lunes, 2 de noviembre de 2015

Ven ruben es día de muertos



extrañarte es la promesa que te veré de nuevo,
te busco sigiloso,
 apunto mi cámara cual si volverás a aparecer,
pero no,
no te veo cuando la empuño
y sin embargo estas en todos lados,
mirando.

me he descubierto con el café pensándo,
llorando,
quererte es promesa de un encuentro,
en éste u otros mundos,
hoy que te escribo a ti de entre todos mis muertos,
entre todas las penas y alegrías,
las habladurías,
que me ciegan en rabia,
que la labia que venden por oro,
que se entintan con sangre,
con la que me empaña cada gota,
de dolor como tierra craquelada.

tu muerte fue más que una muerte,
fue atentado a la idea de justicia,
tu suerte fue,
que te encontraran con la verdad en los ojos,
míranos,
recogiendo despojos de letras para amarte éste día de muertos.


con las venas de la frente te lloro,
 a cada paso te lloro,
y trato de reír cada los día,
aunque no puedo evitar sangrar todas  noches,
porque tu no merecías así la muerte,
idiotas asesinos, cómplices silentes,
que justifican elegiste así la suerte,
pero no,
tu suerte es que amabas ésta vida,
tenías ojos tristes y justos en vida,
exiliado de la ciudad de la niebla,
también hallé en tu sangre mi muerte.

el mundo,
 parece detenerse cuando recojo tus pasos,
en la ciudad de pasajeros,
te veo en dónde pasamos,
hurgamos,
cada segundo un adiós,
a las que por hoy son dolorosas bienvenidas,
a recuerdos de temple y heridas,
siento el dolor del amor en que te miraba,
con el que te recordará mucha gente,
con tanta vida,
admiración inclemente.

eras más que un buen hombre,
de esos que se forjan casi solos,
de naturaleza solidaria,
de vida precaria,
no trabajaste para vivir,
vivías para trabajar frente en alto,
puño arriba y no caigo,
me dijiste que mi andar es digno y que no claudicase,
cuando muchos me cerraron las puertas,
estabas ahí,
paternal,
experimentado,
hermano querido,
amado,
no te vayas que es dos de noviembre,
es el día de muertos y te preparé un cafecito,
ven,
regresa bonito,
hermanito,
que no sabes que hermosa se ve la noche
aunque no se asome la luna,
te quiero ruben no te vayas,
te extrañan tu madre y hermana,
más de un centenar de tus mejores amigos,
con la sensación extraña de querer ser guadaña,
para caer sobre los que son tus verdugos.

no te vayas hermanito,
aún no acaba la noche,
es día de muertos y aquí te quiero,
bebiendo la taza de café que preparé a tu gusto,
te quiero ruben no te vayas,
aún falta un poco para que sea tu cumpleaños
y no quiero dejar de buscarte en las calles,
no quiero amarte así,
no puedo.



viernes, 30 de octubre de 2015

petit morte



vis a vis me hallé a la muerte,
catrinas dulces,
de humeras quimeras,
decirte que he visto a la muerte,
la muerte chiquita varias veces,
que la enamoré
...
..
.

que llegaré y ya no importa tanto,
que he vivido
y que ya nadie podrá negarlo.
ni cegarlo.

muerte chiquita,
dos trompos frente a mi,
mi auto en zigzag casi te lleva.

una bala que no entro en mi,
si me voy te vas conmigo,
era la premisa.

un cuchillo blando besándome tres veces,
indómitas escaleras que no llevaban hacia le cielo,
pero a cien metros la muerte era segura,
cincuenta y cinco pastillas veinticuatro de diciembre,
tres días en coma y joder que sigo vivo,
vis a vis me he encontrado a la pequeña muerte,
cuando pretendía prensarme ese idiota conductor.
por menores no menos dignos son algunos encuentros,
cinco granderos que venían encima,
los que me seguían cuando estaba en periodismo,
los que me seguirán cuando regrese.


por alzar la voz,
no cegar mis ojos,
por tener mucho que perder me he vuelto un enemigo digno,
por correr veloz de haber sido un suicida,
por odiar la vida,
por odiar mi suerte,
a estas alturas no me considero muy valiente,
entre las viejas y más nuevas historias añadidas,
por ser ateo y saber que no hay más nada que éste cuerpo,
por eso soy un hombre peligroso que ama la vida,
por poco tengo fuerza lobo y oso en cada brazo,
decían que yo era la moneda de la suerte,
ese día la camioneta volcó,
yo no alcancé a llegar temprano.

a varios los reclutaron,
los balearon,
desparecieron con sus nombres,
yo te lo digo que corrí,
corrí con suerte.




Autorretrato



he tenido el silencio como aliado
y agradecer a la vida se volvió costumbre,
habito el silencio de alumbre que escapa cuando escampa,
sé inmolar los lutos desde la podredumbre del alma,
abdicar a los placeres y delicias asesinas,
y durante el alba dedicarme,
a preparar café,
a los silencios solitarios.

tengo poca tolerancia a las multitudes
y los desvelos me van jodiendo más,
prefiero un tarde de vals con bashir,
a las noches de baile,
soy estridente desde el silencio
 llamativo de la ubicuidad,
guardar
y aguardas los segundos.

me hice presente del presente,
ausente,
parte y juez,
vis a vis.
me encerré frente al espejo-estalactita apuntando
con mi pecho al cielo.

he sido anacoreta de ciudad,
anarcoreta de la letra y arrabal,
fotógrafo de los malos,
sistemático con cada virtud un vicio,
quiero fumar otro poco antes de que amanezca,
y soy que sigo siendo un caos,
ciudadano de la incertidumbre,
habitante y pasajero de ciudad,
paraje de la soledad.


alquímicas quimeras de la ubicuidad,
sucubos de estatua de sal,
no mires atrás.




