tu consejo es de almohada,
cura de manto para el llanto,
lágrima de ámbar,
que me enseña del amor al placer,
el placer del amor,
a tu regazo continente,
que contiene mi llanto,
y tus senos galaxias,
que detienen mi angustia,
en la noche más lúgubre.
tus senos,
en el éter,
me iluminan,
atónito,
en el vacío que hay al derivar en el universo.
tus brazos,
son un arroyo que vienen de la vía láctea,
mi cuerpo,
imperfecto,
ha descubierto en tus labios,
mis dudas,
respuestas.
ondulaciones,
remolinos,
que enraízan constelares,
en tus ideas,
certeras,
perfectas.
mi mente de embudo,
que no solo destila palabras,
a cuentagotas.
en mis manos tengo las constelaciones,
de recorrerte de memoria,
para que llegues a la cama,
aunque no llegas,
pero en certeza,
te espero en la luz.
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