miércoles, 21 de octubre de 2015

acariciar tu voz



he sentido ese ímpetu en el centro del vientre,
de caer a un pozo,
del vértigo a la muerte,
de caer al sueño de mortaja,
guadaña que ese día me debías caer,
viene viento,
viene luna,
viene el llanto involuntario en ésta noche,
viene el silencio pariendo serpientes,
el ruido estertor entre dientes,
viene libertad bañada en sangre,
viene estertor de tu nombre,
viene la noche,
para mi,
que me queda más de un amanecer.

he visto correr al tiempo,
con tanto ímpetu,
le he visto caminar,
parar,
caer.

y con nebulosas en los ojos
he visto:
 siniestra a la vida,
he visto cariñosa a la muerte,
he visto al tiempo detenerse,
con cada día se me llega el renacer,
he podido,
darle magia a muy pocos segundos,
observar constelaciones
y en cada sueño perecer,
el parpadear del universo.



he visto a la vida siempre,
como he visto a todas las personas,
con esa amorosa carencia de sentido,
también la he visto realizarse por segundos,
con una curiosidad que me mantiene altivo,
aquí vine sabiendo que ya estaba llegando de estar muerto,
sin jamás haber nacido,
solo queda la dignidad de atravesarla,
con la frente en muy pinche alto,
con el pecho determinado a hacerse añicos,
porque aquí yo vine a no doblarme,
derrapando para aquí aprender.


no tengo ganas de darle tiempo al llanto,
definitivo que mis pasos van sin rumbo,
es precisamente por lo que no he dejado de correr,
mientras mis piernas me aguanten,
para no dejar a la muerte que me alcance,
es irónico que  perderé toda la memoria,
lo preveo,
sin lamento,
porque sé,
que ya he vivido,
y solo sé,
que nadie jamás me lo arrebata.

he visto días desaparecer del calendario,
he tenido ausencias por demás mortales,
mortíferas,
he tenido por presencia a mis ausentes,
no me arrepiento de tener esa ventaja,
de que me escuchen en la fatalidad de su silencio.

viene la luna de muertos,
esperanza empática de los mortales,
viene el viento del silencio,
viene vela, viene llanto,
viene canto,
luz de día,
viene el día de cada día que es renacer.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

 me enamoré del río y de la calma, del sudor fresco que destilan mis albañiles, del café, de la fruta, de mis hijos. me enamoré de éstas roc...