domingo, 28 de junio de 2015

9.6 rodríguez

Podías ver en sus ojos el desierto,
la infinidad de granos que colmaron su tristeza,
podías ver la desolación,
los espejismos,
podías ver,
transparente,
como deambulaba borracho en la cabaña.
De él aprendí a beber agua del río,
escuchando Real de catorce,
de él aprendí a invitarle un café a todos mis demonios,
escucharlos hasta el cansancio y agobio,
pues ellos se cansaron,
dejé de temerle a las voces.


Él me conoció desnudo tomándome fotos estenopeicas  en la facultad.


tenía una rasta,
un post hippie,
no sé como aprendí a amarlo,
como se ama a los amigos,
un día le presenté al niño gusano,
hablaron de sparklehorse,
de todo lo trascendente,
de grupos tan indie que ellos mismos no supieron que existían.

Él siempre fue el más listo en mis hermanos,
para su propia desgracia,
a veces parece que la inteligencia va en contra de la felicidad,
me prometí dejarle a salvo,
así como él me salva ahora en su ausencia,
saber que uno puede tener amigos,
tan distantes pero fieles,
que se aprende a ser igual.

de los seres más solitarios aprendí la más dulce amistad.



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