miércoles, 7 de junio de 2017

estalla



hay tanto silencio,
 en la calle,
en las gotas y su chasquido diagonal,
encuentro silencio.


hay tanto silencio en las voces,
se escucha un murmullo, 
un grito,
una explosión,
atómica,
de silencios.

le he perdido el aprecio a la pluma,
así,

lento


así
como la he querido,
en una volátil caricia suave
 que fulmina.


porque aprendí a ser silente,
con mi palabra de juicio y de guadaña,
que cae
pesada,
cortante,
que horada,
como taladro la tierra fértil
y desangra.


aprendí que mi palabra,
es  metralla,
que desgarra inconstante,
aprendí a dejar de explotar la boca
y murmurar mis gritos.

y me dije que eran verdad esas falacias.

hoy,
es distinto.
aprendí que al ser silente al darme cuenta,
que si las palabras hieren de metralla,
el silencio,
es un lento genocida,

me cuestan la palabra que sale de la boca,
con su intención kamikaze,
suicida,
y con la nicotina,
mi boca estalla.




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