no les he permitido a las letras gotear desde mis ojos,
desde la muerte y la rabia,
no les he dado cabida a escurrirse del papel,
expresar éste dolor,
tan profundo.
no he querido ponerle nombre al dolor,
decirme de dónde viene,
ni dejarme ver hacía donde va.
he estado alerta por las calles,
camino observando a la gente a prisa,
huyendo del miedo para llegar a dónde les espera,
paciente,
el miedo se ha ido colando,
ahorcando,
ahogando, sutilmente,
se coló con los nombres de miles de muertos.
solo son números,
sin rostro,
sin pasado,
sin futuro,
números.
es cierto, cada día se reduce la posibilidad de seguir vivo,
solo hace respirar para morir un poco,
las cosas pierden sentido,
la vida,
la muerte,
la suerte de seguir vivo.
he perdido el rumbo y ya no soy feliz.
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