domingo, 28 de junio de 2015

9.6 rodríguez

Podías ver en sus ojos el desierto,
la infinidad de granos que colmaron su tristeza,
podías ver la desolación,
los espejismos,
podías ver,
transparente,
como deambulaba borracho en la cabaña.
De él aprendí a beber agua del río,
escuchando Real de catorce,
de él aprendí a invitarle un café a todos mis demonios,
escucharlos hasta el cansancio y agobio,
pues ellos se cansaron,
dejé de temerle a las voces.


Él me conoció desnudo tomándome fotos estenopeicas  en la facultad.


tenía una rasta,
un post hippie,
no sé como aprendí a amarlo,
como se ama a los amigos,
un día le presenté al niño gusano,
hablaron de sparklehorse,
de todo lo trascendente,
de grupos tan indie que ellos mismos no supieron que existían.

Él siempre fue el más listo en mis hermanos,
para su propia desgracia,
a veces parece que la inteligencia va en contra de la felicidad,
me prometí dejarle a salvo,
así como él me salva ahora en su ausencia,
saber que uno puede tener amigos,
tan distantes pero fieles,
que se aprende a ser igual.

de los seres más solitarios aprendí la más dulce amistad.



horizontes


Su cráneo era una lata de ceniza,
escupía verdades absolutas y se carcajeaba del mundo,
solo yo entendí su dolor.

Le vendieron cara la idea de un nuevo mundo,
pero siempre quedan cabos sueltos en la tierra del marino,
le prometieron la tierra, fama, la riqueza,
perdió,
todo.

 Pues el ego de un hombre es  mayor que su talento,
ahí es cuando todo se arruina,
muertos deambulando sin saber que mueren,
vivos deshaciéndose a morir.
El no sabe del silencio,
en el principio era el caos,
en el continumm no hubo paz.

si eres hábil no le harás caso a los marinos,
pero entenderás aun juzgando.
Su cráneo era una lata de ceniza,
no supo apagar el fuego a tiempo.

será que los amigo se vuelven náufragos,
pocos permanecen en la isla,
sálvese quien pueda, gritaron altamar,
lo que no sabían es que si viajas al éste llegarás oeste,
que llegas al sur partiendo del norte,
que llegas al norte partiendo del sur.

Se aprende gana y pierde,
pero solo él supo decirlo,
de forma,
tan
exquisita.

“estás tan empecinado viendo el horizonte,
que no miras lo que estas a punto de pisar”

Él era una lata de ceniza,
porque supo como pocos,
inmolar la vida.

Plino Poisot




























 con el tiempo la vida no se vuelve de uno, uno se devuelve a la vida a dar un poco de lo que recibe, y en ese afán de gratitud, uno se hace...