lunes, 24 de febrero de 2014

crónica- test B



Después de tres horas dormido, siento un golpe, mi hermano dice, ya son las ocho, con  una patada al sillón,  me viene recibiendo este día, sillón al que no sé como llegué, en el lugar común de haber dormido diez horas en los últimos tres días, el despertar abrupto me jode, me taladra, dejar la búsqueda de la ballena blanca en el bosque me frustra.


 Veo en su rostro el coraje de hacerme un favor, que le pidió mi madre, acompañado de las primeras líneas que escucho solo puedo replicar "No me vuelvas a patear pendejo".

Me cuesta incorporarme, siento como el no-cuerpo lucha por levantarse, como si estuviera unido a mi solo por pegamento en las yemas de los dedos, lucha inútil, cinco minutos intenta jalar a esa materia que apenas respira, con una fosa nasal tapada por dormir con la espalda desnuda.

al fin me incorporo, ya siendo uno, busco los cigarros solo para notar que acabé con la cajetilla, en algún punto previo al amanecer. mejor, mi garganta me duele, al igual que la cabeza, tengo los ojos hipersensibles, no podría imaginar mayor dolor en ellos que el de un búho después de un flashazo.


Busco mi taza, la inundo de café que salpica el piso, me siento torpe, el equilibrio debe ser algo similar a un péndulo, recuerdo de talí que me decía, "enfoca un punto"  así que intento enfocar la misma taza, para descubrir una nata atípica en un vaso limpio.







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