viernes, 22 de septiembre de 2017



-¿fumas?, y me veo consumiéndome en el humo, en las brasas, me veo con el rabillo del ojo como una colilla, consumiéndose en el cenicero, -no, solo tabaco. respiro hondo poniendo los dedos cruzados tras las nuca. solo se distingue la osa mayor en el cielo, pese a las nubes grises de ciudad, aún hay días de estrellas, y noches.  la osa mayor... parece un sartén. -¿porqué no fumas? 
he lidiado con esa necedad varias veces, y he oscilado en respuestas muy complejas, no gracias, soy adicto. si me pagas los siguientes meses de peda me la juego.  no quiero, soy adicto. -porque no lo necesito.  


un sartén, no le veo forma de osa. vuelvo a verla, curiosa.  me veo consumiéndome en humo, saco la cajetilla.

 en la mesa, en igualdad de condiciones dos ejércitos, nunca me ha gustado ganar, o competir, en el cuarto, giran cuervos con caballos, alfiles, ratas de frack, giran en vertiginosa espiral, estilistas, estatuas, ancianos, giran en sueños los durmientes de la calle, vitrinas, letreros, giran.

-te toca.- tiro al azar, no me gusta competir, he aprendido más de mis derrotas que de las victorias, mis victorias, como mi último tiro han sido azarosas, las que me importan.

un cuarto con elefantes andróginos y huacales con poetas, verticales. 

creo que solo me esfuerzo para ganar cuando el otro es soberbio y déspota.  supongo que eso es a lo que le saben las victorias a los demás, la adrenalina que siente el apostador, la pelea del borracho, el tabaco con coca.











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