domingo, 12 de agosto de 2018

Arrive



la ciudad de México, gran carga de nombre para una ciudad, puedo admirarla desde la ventana de un quinto piso, un consultorio dental, departamentos, casas. el humo sale de mi nariz y nunca había visto tan maravillado un fragmento de mundo.

fui aceptado como becario en un programa en la Ibero, sigo dudoso de si podré con tal paquete, pero es algo que quiero lograr, tengo una mezcla de orgullo y miedo, la ciudad de México, una ventana que me deja ver en la noche de domingo al monstruo a los ojos y los esquivo, solo le veo la boca, maravillado te digo, como el cervatillo que ve fascinado a su predador.

he estado viajando durante varias semanas, xalapa, playa del carmen, acayucan, xalapa, CDMX, xalapa, CDMX al fin, para concretar mi estadía entre viajes y sillones, camas nuevas y asientos de autobús.

He estado en prensa itinerantemente desde hace años ahora tengo la oportunidad de profesionalizar mi labor, y sigo dudosos de si es el camino que quiero. en Xalapa,  Veracruz, en el mundo en general es una labor bastante riesgosa si lo asumes con cierta ética, o antiética si es el caso, pareciese que lo normal es rentar la pluma y los ojos, debo admitirlo a ésta altura quinto piso, que he hallado buenos amigos, los mejores, uno de ellos quien me hospedará éstos meses.

ver a tus amigos morir no es algo que se pueda describir facilmente, y me sigo cuestionando porqué es el camino que me llama, el riesgo en si es un predador al que ves fascinado, pero no es por lo que lo hago, ¿Ego? sé que he llegado a un nivel fotográfico que me satisface, pero no termina de llenarme el no concretar los proyectos.

el primer recuerdo que tengo de ésta ciudad es la entrada al metro supongo San Lázaro, aún no abrían las puertas, con mi madre y hermano llegamos de madrugada, supongo dormí todo el viaje. en ese entonces en Xalapa no había edificios o al menos no que yo recuerde, ninguno como los que me atraparon en ésta ciudad que se hace gris con el smog.

un monstruo que no se apaga, como el escurridizo cigarro que me quema los dedos, que se fuma y esfuma, que termina acribillado en un cenicero.



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