viernes, 30 de octubre de 2015

Autorretrato



he tenido el silencio como aliado
y agradecer a la vida se volvió costumbre,
habito el silencio de alumbre que escapa cuando escampa,
sé inmolar los lutos desde la podredumbre del alma,
abdicar a los placeres y delicias asesinas,
y durante el alba dedicarme,
a preparar café,
a los silencios solitarios.

tengo poca tolerancia a las multitudes
y los desvelos me van jodiendo más,
prefiero un tarde de vals con bashir,
a las noches de baile,
soy estridente desde el silencio
 llamativo de la ubicuidad,
guardar
y aguardas los segundos.

me hice presente del presente,
ausente,
parte y juez,
vis a vis.
me encerré frente al espejo-estalactita apuntando
con mi pecho al cielo.

he sido anacoreta de ciudad,
anarcoreta de la letra y arrabal,
fotógrafo de los malos,
sistemático con cada virtud un vicio,
quiero fumar otro poco antes de que amanezca,
y soy que sigo siendo un caos,
ciudadano de la incertidumbre,
habitante y pasajero de ciudad,
paraje de la soledad.


alquímicas quimeras de la ubicuidad,
sucubos de estatua de sal,
no mires atrás.




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