hablarte de amor es reducirlo,
a las palabras que puedo pronunciar,
a los silencios que me habitan
que excomulgo,
para hablar de amor
cuando te veo desnuda en la cama.
hablarte de amor es traducir,
a un lenguaje pobre,
carente de sentido,
lo que es,
lo que no es,
lo que somos,
he visto los placeres del alma en tu cuerpo,
en la palabra.
he aprendido de ti más que en cualquier salón de clase,
he entendido más del mundo que en cualquier libro,
he aprendido más de la vida contigo,
de lo que me ha enseñado la muerte.
me devuelves la risa,
como el amanecer,
como a la playa la brisa,
la dualidad del la luna y el sol.
me he colado como el otoño a tus ojos,
te soñé en sangre
y no te veía cruzar la puerta,
las pesadillas y espasmos,
son,
absolutos,
si no estás abrazando la cama.
he sepultado futuros negados,
les he puesto un par de flores,
les he sonreído amablemente,
les recogí un poco de tierra para guardarla en el bolsillo,
me levanté para tomarte la mano y andar.
he crecido con/por/gracias a ti,
lo que muchos años me había negado,
he releído los textos de la memoria,
los he sepultado suavemente,
hemos hecho de un poema cada tacto,
y el acto,
de devolverme esa altiva esperanza,
es tan mérito tuyo como mi risa,
diaria,
sosa,
boba,
esa risa feliz que se asoma,
cuando aún lejos estás a mi lado.
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