4:22





tu piel es el cedro,
 suave y frágil del tiempo,
mi tacto hiedra de durazno,
tus piernas de liana,
mi pecho desierto.

tu sonrisa se acumula,
con la mala costumbre de llegar tarde,
tu olor narcótico,
yo,
disléxico,
madre selva entre los ríos
 yo,
anacoreta anarcoreta.

quiero recibir entre tacto del silencio,
las nubes lluvia de mañana,
quiero leerte entre líneas perfectas de tu cruel imperfecto,
amanecer en calma,
aparecer fantasma.
algodón,
azúcar amargo,
silencio de malva,
silvestre,
caja de pandora.











lunes, 26 de octubre de 2015

café para dos



no  pediste que me quedara,
me enseñaste algo a cambio,
 que me voy antes              
                              de mi cuerpo
                            que
                                                  a otro
                         sitio.         

siempre he sido el de los pies inquietos,
el de los tic nerviosos,
el que ve con ojos de pacheco,
que se dopa con el olor del cuello,
el que se asusta,
el que te cansa,
por hoy,
el que se monea con tu ropa cuando me cansa,
que no tenga tu cuello a la mano,
he sido:
el que se ausenta,
que se proyecta,
el que se viaja,      
                  súbitamente,
el que siente,
el que se pasma.



pero:

no me pediste que me quedara,
 me hiciste notar que ya me estaba yendo,
mi cuerpo te regaló secretos,
no sé bien que es lo que leíste.

exploraste mi espalda como se explora tierra desconocida,
no sé que brújula tomaste,
pero no te quedaste con la impresión
- siniestra -
del encanto.

te sentí dentro de mi,
no pude escapar como de cualquier día,
me molesta darme cuenta,
de mi ausencia-cortesía.

huía de no besarte,
la ironía es cálida si piensas,
que te tengo en el silencio,
en la espera
en la poesía.








domingo, 25 de octubre de 2015

Catarsis



Alejandra Melgoza





















Diana



Alejandro Figueroa



"grillo"

café



hace una hora duermes en mi cama
y te escribo éstos versos para que no abras los ojos,
no sé como despertarte corazón,
no quiero despertarte.

decirte,
que debo acomodar la cámara en el cinto,
e ir volando,
 como ayer que le hicimos el amor a la vida
y hoy que le haremos el amor a la suerte.

voy a prepararte el café corazón,
voy a preparar un poquito,
te quiero servir en mi taza,
 la que tiene mi nombre,
quiero quererte otro rato corazón,
otro ratito.

en unos minutos te despertaré con el café

miércoles, 21 de octubre de 2015

Mariem




próximamente

















acariciar tu voz



he sentido ese ímpetu en el centro del vientre,
de caer a un pozo,
del vértigo a la muerte,
de caer al sueño de mortaja,
guadaña que ese día me debías caer,
viene viento,
viene luna,
viene el llanto involuntario en ésta noche,
viene el silencio pariendo serpientes,
el ruido estertor entre dientes,
viene libertad bañada en sangre,
viene estertor de tu nombre,
viene la noche,
para mi,
que me queda más de un amanecer.

he visto correr al tiempo,
con tanto ímpetu,
le he visto caminar,
parar,
caer.

y con nebulosas en los ojos
he visto:
 siniestra a la vida,
he visto cariñosa a la muerte,
he visto al tiempo detenerse,
con cada día se me llega el renacer,
he podido,
darle magia a muy pocos segundos,
observar constelaciones
y en cada sueño perecer,
el parpadear del universo.



he visto a la vida siempre,
como he visto a todas las personas,
con esa amorosa carencia de sentido,
también la he visto realizarse por segundos,
con una curiosidad que me mantiene altivo,
aquí vine sabiendo que ya estaba llegando de estar muerto,
sin jamás haber nacido,
solo queda la dignidad de atravesarla,
con la frente en muy pinche alto,
con el pecho determinado a hacerse añicos,
porque aquí yo vine a no doblarme,
derrapando para aquí aprender.


no tengo ganas de darle tiempo al llanto,
definitivo que mis pasos van sin rumbo,
es precisamente por lo que no he dejado de correr,
mientras mis piernas me aguanten,
para no dejar a la muerte que me alcance,
es irónico que  perderé toda la memoria,
lo preveo,
sin lamento,
porque sé,
que ya he vivido,
y solo sé,
que nadie jamás me lo arrebata.

he visto días desaparecer del calendario,
he tenido ausencias por demás mortales,
mortíferas,
he tenido por presencia a mis ausentes,
no me arrepiento de tener esa ventaja,
de que me escuchen en la fatalidad de su silencio.

viene la luna de muertos,
esperanza empática de los mortales,
viene el viento del silencio,
viene vela, viene llanto,
viene canto,
luz de día,
viene el día de cada día que es renacer.


re cordis

 Tuve miedo, justo como debía ser, justo cómo se antepone ante todas las decisiones importantes te digo, pero también había mucho amor en la...