Y es que tiene razón, escucho las palabras de mi padrino, sé que tiene razón, de esto depende mi vida, y mi calidad de esta.
Dos horas de sueño, las pesadillas no se hacen esperar, prefiero no recordar, sonámbulo, la ventaja de tener cable se nota en esta nueva etapa de insomnio, menos infomerciales, casi las mismas porquerías, hallo recuerdos, “un buen año”, “perdona mis labios que encuentran placer en los lugares más inusuales”.
Hago una oración, medito, o lo intento, termino mi último cigarro, tomo agua, doy vueltas en la cama, tal vez el problema sea ésta, me voy al sillón, me recorro a otro, “esto ya no es vida”, en voz alta lo digo, la ansiedad cesa casi con el amanecer.
Los ecos del día anterior, el umbral matutino, el umbral de dolor se achica, hago una llamada telefónica, siete treinta y cinco, no no voy a hacer el trabajo hoy, es que… si claro, mañana iré, no se preocupe, sin falta hare las pruebas prudentes para que salga de la mejor manera, si señora, no señora, no, no le quedaré mal. Como si tomar fotos de “pastel” requiriera gran conocimiento, si tuviera un hermano pequeño, el cual me habría gustado tener, lo mando con todo automático y santo flashazo, voila, pero bueno, nada se puede hacer en estos casos más que escuchar lo de siempre, no, no quedaran oscuras, mire que linda se ve en esta, la otra? Si, perfecto. La remuneración monetaria que habrá no logra cubrir la apatía. Tomo el jugo de naranja que me hace mi madre desde que recuerdo, ese mismo que me hace querer morir a los diez minutos por mi gastritis que tengo casi igual desde que recuerdo.
Enciendo el motor, y ando rumbo al grupo, no me hallo, corro, la clase es a las once, diez para las nueve estoy en la escuela un par de mensajes sin contestación, tomo yogurt maldita gastritis, no, no tomare café hoy, en la cafetería pido unas enfrijoladas, ¿que? solo enmoladas, el dilema del día, cigarros o comida, el hambre me puede más, en una mesa cocacolera desayuno, lo más lento posible, el celular marca las diez quince, me impaciento, el tiempo anda a pasos pequeños y de manera torpe, una clase menos, no asistiré, regreso a casa me recuesto aun así no puedo dormir…
¿Fer? Si acabo de recibir tu mensaje, voy para allá.
El está terminando de comer, yo empiezo a tener hambre…
Son las once, de la noche, regreso de Coatepec, algo insiste en ser expelido de mis ojos, un tipo atrás me avienta el coche/ tranquilo güey, ya pégate al grupo, visitas de doctor…/ no pretendo sentir el llanto, acelero, prefiero adrenalina, me sé la carretera, una x trail/ la vas a cagar eka, y no quiero verte aplastado tres meses/ está en desventaja, tiene muy buena aceleración, pero es automática en las curvas me lo chingo/ yo he pasado pero eso/ lo traigo muy cerca, aflora un poco la psicosis, lo freno y agarro bien las curvas, no es tan malo el tipo, el tablero del carro no sirve el tacómetro bota la luz a 100km/h en cuarta, ya necesita balanceo, a ciento veinte vibra, así que calculo en la recta 140 / y cosas peores, no es sano, por eso me regresé de canada…/ me alcanza en el primer semáforo de presidentes, se cambia de carril, al intentar regresar al mío freno y se atora, el que viene atrás de mi no lo deja hacer el cambio de carril, bueno lo libre por unos segundos,/ y qué crees que es la primera visita que le hace, lo miro con ojos de “¿crees que aun me chupo el dedo?/ rebaso de un carril a otro, casi con calzador a veces entre uno y otro auto, viajar solo es grato/ vente güey vamos a tomarnos un café/ me despido amablemente, de la x trail con un movimiento de mano en plural, cinco dedos, agitándose de un lado a otro, con la palma abierta, al contrario de el tipo de la camioneta se despide en singular un solo dedo, el de en medio para variar, tomo la desviación de presidentes hacia 20 de noviembre./ en caso de que no sea cierto ya no es sano, aun así hay pedos cálmate, ¿hablamos mañana? Gracias profe.