lunes, 24 de julio de 2017

Ruben


Ruben:

es importante decir tu nombre, 
porque si bien nos ha enseñado tu vida
 nos sigue enseñando tu muerte,
tu asesinato,
que hemos asumido distinto.

muchos
y los entiendo,
han sucumbido al miedo,
muchos,
no todos,
prefirieron cambiar su vida,
sus costumbres,
su incorruptible compromiso con la verdad,
esa, la incómoda,
la que debe ser vista,
para hacer de éste país un sitio un poco más justo,
y es que no es fácil ver tu muerte con calma,
a casi dos años de ella.


muchos,
no todos,
vendieron sus plumas,
otros,
se aprovecharon de tu muerte,
como si apilar el cadáver tu cadaver,
pudiera llevarlos a ese punto glorioso,
en que la fama y el reconocimiento los pudiera engrandecer,
quizá entiendan que están equivocados,
me cansé de esperar que eso pase,
porque ya no creo en el karma,
acá nos siguen
y nos seguirán matando.


a muchos los ciega el miedo,
a mi me ciega la rabia,
la tristeza,
a mi me ciega el cansancio,
tu sabes que no pedir dinero,
a los funcionarios,
te lleva a pasar un par de hambres y un par de penas,
te lleva a no ser contratado,
te lleva a trabajar el doble,
tu lo sabías cuando debías la renta,
cuando no había suficiente para comer,
pero si bien sabes eso,
también sabes que no todo es dinero,
y quisiera creer en un dios,
o creer que nos volveremos a reunir,
tomemos un café,
para fumar otro cigarro,
y preguntarte si vale la pena,
lo que vale la vida,
aunque yo ya tenga mi respuesta.

tu sabes,
que no vivir del favorcito,
de la cómoda dádiva,
tu sabes,
 que no deberle el alma a nadie cuesta la vida,
lo peor,
aunque pocos lo saben,
es que no es la vida de uno,
o no solo ella,
vivir del favorcito,
del silencio,
te hace cómplice del asesino,
del secuestro,
que vivir silenciado,
te lleva a matar a otros,
lo peor,
 es que pocos lo saben,
si la palabra es una daga,
el silencio es un genocida.

no es fácil asumir tu muerte,
parece que no vender el alma en éste país,
es vivir a contrareloj,
tu digna rebeldía nos ha enseñado mucho
y parece que nos enseña más de la injusticia
que se vive bajo éstas las leyes,
burocráticas,
selectivas,
lentas,
discrminatorias.

cortaron tu cabeza,
con esa vieja costumbre de dar un ejemplo,
a los que seguimos tus preceptos,
éticos,
cuando el compromiso es mostrar verdades incómodas.


balearon tu cuerpo,
lo dejaron ahí,
sin ti,
han silenciado muchas plumas en éstos años,
dime si no les impone tanto tu existencia,
que aún muerto sigues pesando,
tus ojos,
bajo las gafas de mis recuerdos,
y las de mi cámara,
que te admiran aún,
sigues siendo un ejemplo,
muy humano de lo que es
la inmortalidad

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