,
quererte otro poco.
por hoy que es otro hoy entre la niebla,
que soy un hombre o al menos ya no un niño,
quiero que sepas que te extraño,
aún cuando en los truenos me oculto en las cobijas,
hoy por hoy es recordarte
y no sé, porque no lo sé
pero quizá volvamos a reunirnos,
tomarnos un café
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