Pasó el tiempo en que creíamos engañar a la muerte,
Llegó el amanecer con otro minuto en silencio,
Creímos que si no decíamos su nombre no vendría,
Y seguimos alumbrando la noche con una vela,
Pero la muerte no se va,
Se siente en casa.
Nos han asesinado de nuevo
Y no sabemos ya contar los nombres,
Es mañana de solsticio,
Que será el día más largo del año.
Míranos,
Tan tristes,
Con la esperanza devuelta a cenizas.
Con la vida hecha trizas,
Por el nombre,
De un nuevo hombre,
Que engrosa las filas de la muerte injusta.
Desde los ventanales se ve correr el mundo,
Ésta vez el tiempo no se ha detenido,
Como cuando asesinaron a rubén,
A Regina,
A Nadia,
A Gregorio,
Como cuando nos han matado en otra carne.
Ya no sabemos contar las lágrimas,
Ya no podemos alzar el rostro,
Mientras tanto,
Los que juzgan,
Siguen utilizando sus tintas para matarnos dos veces,
Para desamparar en silencio,
¿Porqué hay muertos que no hacen ruido llorona?
¿A quién molesta nuestra tinta?
¿A quién nuestros ojos?
¿Porqué el silencio es un arma?
Y acá,
Entre nosotros,
Nos matamos dos veces.
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