domingo, 20 de octubre de 2019

leyendas de fantasmas



he encontrado en la voz de mis abuelos mi voz,
en sus ojos mi risa,
en mi risa su llanto,
en el canto de cada vertiginosa arruga de sus manos,
la conjunción ciento veinte de los sexos,
y quizá más


tengo la duda de los rostros,
de como atravesar el mar.,
del saber o no saber amar,
lo veo en sus sombras,
del kamikaze,
del méndigo,
del cobarde,
del que viajó rostro negro sobre el lomo de los trenes
y más,
el que abrió caminos,
de aquél que perdí hasta las letras del río,
por no sabernos dar un nombre.

y quizá,
en cada pliegue de mis dudas,
tengo más respuestas de mi piel,
por que soy en cada yo uno de ellos.


me descubrí creando leyendas de fantasmas,
enmascarando en cada greca de mis ojos
los ojos de un extraño, que amo por ser parte mía.


reivindico el abandono,
a la vida y la muerte,
en escrutinio de mi mente lo que fueron y serán,


y quizá,
seguimos siendo nadie,
pero seguimos siendo todos,
en éste cuerpo que me habita,
para entregarte la vida,
los que somos en mi,
un mar de rostros
y rastros,

por hoy mañana te veo para decir te quiero,
hija mar,
viento,
río y arroyo,












lunes, 7 de octubre de 2019

cadáver de octubre, después de leer blanco, de Octavio Paz





con la inmensidad del mar,
con la calma del desierto.
con la intensidad del viento



en el acecho,
vil y mentiroso de la soledad
y su crueldad acompasada



 habitante pasajero,

etéreo,
 homogéneo,
 fugaz,
volátil,
 tiempo.


me aparto entre los muslos inquietos,

                                                             juego a las escondidas con la vida,


he vivido y he corrido,
como desesperado al precipicio,
que he volado, que he querido,
 he amado y me han amado,



supe que para volar había que  caer,
más de una vez
  más de cien veces,
más de eso me he levantado,



 con en el arrojo,
en el ímpetu,
en el viento.

en la fraternidad.




ésta, no es la habitual soledad que amo tanto,

una sórdida sensación de ausencia entre mi vientre,



se me acelera el pulso,
y pierdo el impulso,



es la agonía del esternón,


                                                                      Ando que busco,
no me encuentro
y mi cuerpo está cansado,
con un candado colgado en el esternón.



 en cada viaje al sur me lleva el norte,
el planeta es una esfera,
en donde los extremos se tocan.

y decidí dejar los labios intactos,
de carmín intacto,
sin tacto



ahora siento culpa de estar vivo,
yo que tengo mañana un renacer
y una noche con estrellas,
yo,
.yo, que puedo despegar de las cobijas,
yo,
en que digo que por hoy me sigo vivo,

miércoles, 2 de octubre de 2019

tenue tratado sobre el miedo




"algunas veces siento que no sientes miedo"
me dijo Raúl una noche
y quedó asestado en mi
por sentirme el niño del cuento,
de ser el príncipe caballero
que vence al dragón,
que vence a la muerte,
pero que en cada noche,
 le teme a su sombra,
a sus propios demonios,
y estupefacto,
queda fascinado, 
cómplice,
igualado a su verdugo.



entendí que le debía poesía a la muerte,
para darle un sentido, 
su dirección, 
un camino,
y para hacerla entendible,
palpable,
amable,
la enamoré
y hoy mis ojos deslumbrados miran su belleza.


en la búsqueda el temple,
de solo gobernarme a mi mismo,
de no colonizar otro abismo,
de compartir.

porque bebí,
 para entrar en euforia,
para perder el control,
 enfrentar los demonios,
en ese entender complaciente,
pastas y coca,
peleas
y suerte.



pero por desgracia,
la suerte se hizo costumbre,
y la costumbre experiencia,
y aprendí a dominar ese miedo,
porque no siento miedo,
 yo soy el miedo encarnado.

y se siente pesada la vida,
por cruzarla de frente,
¿qué causa mi furia de asombro?
mi desatar de esperanza,
a ultranza,
de resistencia.

 por desgracia
la muerte se hizo costumbre,
y la costumbre experiencia,
aprendí a confiarme del miedo,
para poder amar al amado
mantener salvaguarda.

y  por eso me gané a mis amigos,
por mi cuidarlos un poco,
por mi lealtad decisiva,
incisiva,
por mi carencia afectiva,
y me gané a pulso varias zancadillas,
también una porción de respetos,
por quitar a golpes los puños,
por hablar claro,
cuando necesito hacerlo
 también por cuidar en concreto,
en contra de mi,
a pesar de mi,
cuando de eso se trata,
descubrí que soy el miedo encarnado.

he perdido a tantos y tanto,
por no saber expresarme en palabras,
por petrificarme,
como medusa,
al verlos morir,
al verlos callar,
al verlos partir,



he perdido chances,
por no saber explorar la palabra,
por justificar,
ideológicamente
mi empatía.

ésto no es más que un mapa,
para encontrarme a mi mismo,
un ideograma,
un idem del alma,
si bien sé y saben que los cuido,
también sé y me saben,
me cuidan.


y sucede.
que la vida me pesa,
de la buena y mala fortuna,
el que no aprendió a llorar.

entendí,
que en mi búsqueda de muerte se me hizo la vida,
y que la vida me pasa triunfante,
porque nací estando muerto,
 me sigo aferrando a la vida,
por tener la risa de instinto.







boceto sobre el miedo No. 1






soy el miedo encarnado,
hambre de miserias,
llanto impotente.


mi ejemplo no es vida,
es la búsqueda de muerte,
en la paradoja irresuelta sigo andante,
he batallado contra mi mismo,
he fracasado en mi mismo,
buscando un equilibrio.


he liberado mis demonios de pandora
y entre esos males insatisfechos,
entre la pelea diaria a la avaricia,
me he perdido en el deseo de la codicia ,
perdí el rumbo,
caminé sobre la oscuridad sabiendo que soy el miedo encarnado.


contra el tiempo,
aprendí que perdí más al no defender en violencia,
a los que eran violentados,
y me volví juez y verdugo de mi propio amor.


he buscado apuntar mi cámara,
para hallarme en ella,
reflejo tenue,
brisa del mar,
un astronauta a las estrellas,
en un mundo plano.


he buscado respuestas místicas,
en experiencias prácticas,
he caído en silencios forzosos,
en aprendizajes a medias,
he gritado en la pileta de agua,
para ahogar el dolor
he flagelado mi sangre para en descontrol entregarme,
de dulce amargo a mi bella monstruosidad,
he colocado palabras al revés,
y al derecho oprimido de causas justas,
de proteger lo que amo,
a veces desde la palabra.


he hallado en la palabra una tregua,
en los puños justicia,
en no romper el equilibrio del cielo,
en restaurar en mis duelos,
la capacidad solidaria de soportar cariátide,
en el carismático soñar un poco,
en el devolver como una acción las gracias,
he buscado dominarme,
gobernarme,
colonizarme
y descubrí que el sacrificio,
es un medio incorrecto para el fin estoico.


y estoy inscrito,
en pensamientos verticales,
en secretos laterales,
que rondan como manda de lobos a que mi carne se canse,
agitando una antorcha para pelear con miedo,
porque me siento herido,
quijote de demencia sobria,
con la lucidez tenue que la ráfaga le otorga al humo











 con el tiempo la vida no se vuelve de uno, uno se devuelve a la vida a dar un poco de lo que recibe, y en ese afán de gratitud, uno se hace...