Jamás sentí tan dulcemente roto el pecho
y solo queda agradecer,
por las noches y la compañía,
por la claridad y por el cuerpo,
agradecer el anhelo,
agradecer al deseo,
por la sinceridad,
por el cuidado,
por el cariño,
por el nudo desnudo de mostrarme sin piel,
por la honestidad,
la disparidad,
por el cariño mutuo que no se conjuga en un nosotros,
por la templaza y la credulidad,
por la calidez,
gracias a las noches compañeras y a la escucha,
por la espasmódica verdad en que no soy lo que tu buscas,
por saber que poco busco
que poco ofrezco en ésta villa llena de pasado,
tan carente de futuro,
tan colmada de presente.
Gracias a la gracia que te colma,
al camino,
al andar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario