seamos honestos:
no hay silencio,
se escucha siempre el palpitar
incluso antes de caer al vacío,
el problema vamos,
no es eso, el mutis previo
a chocar estrepitosamente al piso,
es quedar ciego
llanamente,
peor que ser encantado
por una sirena
es escuchar su silencio.
y si hay algo peor
que el silencio de las sirenas
es ser petrificado ante medusa,
ese arquetípo de mujer.
pero hay menos que palabras,
ante tal belleza
que desconcierta
al infinito.
hay una suerte
en ir a naxos,
y ser olvidado
olvidar
sin verdadera crueldad,
hay una suerte de teseo
(y de deseo)
en dejar-se caer sin rencor.
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