miércoles, 13 de julio de 2016

algo también murió



algo de nosotros también murió, 
se craqueló,
 la esperanza,
 la palabra,
la imagen,
 la voz,
a la utopía que exponer otros mundos,
mejorara la vida.

estamos aquí
 tratando
 de reconstruirnos a casi un año de la muerte,
de tu muerte,
de su muerte que es nuestra,
carne propia que duele,
quiero creer que justicia es más que una simple palabra,
que la corrupción del alma se acabará.

la tibia indiferencia y las plumas silentes,
los cómplices condenatorios,
que se venden por oro y espejos,
ellos,
tan ellos,
con su síndrome de Estocolmo.


nadie entiende el temor que aquí se siente,
la paranoia,
la demencia,
el puto miedo,
por la prepotencia de los jueces,
megalómanos al  alba,
de querer vernos perder los estribos,
ante los esbirros que tienen el arma,
que nos pretende silenciar.

que no queremos vender la palabra,
esa vestimenta del alma,
que será lo único que nos llevará
y los ojos que en calma,
aún saben decir ciertas verdades,
nos darán un camino a la pequeña eternidad,
te extrañamos Rubén,
te queremos,
te extrañamos más de cien,
más de mil,
indispensable entre los indispensables,
acá seguirás.


acá todos seguimos llorando,
negando que el miedo nos rompa,
glorificando que la vida se asoma,
para nosotros que cada día tenemos éste renacer.

he visto el cambio en nuestra mirada,
a veces exhaustos,
a ratos rotos,
las ratas abandonand su barco,
ahora velan la corrupción de la terquedad,
asesinos.

pero he visto también,
que habemos quienes debemos a la memoria,
más que a  la vida.



la utopía no es solo un horizonte,
hacemos tanto podemos,
los muertos tienen un nombre,
pero hay que decirlo:
los asesinos también.









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