martes, 2 de febrero de 2021

Calma

 la prisión de la prisa impresion


vivir a prisa 

Nací sin prisa, demoré dos días más de lo pensado,


la prisión de la prisa impresiona, vivir rápido, vivirlo todo, pero resulta que el todo que me enseñaron a creer que era el todo, solo era la pieza de otro sueño, del de alguien más, que cumple su sueño al buscar mi prisa. Compra, produce, crea, consume eso que te enseñan te hará feliz, pero que engrosa los bolsillos de alguien, que lucra, con tu prisa por vivir. me adoctrinaron a vivir a prisa, porque me vendieron la idea que la vida es corta, breve que si no logras plasmar tu nombre inmortal en una placa, en una fotografía en un muro conmemorativo, en un libro, entonces tu existencia efímera no habrá tenido sentido, pero no... yo no quiero eso. 

Me enseñaron a correr, a la escuela para llegar cinco minutos antes, a cumplir las ideas de otros, pero, cuando se ausentó por siempre mi padre y no tuve de quién cumplir expectativas indulgentes e imbuidas, me quedé en un vacío, al no saber a quién perteneces o adónde llenar el hueco que depositan en ti. es difícil, porque el hueco no es su ausencia, el hueco en su figura de éste plano entra una dosis de desconcierto y quizá al no saber dónde depositar eso que faltaba, inició en mi la sobredosis de rebeldía.

te enseñan lo que debes ser, te instruyen, te obligan, adoctrinan, a cumplir sueños ajenos en lapsos imposibles, la prisa te digo, por ser y hacer para cumplir la realización la búsqueda de lo que te imponen es ser feliz. la imposición grande que roba lo cotidiano, el abrazo, la caricia, porque en el fondo eso que es cotidiano es lo que nos roban, esos cinco minutos de eternidad en que somos plenos, y quizá si, felices.

 Pero no, eso no debe ser, la caricia no cabe en el mundo de la prisa, del llegar más lejos que otros, que otras, de llegar antes y cumplir, eso que te hará feliz. He tenido ciertos logros, en su momento pensé que sacrificio era eso, cambiar la caricia y los cinco minutos en la comida que me podía dar, por mandar antes el periódico o llegar puntual a la oficina para evitar un retardo. Imponernos un ritmo, que jodido, competir, por lograr algo que es intangible, ser mejor... pero, ¿qué es ser mejor en ésta dinámica de  lo cotidiano? por éste día no me importa llegar al barrio con un mejor auto o un mejor estéreo, como le sucedió a algún vecinos que encontraron en esa prisa enlistarse en la maña y conseguir a cambio de esa brevedad el espacio de gloria. He tenido logros te digo, y podría enlistarlos, en un par de becas, algún premio... lo curioso, es en esa realización individual el descubrimiento, todo lo que se perdió, esos cinco minutos de caricia, de sobremesa, por llegar a esa supuesta cúspide de felicidad, pero yo solo encontré un vacío, que estaba en mi, en mi pecho en eso que me dijeron era ser feliz, pero para mi no lo era, porque no importa cuanto logres si el hueco es llenar expectativas ajenas, siempre faltará algo, una cúspide más alta.


Y quizá es porque a la vida llegué dos días tarde,  de lo programado. pero aprendí a prisa a andar de prisa, a competir, a saber en qué no podía competir aunque eso significase no estar en los sueños que se tienen de mi. la maquinaria me robó cinco minutos, en cada comida, en cada sobremesa, porque me dijeron que la felicidad estaba en otra parte, en un título o en los ojos de los demás, pero sobre todo en el sitio siempre en el que  aún no había llegado, ni llegaré

y los perdices son nada cuando te das cuenta que no tuve la paciencia para estar, con mi hijo, con mis  ex parejas, para lograr esa realización individual, porque pensé que el reconocimiento era más importante que cualquier sonrisa, o caricia, o que cualquier cinco minutos de sobremesa, todo es aprendizaje, y hoy no tengo prisa, de aguantar la risa, para vernos como espejo dar calma al alma, porque la prisa de la impresión te impresiona. 

hoy me fumo un tabaco a esos cinco minutos perdidos, en que se me ha ido la vida, buscando cumplir la imposición de ser de un ser que no existe, porque eso que proyecto está solo en mi, y en esa prisa, a mi, solo me debo calma.





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