viernes, 11 de noviembre de 2016

casi 30




se me ha escapado el tiempo,
así,
despacio.

en el infierno florido de los relojes,
en los fracasos impuestos
y los expuestos,
por las sociedades estrechas
y los frascos abiertos,
que son las venas podridas,
arterias cínicas que bombean a contra voluntad.

más de una vez he querido estar muerto,
más de esas veces he hallado motivos,
para no sucumbir a la desesperanza,
ni la espera fantasma de que algo va a cambiar.



el tiempo,
se ha escurrido,
como el agua en la regadera
y no he llegado a la mitad de adónde he querido ir
y ya siento los pies cansados,
la barbilla colgante,
los muslos flácidos de no ir a prisa.


he ido revisando los fotogramas,
que cuelgan como ropa vieja en un perchero
y veo que no me identifican como yo quisiera,
que en mis identificaciones me desconocen mis rostros,


le he prendido fuego a las utopías,
para que renazcan un poco de ellas,
con un poco de mi con ellas.








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