sé que puedo morir sin conocer la nieve
y no me molesta,
o ya no me molesta que es distinto.
podré no surcar el cielo como predije,
ni viajar a otro continente,
ni fotografíar un jaguar,
en su dulce selva,
podré dejar descansar a la rosa de los vientos,
y quitarle lo imantado a mi brújula,
pero sigue dando al sur.
sé que puedo,
pero hay algunas cosas que ya no quiero,
y otras que necesito más.
necesito pararme firme
y reconocer un par de atributos que me había negado,
dejar de lastimar con otros,
defectos,
atribuidos.
sé que puedo despedirme de algunas ideas,
pero no de mis ciegos ideales,
románticos,
creo que la horizontalidad es posible,
por el tiempo que pueda durar,
no creo en esa violencia prepotente,
que dejó sumisa a mi vecina,
a la que golpeaba su esposo.
pero si creo que mi puño en la boca,
del señor esposo,
fue un acto de justicia.
creo en la violencia,
como resistencia.
no creo en los que fabrican las leyes,
a su modo,
"el que hace la ley hace la trampa"
sé que puedo morir sin conocer la nieve,
pero no sin la esperanza,
de un optimista informado,
que pretende un mundito mejor,
aunque sea por un segundo,
en que el planeta se pueda detener.
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