toda mi vida se ha entramado con el humo, recuerdo el sabor asqueroso que tiene un cigarro bajo la cama a los seis años, lo único que me gustó fue la sensación de transgredir las normas, creo que mis padres no lo percibieron, y si así fue no creo que se sintieran con la congruencia de castigarme.
"todos los caminos son de humo"
me escribió el señor del Alba atroz.
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